La declaración final de la cumbre de la OPEP firmada hoy en Venezuela fue más allá del mercado petrolero, pues expresa preocupación por las medidas para combatir el cambio climático y por la situación de los países más pobres.
El documento surgido de la segunda cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 40 años de historia de la institución ratifica el compromiso de los 11 vendedores de crudo con la estabilidad de precios y propone buscar mecanismos de diálogo con los países importadores.
Pero las delegaciones, que celebraron la reunión en medio de las presiones generadas por los elevados precios del crudo, también se concentraron en asuntos que van más allá del comercio petrolero para manifestar sus inquietudes sobre asuntos ambientales y de desarrollo.
"Los países industrializados deberían reconocer que la pobreza humana es la mayor tragedia ambiental de este planeta", dijo la OPEP.
El punto 10 de la Declaración de Caracas expresa la preocupación de la OPEP por las consecuencias del Protocolo de Kyoto, un convenio de la Organización de las Naciones Unidas (onu) que establece la reducción del consumo de combustibles fósiles.
"El problema es de todos, no sólo de los países productores", dijo el anfitrión de la cumbre, el presidente Hugo Chávez, al comentar la Declaración.
El protocolo fue diseñado para combatir el recalentamiento planetario por efecto invernadero, causado, según científicos, por la liberación de gases en de la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo.
La OPEP invocó en su declaración "el principio de responsabilidad común pero diferenciada".
Se trata de una clara referencia a la necesidad de recargar el peso de las medidas ambientales sobre los países que más han contribuido con la emisión de gases invernadero, dado su alto consumo de combustibles.
La declaración demanda explícitamente "aplicar medidas para minimizar los impactos sociales y económicos negativos para naciones dependientes de la producción y exportación de combustibles fósiles".
También sugiere recomendar el uso del petróleo y del gas cuando este tipo de hidrocarburos sirvan para reemplazar a otros con un efecto más pernicioso sobre el ambiente, como el carbón.
El Protocolo de Kyoto fue negociado en el marco de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU, que involucra a unos 160 países. Sin embargo, apenas una veintena de naciones han ratificado ese tratado.
La meta más importante del protocolo es disminuir cinco por ciento respecto de 1990 la emisión de gases invernadero entre 2008 y 2012, lo cual implicaría una fuerte limitación en el aumento de la demanda de petróleo previsto para la próxima década.
Esas restricciones causarían una caída en la demanda de 6,5 millones de barriles diarios en 2010, y podrían causarle a los países de la OPEP una disminución de hasta 23.000 millones de dólares en sus ingresos por exportación, según cálculos de la Secretaría General de la organización.
El presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, consideró que las pérdidas podrían subir a 60.000 millones de dólares en 2030, y urgió a la OPEP a presentarse como un bloque fuerte y unido frente a las negociaciones del protocolo, que se reanudan en noviembre en La Haya.
"El cambio climático nos afecta a todos, y nadie debe dudar que nosotros estamos tan preocupados como los demás", añadió Obasanjo. Otros mandatarios también destacaron que, pese a la preocupación por el Protocolo de Kyoto, a la OPEP le interesa cooperar para preservar el medio ambiente.
En declaraciones informales, los miembros de la OPEP han sugerido aliviar la carga de las restricciones sobre el petróleo y aumentar las del carbón, considerado más contaminante, cuya explotación está subsidiada en numerosos países.
También han destacado la importancia de generar las condiciones para que los países cuyas economías dependen del petróleo diversifiquen su fuente de ingresos.
En cuanto al tema del desarrollo, la OPEP advirtió en su declaración de este jueves que la erradicación de la pobreza debería ser una prioridad mundial, e hizo un llamado a las naciones industrializadas para que participen en ese esfuerzo.
Además, manifestó preocupación por el endeudamiento considerados insostenibles para algunos países.
La organización anunció que, por su parte, seguira actuando para combatir los efectos de la pobreza, y mantendrá en pleno funcionamiento el Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional, que desde su creación en 1976 ha comprometido recursos por 5.600 millones de dólares.
Sin embargo, no se hizo mención a la posibilidad de ampliar esa cooperación de la OPEP con otros países en desarrollo y con organismos internacionales que respaldan a las naciones pobres, que había sido planteada por el anfitrión Hugo Chávez.
Chávez, quien ha propuesto crear un banco de la organización, planteó en diversas oportunidades durante esta cumbre la necesidad de combatir las desigualdades en el mundo. "La OPEP es una institución de lucha por la justicia", aseguró el presidente venezolano. (FIN/IPS/lc/if en ip/00