El asesinato de tres funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la provincia indonesia de Timor Occidental llevó a varios gobernantes a subrayar en la Cumbre del Milenio la necesidad de fortalecer las operaciones de mantenimiento de la paz.
Una turba guiada por milicianos indonesios opuestos a la independencia de Timor Oriental asesinó a los tres funcionarios, informó el miércoles el secretario general del foro mundial, Kofi Annan, en su discurso inaugural de la cumbre, que se realiza en la sede de la ONU en Nueva York y terminará este viernes.
El incidente se produjo en Atambua, una localidad fronteriza con Timor Oriental en la parte indonesia de la isla, donde los asesinados, funcionarios desarmados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) para los Refugiados, trabajaban con timorenses orientales desplazados.
Los atacantes dieron muerte con machetes y garrotes a los operadores del ACNUR, cuyos nombres no se dieron a conocer y que provenían de Croacia, Estados Unidos y Etiopía.
"Esta tragedia subraya una vez más los peligros que enfrentan trabajadores humanitarios desarmados que sirven a las Naciones Unidas en situaciones de conflicto o posteriores a un conflicto", dijo Annan a los más de 150 gobernantes reunidos en la cumbre.
Tras el ataque se decidió trasladar a Timor Oriental a todos los trabajadores humanitarios presentes en la parte indonesia de la isla, y la operación correspondiente concluyó este jueves.
Varios de los oradores se refirieron a ese hecho y lo relacionaron en forma expresa o tácita con el informe a la ONU acerca de operaciones de paz, producido el mes pasado por un grupo de expertos encabezados por Lakdhar Brahimi, subsecretario general del foro mundial.
El grupo pidió que los integrantes de fuerzas de mantenimiento de la paz fueran mejor entrenados y equipados, que se les asignaran mandatos "con el vigor suficiente" para proteger vidas, y que los países miembros de la ONU aumentaran mayores recursos a esas misiones.
"Necesitamos fuerzas compuestas por unidades apropiadas para un mantenimiento de la paz más vigoroso, que puedan desplegarse con mayor rapidez, y no lo que la secretaría general pueda reunir entre países miembros poco dispuestos, como en la actualidad," dijo el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair.
"Eso exige un nuevo contrato entre la ONU y sus integrantes. Debemos estar listos para comprometer a nuestras fuerzas en operaciones del foro mundial", subrayó.
A su vez, "la ONU debe cambiar en forma radical sus operaciones de planificación, inteligencia y análisis, y formar un personal militar mucho más profesional", añadió
Esta semana, Gran Bretaña se ofreció a albergar una escuela militar internacional para el entrenamiento de oficiales destinados a participar en operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, destacó la necesidad de "mejorar los mecanismos para el despliegue rápido de pacificadores de la ONU con entrenamiento y equipo adecuados, aumentar la credibilidad de esas fuerzas, y dotarlas de mandos más eficaces para definir con claridad las misiones".
Clinton reconoció que Washington no está al día con los compromisos asumidos para financiar las operaciones de paz de la ONU.
"Estos esfuerzos tienen un precio. Todos los países, incluyendo al mío, deben cumplir sus obligaciones con la ONU", destacó.
Annan pidió en su discurso de apertura de la cumbre que los gobernantes del mundo consideraran con especial atención las cuestiones viculadas con "el área crucial de la paz y la seguridad" y tuvieran en cuenta que "los pueblos del mundo esperan que Estados Unidos los salve del flagelo de la guerra".
"Las Naciones Unidas deben movilizar mayores recursos para la resolución de conflictos y para su prevención, a la cual debemos dedicar nuestras mayores energías", apuntó el presidente de Kenia, Daniel arap Moi, quien destacó que pacificadores de su país fueron secuestrados y asesinados en Sierra Leona.
"Confío en que (los pacificadores) reciban mandatos más claros y vigorosos, para que puedan hacer su trabajo en forma efectiva", expresó.
Es necesario "asegurar cantidad y calidad suficientes de las tropas y el equipo, a partir de hipótesis de trabajo en las peores condiciones posibles" y con "mandatos claros, creíblñes y flexibles", subrayó el primer ministro de Bélgica, Guy Verhofstadt.
La implementación de las propuestas del grupo presidido por Brahimi "no será suficiente para prevenir tragedias como las que vivimos en Ruanda, Srebrenica o Somalia. Necesitamos un nuevo concepto del mantenimiento de la paz, y superar dificultades para reclutar tropas y desplegarlas en forma oportuna", añadió.
Pacificadores belgas perdieron la vida a comienzos del genocidio que se produjo en Ruanda de abril a julio de 1994, y las fuerzas de la ONU no fueron capaces de impedir en 1995 una matanza en la localidad bosnia, que el foro mundial había ofrecido como "refugio seguro".
Verhofstadt propuso incrementar la disponibilidad de fuerzas regionales de mantenimiento de la paz, que sea posible desplegar en forma rápida con aporte de dinero y equipo por parte de la ONU.
El primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, expresó su respaldo a la propuesta de dotar a las operaciones de paz de mayor respaldo institucional y económico, planteada en el informe del grupo encabezado por Brahimi.
Ese informe "debe impulsar a la acción al Consejo de Seguridad de la ONU y a todos los países miembros. Hay que estudiar las propuestas de cambio como un asunto de alta prioridad y luego actuar en forma consecuente", enfatizó.
Irlanda desea mantener su apoyo a las operaciones de mantenimiento de la paz, pero quiere hacerlo "en un contexto de claridad de propósitos, planificación realista organización coherente y financiación adecuada", apuntó.
El director del ACNUR, Sadako Ogata, describió al ataque en Atambua como "una cacería de seres humanos" y aseguró que sus responsables "buscaban a funcionarios internacionales para asesinarlos".
El Consejo de Seguridad condenó el ataque y lo calificó de "acto indignante y despreciable contra personal internacional desarmado que se encontraba en Timor Occidental para ayudar a refugiados".
Annan y Ogata plantearon su preocupación por el incidente al presidente de Indonesia, Abdurrahman Wahid, quien asiste a la cumbre.
Wahid dijo que sentía que el ataque fue planeado para que coincidiera con su asistencia a la reunión organizada por la ONU, y prometió enviar dos batallones más a Timor Occidental para imponer el orden.
Estadísticas de la ONU indican que 193 trabajadores civiles del foro mundial fueron asesinados mientras cumplían sus mandatos desde 1992, y que 1998 fue el primer año de ese período en el cual las muertes de civiles involucrados en operaciones de paz superaron a las de militares asignados a las mismas.
"En algunas regiones, el sufrimiento de seres humanos hace necesaria la presencia de trabajadores humanitarios antes de que se desplieguen tropas de mantenimiento de la paz", apuntó Ogata. (FIN/IPS/tra-eng/IP/DV/jw/da/mp/ip dv/00