CUBA: Secuestro de avión afectaría diálogo con EEUU

El secuestro de una aeronave de Cuba caída al mar cuando al parecer intentaba llegar a Estados Unidos puede enrarecer el clima de las conversaciones sobre migración previstas para este jueves y viernes, luego de casi un año de interrupción.

Fuentes del Instituto cubano de Aeronáutica Civil anunciaron que en las próximas horas se emitirá un boletín oficial sobre el nuevo caso de piratería aérea, y se limitaron a comentar que el aparato de fabricación soviética, secuestrado desde la occidental provincia de Pinar del Río, era empleado para labores agrícolas.

Un buque carguero estadounidense recogió en el mar a 10 ocupantes del avión, de los cuales uno había fallecido. Los sobrevivientes serían llevados a Cayo Hueso para tratamiento médico, según funcionarios de la Guardia Costera.

Las mismas fuentes señalaron que el aparato cayó en aguas internacionales, unos 95 kilómetros al suroeste de Cayo Marquesas, en el extremo de la cadena de islotes conocida como los Cayos de Florida, unos 48 kilómetros al norte de Cuba.

Distintas fuentes estadounidenses estimaron el número de ocupantes del aparato entre 14 y 18 antes del rescate.

Las autoridades cubanas no confirmaron la realización de la nueva ronda de diálogo con Estados Unidos para evaluar los acuerdos migratorios de 1994 y 1995. Fuentes de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana afirmaron que las conversaciones se realizarán en los últimos días de esta semana.

La migración es el único asunto por el que Cuba y Estados Unidos, adversarios desde el inicio del bloqueo impuesto por Washington contra la isla en 1962, mantienen contactos oficiales y sobre los que se alcanzó convenios en vigencia.

Ambos países revisan cada seis meses el cumplimiento y el estado de los acuerdos, pero luego de la ronda efectuada en diciembre pasado, la correspondiente a julio de este año fue postergada, según Cuba, en espera de "condiciones más propicias".

Tras el regreso del niño cubano Elián González el 28 de junio, el gobierno de Fidel Castro endureció su campaña contra la ley estadounidense que permite a inmigrantes cubanos obtener residencia en Estados Unidos al año de permanencia en ese país, sin importar la forma en que hayan ingresado.

Para Castro, esa norma es lo que alienta a miles de cubanos a arriesgar la vida lanzándose al mar con la esperanza de emigrar a Estados Unidos, además de ser caldo de cultivo del tráfico ilegal de seres humanos.

Sesenta y ocho personas están presas en Cuba acusadas de tráfico de personas, según los últimos informes oficiales.

El secuestro del avión este martes recuerda problemas que Castro también achaca a la política estadounidense y que en el pasado han gravitado de manera negativa en el diálogo sobre cuestiones migratorias.

Mientras transcurría en Nueva York una ronda de conversaciones en la materia en junio de 1977, un tribunal estadounidense declaraba inocentes del cargo de piratería aérea a tres jóvenes cubanos que ingresaron a ese país en un avión secuestrado.

Un mes antes de esa fecha, el ex militar cubano José Fernández Pupo había sido también absuelto luego de ser procesado por el secuestro de un avión que desvió hacia la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, en el extremo oriental de la isla.

La Habana había insistido en que los acusados en todos esos casos debían ser devueltos a Cuba "en virtud de los acuerdos migratorios".

El asunto fue incluido en las conversaciones de Nueva York por la delegación cubana, encabezada por el presidente del parlamento, Ricardo Alarcón, quien insistió en considerar la situación de los aeropiratas como una violación del espíritu de los acuerdos.

Cuba y Estados Unidos sucribieron en 1973 un acuerdo contra la piratería aérea, pero Castro lo denunció en 1977 a raíz del atentado ese año del avión de la aerolínea Cubana de Aviación que costó la vida de 73 personas.

Los convenios migratorios comprometen a Washington a repatriar a los emigrantes clandestinos interceptados en el mar y a La Habana a abstenerse de represalias contra quienes sean devueltos.

Estados Unidos también fue autorizado a conceder 20.000 visas anuales a ciudadanos cubanos, pero en agosto culpó a Cuba de impedir la salida de personas que ya habían obtenido permiso de ingreso.

Alarcón negó tales cargos y acusó a su vez a Washington de robo de cerebros al promover la emigración de médicos y técnicos especializados.

Otro motivo de fricción fue la negativa del Departamento de Estado estadounidense (cancillería) a extender a Alarcón el visado para viajar a Nueva York a una reunión de la Unión Interparlamentaria a fines de agosto.

Luego, tampoco permitió al líder parlamentario cubano trasladarse a Washington desde Nueva York, donde a principios de este mes asistió a la Cumbre del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas.

Alarcón estuvo a cargo de la negociación de los acuerdos y ha presidido todas las delegaciones cubanas en las reuniones de evaluación. (FIN/IPS/pg/mj/ip pr/00

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