La presencia de personas llevando agua desde camiones cisterna hasta sus casas comienza a ser una imagen cotidiana en la capital de Cuba, a causa del aumento de las interrupciones en la red de distribución.
"Todos los días cuando me levanto lo primero que me viene a la mente es si habrá o no agua", comentó Cita Gómez, vecina de la calle Obispo, la principal del centro histórico de La Habana.
Gómez vive en uno de los pocos edificios altos y relativamente modernos que existen en La Habana Vieja, pese a lo cual desde hace años el servicio de agua potable no garantiza el suministro por más de dos o tres horas al día.
El déficit hídrico es uno de los mayores problemas que afrontan los más de 96.000 habitantes de esta parte de la ciudad, declarada en 1986 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
La Habana Vieja, gracias a la ubicación subterránea de la red de energía eléctrica, se libró de los apagones que tanto abundaron en Cuba en los últimos 10 años y que aún generan problemas en algunas poblaciones.
Además, las autoridades, en el marco de un plan de soluciones de servicios públicos, comenzaron hace más de un año a ampliar las líneas telefónicas y la red de gas industrial.
Pero el servicio de agua potable no ha podido ser resuelto aún y la causa va más allá de la escasez del líquido y de la cantidad que se bombea diariamente. El problema fundamental está en las precarias condiciones en la que se encuentra la red de abastecimiento.
"A lo de siempre, ahora se suma que en las últimas semanas, cuando menos te lo imaginas, no entra agua en todo el municipio. Una no sabe cómo hacer para cocinar, limpiar, lavar o bañarse", se quejó Gómez.
Esta mujer de 42 años cada sábado intenta olvidar los problemas que genera la falta de agua visitando una amiga en las afueras de la ciudad. "Me llevo la ropa acumulada para lavar y aprovecho para darme una buena ducha", narró.
Un comunicado de la empresa cubano-española Aguas informó que las interrupciones en el servicio responden a la realización de trabajos de mantenimiento.
Aguas, consorcio integrado por la firma española Canaraguas del grupo Aguas de Barcelona y la empresa cubana Aguas del Oeste, está a cargo de los servicios de acueducto, alcantarillado, saneamiento y drenaje pluvial de La Habana.
La Agencia de Información Nacional (AIN), perteneciente al Estado, informó que la empresa mixta realiza estudios para intentar beneficiar el mayor número de personas con la menor inversión posible.
La sociedad se formó con un aporte de ocho millones de dólares por cada parte, el cual debe ser complementado por un crédito a la parte cubana por 25 millones de dólares para garantizar el desarrollo de nuevas inversiones.
Los trabajos necesarios para mejorar el suministro de agua potable en la capital requieren unos 33 millones de dólares iniciales, indicó la AIN.
Fuentes de la empresa mixta aseguran que, según ese ritmo de trabajo, los más de 2,1 millones de habitantes de La Habana comenzarán a apreciar la mejor calidad del agua potable dentro de dos o tres años.
Según la prensa oficial cubana, el trabajo de Aguas "no será fácil", debido a las condiciones en que se encuentra la red de acueducto.
Informes gubernamentales de la pasada década señalaban que 11,9 por ciento de los 10,9 millones de habitantes del país no tenían acceso al agua potable y 908.700 personas carecían de servicios de saneamiento.
El vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, aseguró a fines de 1999 que más de un millón y medio de personas de las comunidades rurales se beneficiaron con la instalación de pequeños acueductos en los últimos cinco años.
Pero este problema es uno de los mayores que afronta la humanidad. Un documento presentado en el Foro Mundial del Agua, realizado en marzo en La Haya, Holanda, señaló que 1.000 millones de personas en el Sur en desarrollo no tienen acceso al agua potable y que 2.000 millones están obligadas a utilizar agua contaminada.
En Cuba, según las últimas cifras oficiales, 74 por ciento de los recursos hídricos se dedican a la agricultura, 12 por ciento al abastecimiento de la población y el resto a la industria y otros usos.
El Informe de Análisis del Sector de Agua Potable y Saneamiento, elaborado por entidades locales y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indicó que la tercera parte de los sistemas de agua y saneamiento requieren ser rehabilitados.
El estudio identificó como problemas básicos el deterioro de la potabilidad, la disminución en los horarios de suministro de agua y la inestabilidad en el servicio público.
En tanto, el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital (GDIC), entidad vinculada al gobierno, aseguró en 1998 que la cantidad de agua que se entrega en La Habana puede satisfacer potencialmente sus necesidades.
Sin embargo, este propósito no se ha logrado por las fugas en los sistemas de distribución que, según el grupo especializado, provoca la pérdida de más de 60 por ciento del líquido que se bombea hacia la ciudad.
Cuba tiene establecida una cuota de agua de 470 litros por persona al día para las ciudades con más de 500.000 personas, como es el caso de la capital. De esta cifra, se destina para el consumo doméstico unos 225 litros.
Sin embargo, investigaciones aseguran que 95 por ciento de los usuarios domésticos en La Habana consumen menos de 200 litros diarios cada uno y se reportan consumos menores, entre los 121 y los 131 litros.
"En mi casa nunca falta agua, pero el otro día tuve que subir 30 cubos por la escalera hasta el tercer piso donde vivo. Ahora dicen que se repetirá la historia", dijo Emilio Valdés, quien vive en el barrio conocido como El Vedado, uno de los más céntricos de la parte moderna de la capital de Cuba.
"Puede decirse que somos privilegiados. Aquí el agua no falta y casi siempre dura todo el día", afirmó. (FIN/IPS/da/dm/dv/00
