CHILE-EEUU: Otro oscuro capítulo comienza a conocerse

El informe difundido hoy en Washington sobre los vínculos que mantuvo la CIA con el general chileno Manuel Contreras comienza a develar un nuevo capítulo respecto de la actuación de las agencias de inteligencia estadounidenses en los primeros años de la dictadura de Augusto Pinochet.

El documento revela que Contreras, un general retirado que cumple una condena de siete años de cárcel en Chile desde 1993, fue agente informante de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) entre 1974 y 1977, y que incluso recibió un pago por sus servicios en 1976.

Contreras encabezó desde su creación, en 1973, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) con una dependencia de mando directa del general Pinochet, comandante del Ejército, quien lo mantuvo en el cargo hasta la disolución de ese organismo en 1977 y lo designó primer director de su sustituta, la Central Nacional de Informaciones (CNI).

El reporte, elaborado a pedido del Congreso de Estados Unidos con base en documentos desclasificados por la CIA, aporta nuevas dimensiones a propósito del asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier, cometido en Washington mediante un atentado terrorista el 21 de septiembre de 1976.

Contreras, sentenciado por este crimen, sostuvo siempre su inocencia y atribuyó el atentado con bomba que mató en su automóvil a Letelier y a la estadounidense Ronni Moffit a una operación de la CIA para eliminar al ex canciller y desestabilizar al gobierno de Pinochet (1973-1990).

Del informe se desprende que la CIA mantuvo una actitud displicente hacia las denuncias sobre crímenes contra los derechos humanos de la DINA y que conoció del propio Contreras la existencia del Plan Cóndor, coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur de América en los años 70.

La difusión del informe coincidió este martes con el feriado en Chile del Día de las Glorias del Ejército, con el cual culminaron las tradicionales Fiestas Patrias, por lo cual fue imposible conocer reacciones tanto del gobierno de Ricardo Lagos como de los diversos sectores políticos.

El atentado que mató a Letelier y Moffit fue ejecutado por la DINA con apoyo de activistas cubanos anticastristas, según las investigaciones que llevaron en 1993 a la Corte Suprema de Justicia chilena a condenar a Contreras y a seis años de presidio a su lugarteniente, el brigadier Pedro Espinoza.

Contreras fue reclutado por la CIA en 1974 y le sirvió como informante hasta 1977, es decir hasta un año después del asesinato de Letelier y Moffit, calificado como el mayor acto de terrorismo cometido en Washington.

El informe indica que el jefe de la DINA recibió en 1975 un único pago por sus servicios a la CIA, aunque no especifica el monto de éste.

La agencia estadounidense sostuvo que ese pago se produjo «por error» y que ya había advertido a Contreras que no respaldaba sus actividades represivas, pero no le exigió la devolución del dinero y, por el contrario, continuó trabajando con el jefe de la DINA.

Pinochet disolvió la DINA y creó la CNI en 1977 cuando surgieron en Estados Unidos las primeras acusaciones que involucraban a Contreras, el entonces coronel Pedro Espinoza y el capitán Armando Fernández Larios con el asesinato de Letelier.

En 1978, la Corte Suprema de Justicia de Chile denegó la extradición a Estados Unidos de Contreras, de Espinoza y de Fernández Larios, pero este último desertó en 1991 del Ejército chileno y viajó a ese país.

Fernández Larios se acogió a la protección del FBI (Oficina Federal de Investigaciones) para declarar como testigo de cargo contra sus ex superiores.

Espinoza cumplió este año su condena por el caso Letelier, pero está siendo procesado por otros crímenes contra los derechos humanos que podrían llevarlo nuevamente a la cárcel, al igual que Contreras, quien completará su sentencia a fines de este año.

El más importante de esos procesos es el de la llamada «caravana de la muerte», a cargo del juez Juan Guzmán, quien consiguió que la Corte Suprema de Justicia despojara en agosto a Pinochet de su inmunidad como senador vitalicio.

Pinochet debe comparecer en octubre ante el magistrado, quien podría disponer su encausamiento penal como coautor-inductor de 19 secuestros atribuidos a la «caravana de la muerte», una misión militar especial que ejecutó a unos 70 prisioneros políticos en varias ciudades tras el golpe de Estado de septiembre de 1973.

Este último informe sobre el papel de la CIA en Chile fue elaborado según una enmienda patrocinada por el representante demócrata de Nueva York, Maurice Hinchey, que el Congreso estadounidense adoptó en noviembre de 1999.

La Casa Blanca inició igualmente en 1999 un proceso de desclasificación de documentos secretos sobre Chile elaborados por la CIA, el FBI, el Pentágono (ministerio de Defensa), el Departamento (ministerio) de Estado y otros organismos gubernamentales.

Sin embargo, el día 13 anunció la postergación «por unas semanas» de una nueva serie de textos hasta ahora reservados.

El informe entregado este martes al Congreso suministra «por primera vez una descripción de los vínculos de la CIA con los organismos de represión violenta en Chile», dijo en Washington Peter Kornbluh, de la organización independiente National Security Archive.

La agencia de inteligencia estadounidense consideró, según el informe, que el vínculo con Contreras era necesario «para cumplir la misión», a pesar del riesgo de que esa relación terminara exponiendo a la central a acusaciones de que apoyaba la represión política en Chile.

La CIA advirtió a Contreras que no respaldaba sus actuaciones represivas, pero no le exigió la devolución del supuesto pago «por error» de 1976, ni se desprendió de sus servicios, sino que «al contrario, siguió trabajando con él», señaló Kornbluh.

Las evidencias que la justicia estadounidense acumuló desde 1977 sobre la responsabilidad de la DINA en el asesinato de Letelier y Moffit habría dado inicio a la ruptura entre los servicios secretos estadounidenses y Contreras.

El ex jefe represivo negó siempre cualquier vínculo con Estados Unidos y sostuvo que Letelier fue asesinado por la CIA porque era «un doble agente», que trabajaba tanto para la propia central como para las agencias de inteligencia de la hoy desaparecida Unión Soviética.

Contreras presentó el Plan Cóndor ante la CIA como un sistema de intercambio de información con los cuerpos de seguridad de otros países del cono sur latinoamericano, pero negó su involucramiento en crímenes represivos, indica también el informe.

«A pesar de que la CIA no instigó el pronunciamiento militar que puso fin al gobierno de (Salvador) Allende el 11 de septiembre de 1973, estaba al tanto de la conspiración de los militares», según el informe.

También señala que «mantuvo relaciones con ellos para recabar información y, dado que la CIA no disuadió de la toma del poder y que había instigado otra intentona en 1970, probablemente estaba dando a entender que lo avalaba». (FIN/IPS/ggr/dm/hd ip/00

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