En Letonia entró en vigor una ley que obliga a hablar letón para acceder a los mejores empleos, marginando a la minoría de origen ruso que constituye casi 30 por ciento de la población del país.
La ley distingue tres niveles de dominio del idioma. El empleador debe decidir qué nivel corresponde a cada puesto. Por ejemplo, el gobierno exige a todos los aspirantes a empleos públicos que presenten su solicitud y documentos en letón.
"Sólo aquellos que hablen letón serán empleados públicos o conseguirán buenos empleos, mientras el resto de nosotros sólo podrá aspirar a recoger la basura", dijo Vladimir, un hablante de ruso con pasaporte letón.
La ley estipula que el letón será el único idioma utilizado en acontecimientos públicos y en las relaciones comerciales, incluso aquellas en que sólo participen hablantes de ruso. También prohíbe hablar ruso en el trabajo.
"Nosotros hablamos con los clientes en su idioma, cualesquiera sean las reglas", dijo Andres, de origen ruso y gerente de un cibercafé en Riga.
La legislación también exige que los nombres de las compañías privadas en letón y otros idiomas en documentos de identificación oficiales aparezcan según las reglas gramaticales letonas. El idioma letón utiliza las letras latinas, a diferencia del ruso.
Cuando la ley se propuso en 1998, Rusia la consideró discriminatoria y sostuvo que se intentaba marginar a los 700.000 habitantes de los 2,4 millones de letones que tienen origen étnico ruso. En ese entonces amenazó con tomar represalias económicas si entraba en vigor.
Gran parte de la población de origen ruso ingresó al país en la época soviética y prácticamente no habla letón.
La Unión Europea (UE) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) advirtieron a Riga que varias disposiciones de la ley violan la libertad de expresión garantizada por el derecho internacional.
Sin embargo, la OSCE confirmó durante el fin de semana que la nueva norma respeta las obligaciones internacionales de Letonia.
La UE y la OSCE instaron a los estados bálticos, sobre todo a Letonia, que profundicen la integración de las minorías rusas. Letonia pretende ingresar a la UE y en 1999 fue invitada a comenzar las negociaciones respectivas con ese fin, pero el ingreso definitivo no se espera antes del 2005.
Por recomendación de la OSCE, la nueva ley permite que los actos públicos internacionales se celebren en otros idiomas, además del letón, pero con traducción paralela al letón.
Un profesor letón dijo a IPS que la ley podría acabar en la práctica con las conferencias académicas, ya que la interpretación simultánea cuesta unos 3.000 dólares por día, mucho más de lo que pueden pagar las instituciones educativas.
Representantes del sector empresarial piensan que la ley perjudicará sus negocios y aumentará la tensión entre rusos y letones.
Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia ha acusado a Letonia de discriminar a la minoría rusa, que en gran mayoría se trasladó al país desde que Stalin anexara la república por la fuerza a la Unión Soviética en 1940.
Unos 550.000 portadores de los antiguos pasaportes soviéticos en Letonia se quedaron sin pertenecer oficialmente a estado alguno cuando sus documentos vencieron en octubre de 1997.
La ira rusa también se dirigió contra las reuniones anuales em Riga de veteranos de guerra letones que integraron la fuerza nazi de elite SS.
Moscú argumenta que la brigada letona de SS perpetró crímenes de guerra y fue condenada por el tribunal internacional que juzgó esos crímenes después de la segunda guerra mundial en Nuremberg.
Las autoridades letonas finalmente retiraron el apoyo oficial a las polémicas reuniones.
Las sanciones rusas perjudicarían seriamente a la economía porque el intercambio comercial con Rusia representa más de 20 por ciento del producto interno bruto del país, procedente de las comisiones cobradas por el tránsito del petróleo y otros productos rusos por el territorio letón.
El gobierno ruso analizó la forma de transportar el petróleo evitando el territorio letón y con ese fin aceleró la construcción de terminales petroleras en la costa rusa del Golfo de Finlandia.
Sin embargo, en la actualidad Rusia tiene pocas alternativas para sus exportaciones petrolares. Once por ciento de las exportaciones de 100 millones de toneladas de petróleo pasan anualmente por el puerto letón de Venstpils, en segundo lugar después del puerto ruso de Novorossiisk, que maneja 25 por ciento de las exportaciones de crudo.
Las sanciones nunca se anunciaron formalmente, pero algunas regiones rusas limitaron las importaciones letonas.
Entre tanto, las amenazas rusas no se repitieron ahora que la ley comenzó a aplicarse. Moscú parece ignorar la polémica norma, quizá debido a la serie de desastres que afectaron a Rusia en el último mes, incluyendo bombas en la capital, el hundimiento de un submarino nuclear y el incendio de la torre de telecomunicaciones moscovita. (FIN/IPS/tra-en/sb/da/aq/hd-ip/00