/BOLETIN-DD HH/ EEUU: Asiáticos exigen explicación sobre supuesto espionaje

La comunidad asiática de Estados Unidos expresó alivio por la liberación de un físico taiwanés acusado de pasar secretos nucleares a China, pero cree que Washington todavía debe ofrecer muchas explicaciones.

Los asiáticos-estadounidenses reclaman que se investigue por qué Wen Ho Lee, naturalizado estadounidense, fue elegido para su investigación y procesamiento, y si su origen chino tuvo un papel clave en ese proceso.

Lee, acusado de robar secretos nucleares mientras trabajaba en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, permaneció en reclusión solitaria durante nueve meses y finalmente fue liberado el miércoles por falta de pruebas.

«El procesamiento de Wen Ho Lee tuvo motivaciones políticas y estuvo teñido de racismo desde el principio», afirmó Margaret Fung, directora ejecutiva del Fondo para la Defensa Legal y Educación de Asiáticos-Estadounidenses.

«Debe realizarse una investigación pública sobre las prácticas del Departamento de Energía y el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) que llevaron a esta violación de los derechos humanos», exhortó.

Lee fue liberado de la cárcel de Albuquerque, Nuevo México, luego de declararse culpable de mal manejo de información clasificada, solo uno de los 59 cargos presentados en su contra.

Además, Lee acordó cooperar con los investigadores en la búsqueda de siete cintas de computadora desaparecidas, en las que había grabado datos relativos al programa estadounidense de armas nucleares.

Los otros 58 cargos presentados contra él en diciembre, entre ellos 24 punibles con prisión perpetua, fueron retirados en una admisión tácita de que los principales elementos de la causa del gobierno contra Lee (transferencia de datos a un país extranjero) se habían desmoronado.

En una inusual reprimenda al gobierno, el juez que presidía el caso, James Parker, pidió disculpas a Lee por mantenerlo tanto tiempo en custodia bajo medidas de seguridad tan estrictas.

En los últimos nueve meses, la justicia negó a Lee la posibilidad de salir libre bajo fianza y solo le permitió recibir breves visitas supervisadas de sus familiares. Además, el físico era esposado cuando tenía que salir de su celda para caminar o reunirse con sus abogados.

«No tengo autoridad para hablar en representación del Poder Ejecutivo, el presidente, el vicepresidente, el fiscal general o el secretario del Departamento de Energía», declaró el juez.

«Pero como miembro del tercer poder de Estados Unidos, el judicial, sinceramente le pido disculpas, Dr. Lee, por la manera injusta en que fue mantenido bajo custodia por el Poder Ejecutivo», expresó.

Parker afirmó que fue «inducido a error» por el gobierno, el cual le dijo que los datos desaparecidos del archivo de Lee eran «las joyas de la corona» de los secretos nucleares estadounidenses y podrían costar «cientos de millones de vidas» si caían en manos equivocadas.

Por lo tanto, si se le concedía libertad bajo fianza o simplemente se le permitía mezclarse con otros reclusos, el acusado podría encontrar alguna forma de pasar los secretos mediante algún código u otros medios, había advertido la fiscalía pública.

Testigos del gobierno también declararon que Lee mintió a los investigadores sobre las circunstancias en que había descargado la información en una computadora sin protección. Posteriormente, el principal investigador del FBI en el caso se retractó de esas afirmaciones.

Además, los datos descargados por Lee eran mucho menos sensibles de lo que el gobierno sostenía y en su mayor parte estaban disponibles al público, según otros científicos del Laboratorio Nacional de Los Alamos, donde el gobierno realiza la mayor parte de sus investigaciones nucleares desde el Proyecto Manhattan, que produjo la bomba atómica en 1945.

Los abogados del gobierno «no solo me avergonzaron a mí, sino a toda nuestra nación», declaró Parker.

Sin embargo, la extraordinaria disculpa del juez podría resultar insuficiente para los grupos asiático-estadounidenses de derechos civiles, para los cuales este caso se ha transformado en una causa célebre.

Los grupos arguyeron que Lee fue víctima de racismo por parte del personal federal de seguridad del laboratorio nacional y el Departamento de Defensa.

Además, agregaron, fue víctima de una «paranoia antichina» resultante de recientes tensiones con Beijing y la creencia de que ese gobierno ha robado sistemáticamente secretos militares de Estados Unidos.

El caso Lee comenzó a principios de 1999, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Energía, a cargo de los laboratorios nacionales, concluyeron que China se había apoderado del diseño de la ojiva más avanzada del arsenal nuclear estadounidense, la W-88.

Ese hallazgo produjo una conmoción entre los legisladores republicanos, quienes acusaron a la administración de Bill Clinton de ser laxa en materia de seguridad e ingenua en cuanto a las intenciones estratégicas de China.

Posteriores audiencias legislativas sobre la supuesta penetración de China en la industria nuclear nacional acapararon títulos de periódicos en todo el país, y la atención se concentró en los laboratorios nacionales como fuente de la información.

El gobierno negó haber concentrado sus investigaciones casi exclusivamente en científicos chino-estadounidenses que, como Lee, habían visitado China.

Pero el ex jefe de contrainteligencia de Los Alamos, Robert Vrooman, reveló en agosto que el origen étnico de Lee fue «un factor fundamental» en su identificación como principal sospechoso.

El propio Vrooman concluyó hace tiempo que Lee era inocente del cargo de espionaje para China, pero en medio de una creciente presión de los legisladores republicanos y de celosos investigadores, el científico fue destituido de su cargo en marzo de 1999 y detenido nueve meses después.

Lee admitió haber bajado a una computadora información sensible, pero insistió en que era una práctica común entre los científicos del laboratorio la transferencia de información a computadoras desprotegidas.

También declaró que había destruido las cintas desaparecidas y, en el momento de su acusación, se ofreció a cooperar con los investigadores para determinar el destino de ellas. La oferta fue ignorada, y Lee fue encarcelado mientras el gobierno proseguía con su investigación.

«Bajo la bandera de la 'seguridad nacional', algunos miembros del gobierno ignoraron pilares de nuestra democracia -el debido proceso y la presunción de inocencia- para encarcelar y arruinarle la vida a un ciudadano chino-estadounidense», lamentó Daphne Kwok, directora de la oficina en Washington de la Organización de Chinos Estadounidenses.

«Sin embargo, finalmente todos los cargos contra él fueron retirados, menos uno, el de mal manejo de información clasificada», agregó.

John Tateishi, director nacional de la Liga de Ciudadanos Japoneses-Estadounidenses, consideró necesario «examinar las implicaciones de todo esto».

«Durante décadas hemos luchado para provar que somos estadounidenses. Este caso daña a toda la comunidad de origen asiático. No creo que esta cuestión esté terminada», concluyó. (FIN/IPS/tra-en/jl/js/mlm/hd-ip/00

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