/BOLETIN-DD HH/ EDUCACION-INDONESIA: El aula está debajo del puente

Dos voluntarias dan clase a un grupo de niños y niñas debajo de una autopista elevada en Jembatan Tiga, en el oeste de la capital de Indonesia. Esa es la única posibilidad que tienen esos hijos de familias pobres para recibir educación.

La constitución indonesia dice que «los pobres y huérfanos son tutelados por el Estado, y los niños tienen derecho a recibir educación básica». Pero el gobierno de este rico país petrolero destina apenas cinco por ciento de su presupuesto a la enseñanza.

Sin embargo, los nueve años de enseñanza básica supuestamente obligatorios están lejos de ser gratuitos. El continuo aumento de los gastos escolares impide a un número creciente de padres pagar la educación de sus hijos.

Unos 6,5 millones de niños abandonarán la escuela este año en este país de 225 millones de habitantes, según expertos que acusan al gobierno de desatender sus compromisos como firmante de la Convención sobre los Derechos del Niño.

«Cuando se trata de la vigencia de la convención, Indonesia es un gran mentiroso», dijo Mohammad Frid, un activista de la Fundación Indonesia para una Niñez Libre. El gobierno «es bueno para enumerar los derechos del niño», pero hace poco para poner en práctica sus obligaciones al respecto, agregó.

Yulfita Rahardjo, investigadora del Instituto Indonesio de Ciencias, comentó que «el gobierno no parece percibir la importancia del desarrollo de los recursos humanos», pues «el reducido aporte de fondos no muestra voluntad política» para eso.

Una consecuencia más inmediata es la presencia de muchos niños y niñas en las calles cuando deberían estar en la escuela, apuntaron activistas.

Esa situación ha llevado a organizaciones no gubernamentales a instalar «escuelas de emergencia», como la que funciona debajo de la carretera elevada de Jembatan Tiga.

«Cuando un gran camión pasa sobre nosotros, esta clase tiembla», pero los niños «están ansiosos por aprender», dijo Sri Rosiati, una de las maestras.

Esta escuela es hoy un recinto de paredes de cartón. El techo es el propio puente. Los horarios son erráticos, pues los niños acuden a clase despues de vender diarios, lustrar zapatos, lavar automóviles y ayudar en tiendas callejeras.

A pesar de todo, las clases están siempre llenas, aunque la falta de sillas los obligue a sentarse en el suelo o sobre cajas de cartón. «Quiero ir a la escuela y obtener un certificado, pero mis padres me dijeron que no tienen dinero. Aquí he aprendido a leer y escribir como los demás escolares», dijo Ria, de 13 años.

Se trata, según los activistas, de una actividad que debería desarrollar el gobierno para asegurar que todos los niños y niñas concluyan, por lo menos, el ciclo de enseñanza primaria. El estado tampoco ha hecho mucho para proteger a los niños de la violencia y la explotación, agregaron.

No solo hay más niños y niñas trabajando, muchos en condiciones peligrosas, sino que también muchos han sido reclutados por milicias, advierten los activistas.

En lugares donde impera la violencia como Ambon, Aceh y Poso, los niños han sido entrenados para matar «enemigos». Esas provincias expulsan a la mayoría de los 900.000 desplazados del país, 70 por ciento de los cuales son mujeres y niños, según cálculos oficiales.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que alrededor de 37 por ciento de los niños indonesios están mal alimentados. La mitad de ellos padece de falta de elementos como zinc, yodo, hierro y vitamina A.

Desde que la economía indonesia se precipitó en 1997 por la crisis financiera asiática, un tercio de los niños nacidos en el país sufre desnutrición.

Los expertos tambien señalaron el alto índice de mortalidad materna. Stephen Woodhouse, jefe de la oficina de UNICEF en Yakarta, dijo que en Indonesia una mujer muere cada dos horas por dar a luz. (FIN/IPS/trad-eng/ky/ccb/ral/ego/mj/ed hd/00

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