/BOLETIN-AMBIENTE/ ANTARTIDA: Efecto invernadero amplió "agujero" en capa de ozono

El adelgazamiento sin precedentes de la capa de ozono sobre la Antártida este mes se debe, entre otros factores, al llamado "efecto invernadero", señaló Sergio Cabrera, un científico de la estatal Universidad de Chile.

La Agencia Espacial de Estados Unidos detectó el 3 de este mes que el llamado "agujero" en la capa de ozono, un área adelgazada de la capa de ese gas en la estratósfera, había llegado a una superficie sin precedentes de 28,3 millones de kilómetros cuadrados, mayor que los territorios de Europa y América del Sur sumados.

La capa de ozono, situada a entre 15 y 50 kilómetros de la superficie terrestre, filtra los rayos ultravioletas de la luz solar, y su adelgazamiento aumenta el riesgo de cáncer y otras enfermedades de la piel, afecta los ojos, perjudica cultivos y causa la muerte de microrganismos marinos, entre otros daños.

El "agujero", medido en forma permanente mediante fotografías satelitales, es una masa oscilante de forma ovalada, que en los períodos más críticos se extiende sobre al sur de América como ocurrió el 3 de este mes, cuando sobrepasó el Cabo de Hornos y llegó hasta Tierra del Fuego.

El área adelgazada llega a su mayor extensión anual en los meses de septiembre y octubre, por fenómenos asociados con la primavera austral.

En esos meses, la coincidencia de bajas temperaturas en el Polo Sur y alta radiación solar hace que micropartículas de hielo en la estratósfera de la Antártida activen los clorofluorocarbonos (CFC), los halones y otras sustancias causantes de reacciones químicas que adelgazan la capa de ozono.

La situación más crítica anterior se había registrado el 19 de septiembre de 1998, cuando el área adelgazada llegó a 27,2 millones de kilómetros cuadrados.

En ese momento se pensó que el fenómeno tendería a decrecer, por el cumplimiento de acuerdos internacionales para reducir la producción de las sustancias volátiles que lo causan, usadas como propelentes y en la industria de la refrigeración.

Cabrera, un biólogo del Programa de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, dijo a IPS que esa previsión optimista no tuvo en cuenta la variable de los gases que producen el llamado "efecto invernadero", de recalentamiento de la superficie terrestre.

Cabrera indicó que ese efecto, causado por las emisiones de monóxido y dióxido de carbono, entre otros gases, potencia el de las sustancias que adelgazan la capa de ozono, y retrasa su recuperación.

El especialista expresó su acuerdo con la opinión de la Organización Metereológica de las Naciones Unidas, la cual advirtió que serán necesarios 40 a 50 años más para que la capa de ozono vuelva al espesor que tenía en 1970, cuando se comenzó a descubrir su deterioro.

Las emisiones de CFC en suspensión en la estratósfera afectan la capa de ozono durante unos 40 a 50 años, y los productos que reemplazan en la actualidad a esas sustancias no son inocuos para esa capa, aunque la permanencia de su efecto nocivo es menor, de unos siete años, apuntó.

El estado de la capa de ozono se mide en unidades Dobson (UD), y se estima que con registros inferiores a 225 o 220 UD existe radiación ultravioleta peligrosa para los seres vivos.

Científicos de la Universidad de Magallanes, situada en Punta Arenas, 2.500 kilómetros al sur de Santiago, informaron que se registraban en esa ciudad mediciones de 300 UD, pero que en las bases chilenas de la Península Antártica el registro oscilaba entre 250 y 150 UD.

El doctor Claudio Casiccia, coordinador del Laboratorio de Ozono de la Universidad de Magallanes, dijo al diario chileno El Mercurio que la situación en el extremo sur de Chile será crítica hasta octubre.

Casiccia no descartó que el "agujero" pueda extenderse en las próximas semanas, incluso hasta la región de Aisén, unos 1.500 kilómetros al sur de Santiago.

Cabrera opinó que esa posibilidad es remota, ya que en la periferia del adelgazamiento circulan masas de aire estratosférico con fuerte concentración de ozono, que operan como una barrera para contener su expansión.

Sin embargo, el biólogo advirtió que el aumento de las radiaciones ultravioletas es una amenaza real y grave para los habitantes de Argentina y Chile, los dos países más australes de América del Sur.

Al sur de la ciudad de La Serena, ubicada 460 kilómetros al norte de Santiago "se debe evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 17 horas, o emplear crema protectora por lo menos de factor 15. Hay que cuidar sobre todo a los niños", recomendó Cabrera.

Las autoridades recomiendan en especial a los habitantes de Punta Arenas y otras ciudades del extremo sur que usen gafas oscuras cuando están al aire libre. (FIN/IPS/ggr/en/00

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