El auge internacional de la música cubana, impulsado por el disco «Buena Vista Social Club», tuvo un nuevo capítulo esta semana, cuando Ibrahim Ferrer conquistó, a los 73 años, el primer premio Grammy Latino en el rubro «artista nuevo».
El intérprete, que este año publicó «Buena Vista Social Club presenta a Ibrahim Ferrer», fue el único músico cubano radicado en la isla que recibió el miércoles el gramófano dorado que prepresenta el premio Grammy, en la ceremonia realizada en el Staples Center de Los Angeles, Estados Unidos.
Además de Ferrer, figuraban entre los candidatos el cantautor y fundador de la Nueva Trova Pablo Milanés (por «Vengo naciendo», como disco pop), la orquesta Los Van Van (por «Llegó… Van Van», como disco de salsa, rubro en que ganó este año en la edición norteamericana del premio en febrero).
También era candidato «Salmo de las Américas», del compositor cubano José María Vitier, como disco clásico).
Se trataba de la primera edición del galardón votado por la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación, fundada en 1997 por la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias Discográficas que hace 42 años entrega los premios Grammy.
«La vida me gusta. Antes no me importaba morirme, ahora no quiero morirme. Se me quitó el aburrimiento», dijo Ferrer sobre lo que significó para él la tardía llegada del éxito, cuando había dejado la música y se dedicaba a limpiar zapatos.
A diferencia de sus trabajos anteriores, donde entona canciones «más movidas», el disco solista por el que fue reconocido por el público internacional significó un cambio para el cubano, pues al fin vio satisfechos sus «deseos de ser bolerista».
Todo empezó un día, a finales de los años 90, cuando Juan de Marcos González, un músico cubano de 46 años, se apareció en casa de Ferrer sin previo aviso para decirle que un estadounidense, Ry Cooder, quería oirlo.
De Marcos colaboró con la búsqueda de Cooder por los senderos olvidados de la música cubana que desembocó en el proyecto «Buena Vista Social Club», álbum que ganó el Grammy de la industria discográfica estadounidense en 1997 como mejor disco del género tropical-latino.
El éxito de este disco, en que participaron numerosos músicos cubanos ya ancianos como Ferrer, Compay Segundo, Elíades Ochoa y Omara Portuondo, dio origen a la película dirigida por el alemán Wim Wenders, candidata al premio Oscar de la industria cinematográfica estadounidense como mejor documental este año.
El éxito de «Buena Vista Social Club» y de sus músicos abrió un amplio cauce en Estados Unidos y Europa para los ritmos y canciones cubanos de los años 30 y 40, y elevó a la fama internacional a artistas que, salvo algunas excepciones, nunca pudieron competir con las estrellas más destacadas.
De Marcos, en tanto, ha dicho que el secreto del éxito está «en la calidad de la música, que fusiona el ritmo son, de principios de siglo, con un trabajo armónico y estructurado de las sonoridades contemporáneas dentro de la música popular cubana».
De Marco dirige el grupo Afro Cuban All Stars, que reúne a casi todos los participantes en el disco Buena Vista Social Club y que este mes se presenta en el Teatro de la Opera de Sydney, coincidiendo con los Juegos Olímpicos en esa ciudad australiana.
Para algunos estudiosos de la historia musical de Cuba, como el ensayista y novelista Leonardo Padura, a la cabeza de «los grandes» de aquella época se ubican Benny Moré, Arsenio Rodríguez, Miguel Matamoros e Ignacio Piñeiro.
También figura la principal voz femenina del son, la cubana Celia Cruz, exiliada en Estados Unidos desde los primeros momentos del arribo al poder de Fidel Castro, en 1959, quien se llevó el Grammy Latino a la mejor interpretación salsera.
Los Grammy Latino reunió por primera vez a músicos iberoamericanos alrededor de un premio en Estados Unidos.
Entre los ganadores figuraron los argentinos Mercedes Sosa (disco folclórico por «Misa criolla»), Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale (disco de tango, por «Postales del alma») y Fito Paez (canción rock e interpretación en ese género, por «Al costado del camino».
También se ubicaron entre los triunfadores los brasileños Caetano Veloso (disco de música popular brasileña, por «Livro»), Milton Nascimento (disco pop contemporáneo, por «Crooner»).
Además, fueron premiados el mexicano Luis Miguel como intérprete pop masculino y por su disco «Amarte es un placer», el dominicano Juan Luis Guerra por disco de merengue («Ni es lo mismo ni es igual») y canción tropical («El Niagara en bicicleta»).
El guitarrista mexicano Carlos Santana, que ganó ocho Grammy en la edición estadounidense del premio este año, obtuvo tres galardones en la versión latina por interpretaciones de su disco «Supernatural».
«Los Grammy latinos obedecen a una realidad: hay 400 millones de hispanohablantes en el mundo», afirmó Jorge Smith, columnista de la agencia cubana Prensa Latina, quien, al mismo tiempo considero «un fastidio» que la determinación de los galardones y la ceremonia de entrega se realice en en Estados Unidos.
Para el cubano Ibrahim Ferrer, cada nuevo triunfo es la confirmación de que «en la vida es importante el estímulo». «No basta con que tú le pases la mano a alguien y le digas: 'eres bueno' sino que se lo demuestres con hechos», sostuvo.
«Hace poco regresé de Europa y más de 10.000 personas se agruparon a verme, entre ellos jóvenes con pancartas en las que se leía: 'Viva Ibrahim'. Usted debe suponer que el corazón me dio un vuelco cuando vi eso», contó el músico cuando ya se sabía entre los candidatos. (FIN/IPS/da/mj/cr/00