Las emisoras de radio de América Latina y el Caribe también son un medio de acceso a la Internet en esta región donde el país con mayor población conectada a la red mundial de computadoras es Uruguay, con 10 por ciento de sus habitantes.
En este sentido, cuando un campesino boliviano descubrió una plaga desconocida comiéndose sus cultivos, recurrió a Radio Yungas, una emisora rural en Bolivia conocida por responder a las inquietudes de su público.
La radio, que antes dependía de una enciclopedia de 15 años de antigüedad en la biblioteca local como única fuente de todo tipo de información, recurrió a su vez a la Internet, solicitando ayuda a una lista electrónica especializada.
Seis horas después obtuvo la respuesta de un experto sueco que identificó la plaga y explicó la manera de combatirla. Su réplica se transmitió a toda la comunidad y no sólo al campesino que planteó el problema.
La historia fue contada en un informe presentado este jueves en el día final de la 31 conferencia anual del Instituto Internacional de Comunicaciones (IIC), que se celebró en Tampa, una ciudad del estado de Florida que se está convirtiendo rápidamente en un corredor de alta tecnología en este país.
El autor del informe, Bruce Girard, dijo que este ejemplo ilustra cómo las emisoras de radio y televisión independientes y que brindan un servicio público en América Latina y el Caribe utilizan la Internet para sortear la brecha informática y multiplicar la eficacia del acceso a la red en la región.
Girard, director de una agencia de comunicaciones holandesa, fue el principal organizador de una preconferencia en Tampa, con la concurrencia de productores de radio independiente y expertos en comunicación de 14 países de América Latina y el Caribe para discutir cómo utilizar la Internet para fomentar la democracia y el desarrollo.
La preconferencia fue auspiciada por Frederich-Ebert-Stiftung, una organización no gubernamental alemana, y en ella se discutieron la creciente concentración de la propiedad de los medios, la amenaza a los idiomas indígenas, el pluralismo y la democracia y el desarrollo, según Joan Belfon, del Instituto de Desarrollo de Capacitación Vocacional, de Jamaica.
Tanto la preconferencia como la reunión de IIC señalaron la necesidad de reducir la brecha informática entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo.
Las conexiones a Internet son un claro indicio de esa brecha. Por ejemplo, en América Latina sólo Uruguay cuenta con un porcentaje de conexión de 10 por ciento de la población. En Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay, sólo uno por ciento tienen acceso.
Muchas de las islas angloparlantes del Caribe tienen entre cinco y 10 por ciento de su población conectada. Sin embargo, la cifra en Cuba, República Dominicana, Guyana y Haití es inferior a uno por ciento.
En Tampa se señaló que la brecha se puede reducir mediante la «multiplicación digital», la construcción de redes para compartir información y portales para procesarla.
La multiplicación se produce, por ejemplo, cuando un telecentro con una decena de computadoras multiplica el número de personas conectadas por un factor de 20 o más, dando acceso a cientos de personas.
Así mismo, una emisora de radio con decenas de miles de radioescuchas que utiliza activamente la Internet puede multiplicar en gran medida la conexión a la red.
El éxito de la Agencia Informativa Púlsar, que vincula a cientos de emisoras de radio comunitarias en América Latina, fue uno de los primeros ejemplos de buen uso en red de la Internet.
Púlsar comenzó en 1996 enviando un boletín diario de noticias a 48 emisoras de radio vía Internet. Los primeros boletines sólo tenían texto, escritos al estilo radial. Ahora la agencia ofrece distintos servicios, incluso paquetes de audio en formato MP3 a más de 2.000 suscriptores en más de 50 países.
Esta técnica permite a las pequeñas estaciones independientes acceder a la información, a través de Internet, sin filtrarla por agencias de noticias transnacionales u organizaciones comerciales de medios de comunicación.
Las estaciones de radio también utilizan la Internet para ayudar a las comunidades a organizarse, como cuando mujeres de la región coordinaron sus posturas para participar en la conferencia Beijing Más Cinco utilizando emisoras conectadas a través de LA Radio Internacional Feminista en Internet (FIRE).
María Suárez, directora de FIRE, con sede en Costa Rica, dijo que desde su creación en 1991, la red dio voz a las «luchas del movimiento de mujeres para influir en la agenda pública… con sus propias voces, sin paréntesis ni censura».
Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura) creó 12 emisoras comunitarias en los últimos seis años, incluso cinco en las islas de habla inglesa, cuatro en Haití, una en Suriname y otra en Cuba.
Jocelyne Josiah, asesora regional de Unesco, sostiene que las emisoras comunitarias «se reconocen cada vez más como el medio de masas más dinámico en la lucha por la potenciación de comunidades aisladas y marginadas».
El uso de la radio para proteger los idiomas autóctonos también fue bueno. Por ejemplo, 10 millones de personas en Bolivia, Ecuador y Perú hablan quechua, el idioma indígena más extendido de América Latina, y sin embargo está prácticamente ausente de la televisión y la Internet.
No obstante, sólo en Perú hay 180 emisoras de radio con programción en quechua, dijo Girard.
El experto dijo que la concentración de la propiedad de los medios de comunicación en manos de unas pocas compañías con intereses en radio, televisión, prensa y la Internet es una amenaza a la información pública.
«Estas compañías compran emisoras de radio locales y las conectan a redes satelitales nacionales con programación producida centralmente. El resultado es que un habitante de Cajamarca, en la región andina de Perú, encuentra más fácilmente información sobre el tiempo y el tránsito en Lima que sobre hechos que ocurren en su ciudad», dijo.
Más de 200 expertos, funcionarios y empresarios de 42 países participaron en la conferencia de IIC.
Una de las grandes preocupaciones de los participantes fue el problema del «gobierno mundial del ciberespacio», ya que el desarrollo de la tecnología barrió con las normas que regían la comunicaciones y el flujo de información y capitales, aseguró el presidente de IIC, Matti Packalen, de Finlandia.
El debate seguramente seguirá por largo tiempo, pero activistas como María Suárez creen que el Sur en desarrollo debe aprovechar las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías. «La lógica del mercado no debe chocar con la lógica de los derechos humanos», dijo. (FIN/IPS/tra-en/cr/da/aq/dv/00