AMERICA DEL SUR: Nueva instancia de concertación y poco más

La cumbre de presidentes de América del Sur finalizada hoy dio origen a nueva instancia de concertación de máximo nivel para impulsar la integración política y económica regional, aunque con escasas decisiones de efecto concreto.

La cumbre de Brasilia se limitó a los países sudamericanos porque se trata de «vecinos con problemas comunes», explicó su anfitrión y promotor, el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, en una rueda de prensa en que resumió las discusiones mantenidas el jueves y este viernes por los 12 mandatarios.

«América del Sur es una de nuestras identidades básicas» y el espacio donde se puede promover la integración física, con carreteras, hidrovías y gasoductos que aumentan el intercambio y incrementan la economía, señaló.

Los participantes no acordaron la repetición regular de reuniones y la próxima cumbre subcontinental se realizará cuando, a través de consultas, los gobiernos lo consideren necesario, aclaró Cardoso.

La multiplicación y convivencia de varias instancias, como el Grupo de Río de concertación política latinoamericana, las organizaciones y negociaciones continentales, las cumbres iberoamericanas, y ahora la reunión de presidentes de América del Sur, responden a una «geometría variable», dijo Cardoso, utilizando una expresión de la diplomacia brasileña.

El grupo informal sudamericano surge con su identidad propia, determinada por «la vecindad y problemas comunes». Bolivia se ofreció como sede de la próxima reunión, pero nada está decidido sobre eso, siquiera cuando se realizará.

Sólo se convino celebrar próximamente en Montevideo una reunión de ministros de Transporte, para dar forma al proyecto de ampliar la infraestructura de integración de América del Sur, una de las propuestas brasileñas acogidas por todos.

También los ministros de Ciencia y Tecnología y otros involucrados en acciones conjuntas deberán reunirse para discutir proyectos específicos.

Transporte, energía y comunicaciones son los sectores elegidos para promover la integración física sudamericana.

«El fortalecimiento de la democracia es el camino de América del Sur», destacó Cardoso como el primero de los puntos coincidentes de la cumbre de Brasilia. Por eso se decidió excluir de futuras reuniones a los países en que decaiga el estado de derecho.

Pero no se definió ninguna instancia para juzgar el incumplimiento de las reglas básicas de la democracia. También en este caso se decidirá mediante el mecanismo de consultas.

El presidente Ricardo Lagos, de Chile, reconoció que las exigencias para definir el régimen democrático son variables y tienden a crecer.

Hoy ya no bastan las elecciones libres, sino que es preciso mejorar las formas de participación popular y asegurar iguales condiciones para todos los candidatos. Un campesino alejado de los centros urbanos mayores aún sigue marginado, dijo.

También comentó que las críticas entre los gobiernos se pueden hacer con franqueza, como lo ha hecho él mismo, al señalar la necesidad de devolver la independencia al Poder Judicial en Perú.

Un resultado de la cumbre fue promover encuentros bilaterales entre presidentes de países envueltos en conflictos fronterizos, destacó. En efecto, Bharrat Jagdeo, de Guyana, y Hugo Chávez, de Venezuela, se entrevistaron en Brasilia, y lo mismo hicieron Lagos y el presidente boliviano Hugo Banzer.

Guyana y Venezuela mantienen un contencioso por el Esequibo, región que ocupa 70 por ciento del territorio Guyanés, y Banzer y Lagos discutieron la cuestión de la salida soberana al océano Pacífico que reivindica Bolivia.

Respecto del narcotráfico, se resolvió crear un mecanismo formal de consultas regulares entre los órganos de represión, pero el tema más polémico, el Plan Colombia, no mereció ninguna posición oficial de la reunión.

Los presidentes declararon su apoyo al proceso de paz colombiano, que consiste en negociaciones entre el gobierno y los grupos guerrilleros, aclararon Cardoso y Lagos.

El Plan Colombia, que tiene un presupuesto de 7.500 millones de dólares para combatir la producción y el tráfico de cocaina y heroina, «es una cuestión interna», y el presidente colombiano Andrés Pastrana no pidió el apoyo de sus colegas, según Cardoso.

El mandatario brasileño declaró asimismo que su gobierno «no aceptaría ninguna ayuda estadounidense que represente subordinación de las fuerzas armadas nacionales a otra potencia», desmintiendo rumores de que Washington habría ofrecido apoyo financiero para enfrentar el narcotráfico en este país.

Cardoso también anunció que Brasil donará cinco millones de dólares a un Fondo Suramericano para el desarrollo científico y tecnológico, una suma poco significativa ante el la magnitud del reto que enfrenta la región en esa área.

Junto con Banzer, Cardoso, Chávez, Jagdeo, Lagos y Pastrana, participaron de la cumbre de Brasilia los presidentes Fernando de la Rúa, de Argentina, Gustavo Noboa, de Ecuador, Luis González Macchi, de Paraguay, Alberto Fujimori, de Perú, Runaldo Ronald Venetiaan, de Suriname y Jorge Batlle, de Uruguay. (FIN/IPS/mo/ff/ip

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