El gobierno de Perú cerró el paso de las transnacionales petroleras sobre la última selva deshabitada del planeta al declarar el valle del Candamo como santuario biológico, en parte presionado por el éxito internacional de un documental.
Rodeado de montañas que lo protegen desde el periodo pleistocénico, el Candamo fue durante millones de años un territorio tropical virgen de gran diversidad biológica. Se trata, debido a ese aislamiento, de un refugio natural de especies de flora y fauna únicas en el planeta.
«Es un ecosistema vulnerable y desconocido de una belleza indescriptible, una cuenca completa y autosuficiente. Si nadie lo perturba, podría seguir existiendo independientemente de lo que ocurra en el resto de la Amazonia», comentó el arquitecto Eduardo Nycander.
Pero debajo de ese paradisiaco escenario hay petróleo. Hace cuatro años, la transnacional estadounidense Mobil Oil obtuvo autorización para buscar y extraer petróleo en el valle.
La concesión alarmó a la comunidad científica mundial y a las organizaciones ambientalistas. Una de ellas, Conservación Internacional, logró obligar a la empresa a aceptar un plan de explotación que minimice el inevitable impacto de sus actividades en el valle.
Mientras, el cineasta Daniel Winitzky realizaba «Candamo, la última selva sin hombres», que retrata el paraíso amenazado por Mobil Oil.
El film describe al valle del Candamo a través de los ojos y la palabra de tres nativos, Mishaha, Melo y Manu, quienes se interpretan a sí mismos mientras remontan en canoa un río hacia el escondido valle.
«La virtud de Winitzky fue no presentarse como un Indiana Jones, de visión pintoresquista y externa, sino dejar que los protagonistas auténticos hablen», señaló el periodista Raúl Serrano.
El film fue premiado en varios festivales y será difundido en breve por Discovery Chanel, cadena de televisión para abonados vista en 150 países. La protección al valle dispuesta por el gobierno peruano obligará a Winitzky a modificar el final de su película para su emisión en la cadena.
«La retirada de Mobil Oil del valle del Candamo es como esas películas de antaño en que el héroe libera a la niña cautiva y hace huir al malvado petrolero que le quitó sus tierras», dijo Roger Rumrrill, experto independiente en asuntos amazónicos.
«Es una historia simpática, porque el héroe se impone haciendo una película ecologista, que gana premios internacionales, conmueve a la opinión pública y convence a las autoridades peruanas a proteger el valle del Candamo», añadió Rumrrill.
«Pero esa victoria es solo el primer round. No basta declarar zona protegida al valle. Es necesario, además, establecer allí un plan adecuado y autosustentable de manejo», concluyó.
Mobil Oil había anunciado en agosto su sorpresiva retirada del Candamo y la devolución del control de ese territorio al Estado peruano.
Otra empresa petrolera, la francesa Elf Aquitaine, transmitió al gobierno su interés en sustituir a Mobil Oil en el Candamo, pero la incorporación del valle al Parque Nacional Bahuaje-Sonene lo convirtió en un santuario natural protegido por ley.
La decisión gubernamental satisfizo a Antonio Brack, el principal experto peruano en recursos genéticos, para quien se trata de «un triunfo de la causa ambientalista contra el criterio imperante hasta ahora, que prioriza a la explotación».
Rumrrill también aplaudió la decisión gubernamental. «No se puede apostar por el petróleo, que es un recurso agotable, en detrimento del bosque, que es un recurso renovable, prácticamente eterno si no traicionamos su vocación», dijo.
«Pero no basta crear áreas protegidas por el estado. Hay que protegerlas de verdad, desde una perspectiva moderna, mediante programas de manejo forestal que cierren el paso al apetito de los mineros y madereros y a las prácticas irresponsables y depredatorias de los colonos», agregó.
Brack, autor del «Diccionario Enciclopédico de Plantas Utiles del Perú», señaló que una ley promulgada en 1997 establece los planes de manejo a ponerse en práctica en los ocho parques nacionales, con 3,5 millones de hectáreas, y las nueve reservas, con otros 3,2 millones.
Eliminado el riesgo petrolero, la amenaza subsistente para el Candamo es la explotación aurífera en el departamento de Madre de Dios, donde se encuentra el valle, advirtió Brack.
«Para extraer una tonelada de oro se vuelcan 22 toneladas de mercurio, elemento que se volatiliza y retorna al suelo con la lluvia, donde es asimilado por los peces que consumen los humanos, a los que provoca daños irreversibles. La migración de los peces extiende el daño a otros ríos», dice.
Para la mayoría de los ambientalistas peruanos, el manejo de los parques nacionales debe basarse en la promoción del ecoturismo, que ha demostrado ser una actividad rentable no depredadora y con gran capacidad de generación de empleo.
«Actualmente, llegan 25.000 turistas por año a Madre de Dios, y el ecoturismo en esa zona puede captar fácilmente por lo menos 100.000 de los 600.000 turistas que visitan Cusco todos los años», concluyó Brack. (FIN/IPS/al/mj/en/00