AMBIENTE: ONU y Banco Mundial piden nuevo enfoque de conservación

La capacidad de la Tierra para sostener la vida disminuirá rápidamente a menos que los gobiernos y mercados comiencen a valorar los servicios de la naturaleza, como la purificación del agua y el aire, advierte un nuevo informe.

El estudio fue elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Banco Mundial y el Instituto de Recursos Mundiales, en base a una investigación de dos años de duración.

"Los ecosistemas proveen servicios esenciales: purificación del agua y el aire, control del clima, ciclo de nutrientes y producción del suelo, servicios que no se pueden sustituir a ningún precio razonable", sostiene el documento.

El informe de 239 páginas examina ecosistemas costeros, forestales, agrícolas, de pradera y agua dulce, y revela cómo las actividades humanas han alterado los ciclos químicos básicos del planeta (agua, carbono y nitrógeno) de los que dependen todos los ecosistemas.

"Por demasiado tiempo, nos hemos concentrado en cuánto podemos sacar de los ecosistemas, con escasa atención a los servicios que nos ofrecen", señaló Thomas Johansson, director del programa de energía y atmósfera del PNUD.

Más de 75 científicos contribuyeron a este esfuerzo de investigación internacional, que será lanzado oficialmente en Noruega este viernes.

"La gente y los ecosistemas: El frágil tejido de la vida" pinta un panorama tenebroso de sobrepesca oceánica, sobrebombeo de agua para uso agrícola, y destrucción de bosques y arrecifes de coral.

La mitad de los pantanos del planeta se perdieron en el último siglo, aunque diluyen desperdicios, reciclan nutrientes y mantienen la biodiversidad.

Cerca de nueve por ciento de las especies de árboles están en riesgo de extinción, aunque los bosques eliminan contaminantes del aire, emiten oxígeno y absorben dióxido de carbono, estabilizan el suelo y controlan el flujo de aguas.

"Si esta tendencia se mantiene, la pérdida de ecosistemas saludables frenará no solo economías locales, sino también nacionales y el desarrollo mundial", advierte el informe.

La tala comercial de árboles en India y la conversión de bosques en tierras agrícolas, por ejemplo, dejaron en ruinas el sistema tradicional de administración local de los bosques, sostiene el estudio.

"Esto causó escasez de leña y material de construcción para gran parte de los 275 millones de campesinos indios que dependen de los recursos forestales", señala.

La contaminación de ríos y lagos excedió por lejos la capacidad de los ecosistemas costeros y de agua dulce de mantener una buena calidad del agua, advierte el informe.

Agrega que la condición de los ecosistemas costeros es cada vez peor, ya que 28 por ciento de los más importantes bancos de pesca están agotados, sobreexplotados o apenas comienzan a recuperarse de la sobrepesca.

"Aunque los países industrializados mejoraron la calidad de su agua en los últimos 20 años, en las naciones en desarrollo esa calidad se degradó sustancialmente, en especial en las zonas urbanas e industriales", dice el informe.

En China, la escasez de agua en las ciudades -agravada por la sobreexplotación y la contaminación de ríos cercanos y fuentes de agua subterránea- cuesta a las economías urbanas unos 11.200 millones de dólares en producción industrial y aflige a casi la mitad de la población de las principales ciudades.

En las provincias costeras de Canadá, el colapso de la pesca de bacalao a comienzos de los años 90 hizo que 30.000 pescadores pasaran a depender de la ayuda del Estado y diezmó las economías de 700 comunidades solo en Newfoundland, según el informe.

Sin embargo, en todo el mundo hay gente que busca soluciones para los ecosistemas degradados.

En Dhani, India, las comunidades organizan patrullas de vigilancia y prohíben el pastoreo de ganado para restaurar sus bosques.

En Machakos, Kenia, los agricultores de Akamba minimizaron la erosión del suelo adoptando un sistema de conductos, plantación de árboles y terrazas que no se encuentra en ningún otro lugar del país.

"Los esfuerzos de conservación, sumados a la perseverancia y el trabajo duro, permitieron a la gente de Machakos sobrevivir en medio de la sequía, la pobreza y la degradación de la tierra", destaca el informe.

Aunque estos enfoques son muy innovadores, distan de ser verdaderos "enfoques de ecosistema", necesarios para hacer frente a la actual degradación ambiental y el inevitable aumento del consumo, observa el estudio.

La mayoría de los programas y planes de administración ambiental "incluyen únicamente acciones de reparación, pero no de prevención".

En cambio, explica el informe, un enfoque de ecosistema debe ser integral, considerar todos los posibles bienes y servicios del ecosistema y aumentarlos al máximo.

"Un elemento esencial de un enfoque de ecosistema es el reconocimiento y la medición del valor de los servicios que ofrece el ecosistema, de modo que gobiernos, industrias y comunidades puedan tenerlo en cuenta en sus opciones de producción y consumo", resalta el informe.

Un primer paso para establecer ese valor puede ser el cálculo del costo de las políticas económicas que estimulan el uso de recursos, que termina por dañar los ecosistemas.

Las exoneraciones fiscales, incentivos comerciales, aranceles, estrategias de inversión pública y otras políticas económicas han distorsionado el precio del agua y la tierra, sostiene el documento.

En todo el mundo, los subsidios que respaldan prácticas ambientales insustentables se estiman en 700.000 millones de dólares.

"La globalización y la industrialización desestabilizarán muchos modelos económicos tradicionales que se concentran en la subsistencia y en el uso local de recursos", concluye el informe. (FIN/IPS/tra-en/dk/da/mlm/en/00

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