Estados Unidos y Vietnam restablecieron hace cinco años relaciones diplomáticas interrumpidas por su guerra de 1962-1975 y han superado muchos obstáculos a su acercamiento, pero no los creados por el uso estadounidense en la guerra del llamado Agente Naranja, un defoliante con dioxina.
Hanoi contribuyó a mejorar los vínculos con Washington al esforzarse por aclarar que ocurrió con militares estadounidenses desaparecidos en acción durante la guerra, en julio ambos países firmaron un histórico pacto, y el presidente estadounidense, Bill Clinton, planea visitar Vietnam a fines de este año.
Sin embargo, aún no ha sido posible superar el problema vinculado con el uso del Agente Naranja en la guerra, que volvió a primer plano por recientes descubrimientos del científico estadounidense Arnold Schecter.
Schecter, un profesor de ciencias ambientales en la Universidad de Texas, presentó pruebas abrumadoras de que la permanencia de efectos contaminantes de la dioxina es mucho mayor de lo que se pensaba.
Su investigación corroboró un estudio realizado por expertos canadienses el año pasado, y demostró que la dioxina no se ha disipado en los lugares donde se usó el Agente Naranja, sino que sigue presente en la cadena alimentaria.
En julio, Schecter tomó muestras de sangre de 20 personas de la vecindad de la antigua base estadounidense de Bien Hoa, cerca de Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón).
Informes de la época de la guerra que se hicieron públicos hace poco indicaron que un accidente causó el derrame de entre 20.000 y 30.000 litros del Agente Naranja en Bien Hoa.
La dieta de las 20 personas cuyas muestras de sangre se analizaron se basa en el consumo de peces de un río cercano, y 19 tenían niveles de dioxina anormalmente altos.
"Una mujer cuya sangre se analizó tenía 135 veces más dioxina que los residentes en Hanoi no expuestos al Agente Naranja, el nivel más alto registrado en Vietnam desde que las últimas muestras de sangre fueron examinadas durante la guerra", señaló Schecter con alarma.
La dioxina causa graves malformaciones en los hijos de personas expuestas, en especial retardo mental y anomalías en las extremidades, y ha afectado a un millón de personas en Vietnam. Muchas víctimas nacieron una década después de que el Agente Naranja fue rociado por última vez, en 1971.
Unos 72 millones de litros del Agente Naranja fueron rociados en el centro y el sur del país durante la guerra, y funcionarios vietnamitas afirman que eso ha causado también casos de cáncer, deficiencia del sistema inmunitario y desarrollo de variedades mutantes de malaria.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) admitió hace poco que la sustancia empleada como arma química era un poderoso cancerígeno, pero Washington arguye que es preciso realizar más estudios antes de reconocer el alcance denunciado de los efectos de la dioxina.
"No es posible establecer un vínculo hasta que haya más pruebas científicas", declaró Douglas Peterson, embajador estadounidense en Vietnam, quien agregó que ese país es "el laboratorio perfecto" para realizar estudios.
Peterson dijo que esos estudios permitirán "llegar de una vez por todas a una conclusión científica acerca del efecto del Agente Naranja en las personas".
El secretario estadounidense de Defensa, William Cohen, visitó Vietnam en marzo y en esa ocasión expresó el deseo de Washington de llevar a cabo un estudio conjunto con Hanoi en la materia, pero llegar a un acuerdo será difícil para ambos gobiernos.
Vietnam podría reclamar indemnizaciones enormes, y algunos legisladores estadounidenses han acusado a Hanoi de explotar la cuestión para apropiarse de dinero de los contribuyentes de Estados Unidos.
A su vez, Washington está bajo presión de la industria química estadounidense, incluyendo a los ex productores del Agente Naranja. Se afirma que conclusiones sobre los efectos de la dioxina del Servicio de Salud Pública fueron retenidas por presión industrial, y es posible que los hallazgos de la EPA sean impugnados.
La preocupación de los industriales tiene fundamento. En casos anteriores, 20.000 veteranos estadounidenses de la guerra con Vietnam demandaron a Dow Chemical, el ex fabricante de Agente Naranja, y lograron que se reconociera su derecho a recibir 180 millones de dólares como compensación.
La estatal Administración de Veteranos estadounidense también accedió a indemnizar a ex combatientes en Vietnam que sufren diversos males, entre ellos cáncer, y cuyos hijos nacieron con el defecto genético de espina dorsal bífida.
Por ahora, Washington pide que Hanoi muestre mayor "apertura" antes de cooperar en estudios conjuntos.
La única delegación científica estadounidense que visitó Vietnam para investigar el impacto del Agente Naranja, hace cinco años, fue detenida en el aeropuerto al volver a su país, y se le requisaron documentación y muestras de sangre.
En junio, Hanoi permitió a Schecter que llevara muestras de sangre a un laboratorio alemán habilitado por la Organización Mundial de la Salud, para que fueran analizadas, pero no lo dejaron llevar también muestras de alimentos y de capas superficiales y profundas de terreno.
La cautela de Hanoi quizá se deba a que pruebas concluyentes de la contaminación con dioxina pueden perjudicar las exportaciones agrícolas de Vietnam y su industria turística, señalaron observadores.
El médico Le Cao Dai, director de una fundación para el estudio del Agente Naranja, desestimó esa hipótesiy dijo a IPS que estudios de científicos italianos en los años 70 demostraron la inexistencia de toxinas en frutas provenientes de zonas expuestas al arma química.
Dai, quien colaboró con Schecter, dijo que "vagos temores" de funcionarios vietnamitas fueron la causa de que prohibieran la salida del país de ciertas muestras.
"Traté de convencerlos de que los resultados de los estudios sobre el Agente Naranja serán beneficiosos para nuestra gente, pero necesitan tiempo para comprender", acotó.
El médico expresó su confianza en que una oferta formal de Washington para realizar estudios conjuntos sería aceptada y recibiría plena cooperación. "Ambas partes aguardan luces verdes, y creo que Hanoi ya hizo suficientes señales a Washington", afirmó.
Clinton ya admitió que el Agente Naranja afectó a veteranos estadounidenses, y Dai espera que también reconozca sus efectos sobre el pueblo vietnamita antes que terminar su mandato este año.
Schecter fue recibido en la Casa Blanca antes de viajar a Vietnam, y declaró luego que su gobierno "está preocupado y desea anunciar tareas de cooperación sanitaria con Vietnam acerca del Agente Naranja".
Sin embargo, añadió que la realización de esas tareas exige cooperación de ambas partes y "abierta circulación de especímenes y datos".
Mientras tanto, muchos señalan que Estados Unidos está dispuesto a gastar millones de dólares para recuperar los restos de sus soldados desaparecidos en acción durante la guerra con Vietnam, pero no ha indemnizado vietnamitas afectados por la dioxina.
Chuck Searcy, director de programas en Hanoi de la Fundación de Veteranos de Vietnam, expresó su impaciencia por la actitud de Washington.
"Los problemas de salud asociados con la dioxina sólo se transforman en cuestiones de interés nacional e internacional cuando se plantean en Estados Unidos o Europa", comentó.
"Durante 30 años la situación en Vietnam ha sido peor que en cualquier otra parte del mundo, pero los estadounidenses no rehusamos a admitir la existencia del problema", agregó. (FIN/IPS/tra-eng/nnp/js/ego/mp/he hd ip/00)