La instalación del nuevo Poder Legislativo marca en Venezuela el fin de una larga etapa de transición caracterizada por conflictos y conducida por el presidente Hugo Chávez con el propósito de refundar la democracia en el país.
El parlamento de transición, una comisión legislativa conocida popularmente como «congresillo», cesó en sus funciones este viernes y dejó abierta las puertas del palacio legislativo para el estreno en este país de una Asamblea Nacional que cambia toda la estructura de ese poder público.
Para comenzar, la Asamblea es unicameral, lo que constituye una novedad para los venezolanos acostuimbrados durante 42 años de democracia a un Congreso bicameral. Además, es mucho más pequeña, pues tendrá 165 diputados en vez de los casi 300 parlamentarios del viejo Poder Legislativo.
Los nuevos parlamentarios fueron elegidos el 30 de julio en comicios en que los venezolanos también votaron por presidente, gobernadores, legisladores provinciales y alcaldes, para adaptar la institucionalidad a la Constitución vigente desde diciembre.
El acto de instalación de la nueva Asamblea será este lunes, y se espera que una vez inaugurada se restablezca el funcionamiento normal del Estado. Uno de sus primeros actos será la juramentación del Presidente, que nuevamente será Chávez.
Chávez logró ser «relegitimado» en su puesto con 59 por ciento de los votos el 30 de julio, e iniciará desde cero un nuevo período presidencial, después de haber ejercido como mandatario durante 17 meses bajo la legislación regida por la carta fundamental anterior.
La institución del presidente de Venezuela también fue afectada por el cambio constitucional, pues su periodo aumentó de cinco a seis años, y por primera vez tendrá la posibilidad de reelección inmediata. Chávez ya anunció que espera gobernar por al menos una década.
El proyecto de cambios anunciado por Chávez fue iniciado el mismo momento en que asumió la Presidencia por primera vez en febrero de 1999, cuando calificó la Constitución vigente entonces como una «moribunda» que debía ser reemplazada.
El proceso de redacción de una nueva carta fundamental estuvo caracterizado por una fuerte desestabilización de las instituciones públicas, descalificadas abiertamente por el mandatario. El 15 de diciembre del año pasado, la Constitución fue aprobada en un referendo con 71 por ciento de los votos.
Una semana después se decretó un régimen de transitoriedad cuyo mayor representante, la comisión parlamentaria de transición de 21 integrantes, funcionó hasta este viernes.
La comisión fue objeto de una andanada de críticas por parte de opositores y de sectores de la sociedad civil, quienes la consideraron como una institución incondicional del gobierno de Chávez, mientras cuestionaban la legalidad de su existencia y de su actividad legislativa.
El parlamento de transición sancionó 32 leyes y aprobó más de 200 créditos adicionales en unas 60 sesiones, en medio de un ambiente político agitado por el enfrentamiento político de las últimas elecciones.
Los comicios para renovar la institucionalidad venezolana fueron postergados tras la peor tragedia natural en la historia de este país, registrada en diciembre. Entonces se fijaron para el 28 de mayo, pero en esa ocasión también resultaron suspendidas a causa de fallas técnicas.
Chávez planteó en diversas oportunidades la necesidad de completar el proceso electoral para terminar con la transición. También aseguró que, después de impulsar durante un año y medio los cambios políticos, «ahora me dedicaré a la economía».
Venezuela experimentó una caída de 7,2 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1999, y los mejores pronósticos auguran para este año una tendencia positiva de entre dos y tres por ciento, insuficiente para recuperar el terreno perdido.
El próximo gobernante deberá lidiar con un país donde 80 por ciento de la población es pobre, pese a que se trata del tercer exportador de petróleo del mundo. Chávez ha asegurado que su proyecto contempla derrotar la pobreza para 2011.
El final de la transición política coincide con la instauración del nuevo mapa político venezolano. La llegada de Chávez al poder marginó a los partidos tradicionales socialdemócrata y demócratacristiano que dominaron a la oposición durante 40 años de democracia.
En la nueva Asamblea, la principal fuerza es el partido del presidente, el Movimiento V República, con 55 por ciento de los diputados, lo cual, junto con sus alianzas, le otorga una mayoría contundente.
Sin embargo en algunos temas trascendentales deberá negociar con otras fuerzas emergentes, o con el viejo partido socialdemócrata Acción Demócratica que con casi 20 por ciento del parlamento quedó consolidada como el principal representante de oposición.
La mayoría calificada de dos tercios de la Asamblea será necesaria para nombrar otros representantes de los poderes públicos venezolanos, como los miembros del Tribunal Supremo de Justicia, o el fiscal, el contralor y el defensor del pueblo, que forman el novedoso Poder Ciudadano.
El nombramiento de esas autoridades, que hasta ahora también eran transitorias, deberá ser abordado por los parlamentarios en las primeras jornadas de trabajo.
Y después tendrán una tarea ardua por delante: la redacción de todas las leyes que deberán sustentar y poner en práctica las disposiciones de la nueva Constitución, que Chávez considera como el pilar para sostener su «revolución pacífica y democrática». (FIN/IPS/lc/mj/ip/00