La tranquilidad regresó hoy a Venezuela tras los estallidos de violencia en varios estados, cuyos gobernadores de oposición al presidente Hugo Chávez impugnan la victoria de sus contendores oficialistas en las elecciones generales del domingo.
Un joven simpatizante de Chávez murió baleado este martes en una céntrica plaza de San Carlos, capital del estado de Cojedes, en los llanos centrales, en una trifulca entre seguidores del gobernador electo, Johnny Yáñez, y del saliente, Alberto Galíndez, de un partido opositor al gobierno central.
Mérida, capital del estado del mismo nombre en los Andes del suroeste, permanecía este miércoles bajo fuerte custodia de 400 militares y varios cientos de policías, tras los desórdenes del martes que dejaron nueve personas heridas.
El gobernador saliente de Mérida, William Dávila, presidente de la asociación de los 23 gobernadores regionales del país y opositor a Chávez, denunció fraude en favor del oficialista Florencio Porras y amenazó con no entregar su despacho al rival proclamado por la autoridad electoral.
"Yo no me entrego. Me sacarán preso, con un tanque o un avión", dijo Dávila, disidente del partido socialdemócrata Acción Democrática (AD), el que más ha gobernado el país el último medio siglo y que le ofreció respaldo institucional.
Sin embargo, al avanzar la jornada y mientras su ciudad recuperaba la calma, Dávila se preparaba a entregar el cargo para hacer cesar la tensión callejera, y anunció que procederá a reclamar su victoria ante el Consejo Nacional Electoral y los tribunales de justicia.
Igual proceder adoptaron los opositores que alegaron irregularidades en los estados de Cojedes, Falcón (noroeste), Táchira (suroeste) y Anzoátegui (oriente). En esta última entidad un explosivo casero destruyó este miércoles una casa rodante del gobernante Movimiento Quinta República (MVR).
En Apure, al sur del país, el que reclamó fue el gobernador oficialista Jesús Aguilarte, respecto de la votación alcanzada por el vencedor, Luis Lippa (AD).
En tanto, en Amazonas, en el extremo sur, la disputa es cerrada entre dos opositores, uno de AD y otro del partido izquierdista Patria Para Todos (PPT).
En el ámbito municipal destacaban los reclamos de opositores en los dos principales municipios caraqueños, Libertador y Sucre, que albergan los poblados barrios obreros y marginales, y eligieron alcaldes del MVR.
Independientes de derecha ganaron los municipios capitalinos de clase media.
Cabimas, importante ciudad petrolera de occidente, fue también escenario este miércoles de disturbios protagonizados por estudiantes defensores de un candidato izquierdista a la alcaldía, que dejaron como saldo 30 detenidos, mientras la junta electoral proclamaba ganador a un candidato independiente.
Sin embargo, al cierre de la jornada prevalecían los llamados de Chávez y sus colaboradores, del Consejo Nacional Electoral, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, la Iglesia Católica y del estadounidense Centro Carter, observador de los comicios, para que se dieran trámite pacífico y tranquilo a las denuncias.
Las irregularidades denunciadas sumaron 2.016, en elecciones que ocupó 10.550 mesas de votación, 6.900 de ellas automatizadas, según datos divulgados por la prensa local, pero el Consejo Electoral apenas recibió unas pocas denuncias, y esperaba otras más en los próximos días.
"Estas confrontaciones son propias de un proceso electoral, y más en uno tan complejo e inédito como éste, pero lo importante es procesarlas debidamente ante la autoridad electoral o la Sala Electoral del Tribunal Supremo", dijo el número dos de la Defensoría del Pueblo, Juan Navarrete.
Las llamadas en Venezuela "megaelecciones" permitieron escoger nueve tipos o grupos de autoridades, a través del manejo por cada elector de cuatro boletas de unos 70 centímetros de largo en las que debía hacer marcas en óvalos diminutos.
Como resultado de los comicios fue reelegido Chávez para gobernar el sexenio 2000-2006, al lograr 59,2 por ciento de los votos válidos, frente a 37,9 por ciento de Francisco Arias y 2,8 por ciento de Claudio Fermín.
Además, cambió el mapa político. En el nuevo parlamento unicameral de 165 escaños, 100 estarán en manos del gobernante MVR y sus aliados. La oposición, en cambio, era mayoría en el Congreso bicameral que se había elegido en 1998.
Pero, sobre todo, el MVR y los partidos aliados, que hasta ahora tenían apenas un tercio de las gobernaciones regionales, han conquistado 60 por ciento de esas reparticiones y adquirido una presencia municipal muy importante para acompañar a Chávez en su renovada Presidencia.
Por ello, el gobierno favorecía que todos aceptasen los resultados oficiales para iniciar una gestión en calma, mientras se procuraba que las denuncias fluyesen hacia canales más tranquilos. (FIN/IPS/jz/dm/ip/00