Organizaciones no gubernamentales (ONG) que brindan asistencia en el sur de Sudán, muy afectado por una guerra civil, condenaron bombardeos del gobierno en la región que afectaron a civiles y las propias ONG.
Las ONG actúan en el marco de la Operación Cuerda de Salvataje para Sudán (OLS), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y dijeron que más de 10 personas murieron y otras fueron heridas por bombardeos contra dos poblaciones controladas por los rebeldes en la provincia de Bahr El Ghazal.
Una escuela y un mercado fueron destruidos en la ciudad de Tonj por 20 bombas arrojadas en ataques de aviones Antonov fabricados en Rusia, según fuentes de la ONU.
En la otra población afectada, Mapel, bombas alcanzaron un centro de alimentación "en desuso" y cayeron muy cerca de un avión de la OLS estacionado.
Las ONG señalaron en un comunicado que el gobierno sudanés fue responsable de por lo menos 33 bombardeos en julio, y que la mayoría de ellos afectó instalaciones de agencias humanitarias.
"Estamos muy perturbados y nuestro personal voluntario tiene serias dificultades para manejar la situación", afirmó Leen Verstraelen, un portavoz de la ONG Médicos Sin Fronteras, según el servicio de información de la ONU en Nairobi.
En otro comunicado, de una coalición de 14 ONG que trabajan en la región, se aseguró que el mes pasado fuerzas del gobierno arrojaron 250 bombas en la región, y que las poblaciones de Nyamlel y Thiet fueron blanco de 24 bombas cada una.
La localidad de Rumbeck sufrió dos bombardeos, los cuales mataron o hirieron a numerosas personas en el área del mercado, añadieron.
"En un solo día fueron atacadas tres localidades en las cuales se encontraban en tierra aviones arrendados por grupos humanitarios", apuntó Siobhan McGee, de la ONG Concern Worldwide.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios confirmó las denuncias.
Los últimos bombardeos se produjeron pese a que altos funcionarios de la ONU habían expresado en las últimas semanas su preocupación tras ataques aéreos previos sobre la región de Bahr El Ghazal.
Las ONG afirmaron que hacen lo que pueden para ayudar a la vulnerable población de Sudán meridional y apuntaron que los bombardeos del gobierno agravan los problemas humanitarias en la región.
Durante los últimos 12 meses, las ONG que operan en Sudán meridional se han quejado de reiterados ataques contra blancos civiles, incluyendo a hospitales e instalaciones para brindar ayuda humanitaria en Bahr El Ghazal, en violación del "cese del fuego humanitario" acordado con mediación de la ONU.
A mediados de julio, la ONG suiza Solidaridad Cristiana Internacional denunció un bombardeo contra un hospital de campaña y un avión del Comité Internacional de la Cruz Roja en Chelkou, al norte de Bahr El Ghazal, por parte de aviones Antonov del gobierno.
El ataque causó heridas a dos pacientes sudaneses, destruyó el avión y causó importantes daños al hospital.
"Los ataques dirigidos contra instalaciones de ONG, aviones, clínicas y centros de distribución de ayuda han afectado la calidad de la asistencia suministrada", dijo McGee.
Desde 1983, Sudán meridional es escenario de una guerra entre el gobierno y grupos insurgentes.
El mayor de esos grupos es el Ejército Popular de Liberación (SPLA), que controla y administra vastos territorios y lucha por la autodeterminación de la región, cuya población es en su mayoría cristiana o animista, contra la imposición de la Sharia (ley islámica) por parte de Jartum.
El SPLA que condenó los bombardeos y los describió como "un intento de último minuto" por parte del gobierno para obtener ventaja antes de una ronda de conversaciones de paz patrocinada por la Autoridad Intergubernamerntal sobre Sequía de la región y prevista para fin de mes.
Samson Kwaje, portavoz del SPLA, dijo a IPS en Nairobi que los ataques de Jartum buscan desestabilizar las operaciones de ayuda humanitaria y presionar a los insurgentes para que declaren un cese del fuego unilateral antes de esas conversaciones.
Al gobierno "le encantaría expulsar a todas las agencias de ayuda para que los civiles mueran de inanición", afirmó.
Un acuerdo firmado por Jartum y el SPLA para permitir que las ONG realizaran tareas imparciales de ayuda en la región ha sido violado con frecuencia por intensos combates.
Los últimos bombardeos del gobierno se produjeron después de que Jartum acusó a las agencias humanitarias de brindar alimentos y armas a los insurgentes.
"Esas ONG no son serias, no se quejan cuando atacan los rebeldes", se quejó una fuente de la embajada de Sudán en Nairobi.
La fuente dijo que Jartum intensificó los bombardeos tras comprobar que los rebeldes aprovecharon la calma de los últimos dos meses para reagruparse y ocupar las cinco mayores poblaciones del sur que estaban en manos de tropas gubernamentales.
"Los lugares que capturamos están a cientos de kilómetros de distancia de los blancos de los ataques. Las poblaciones que ellos bombardean son centros de ayuda", aseguró Kwaje.
"Eso es una cobardía. No atacan lugares donde el SPLA combate, sólo bombardean escuelas y hospitales".
La guerra civil en Sudán es uno de los conflictos más prolongados del mundo, y ya ha causado la muerte de dos millones de personas en el sur, en forma directa o por el agravante de condiciones climáticas y humanitarias adversas.
También ha determinado el mayor desplazamiento interno de personas en el mundo, que afectó a cuatro millones de individuos según estimaciones de la ONU.
Los esfuerzos diplomaticos para poner fin al conflicto han sido infructuosos, ya que no lograron resolver dos cuestiones clave: la separación de la religión y el Estado, y la realización de un referendo para que la poblacion del sur decida si desea la secesión.
El gobierno ratificó hace poco que no está dispuesto a renunciar a la ley islámica ni a permitir la secesión.
Kwaje dijo que la superación del estancamiento de las negociaciones depende de que Jartum "se ablande un poco", ya que el SPLA no puede "renunciar a la autodeterminación y aceptar la Sharia". (FIN/IPS/tra-eng/ja/sm/ego/mp/hd ip/00)