El paludismo, una enfermedad que diezma las poblaciones de Africa y de otras zonas en desarrollo, aparece también ahora en las cercanías de los aeropuertos de los países industrializados, transmitida por mosquitos que viajan en aviones comerciales.
Las diferencias siguen siendo abismales entre ambas regiones en los 1.086.000 decesos causados por la enfermedad en el mundo en 1999. Una abrumadora mayoría pertenecía a Africa, frente a los apenas 87 enfermos del llamado «paludismo de aeropuertos» registrados en los últimos 30 años en países del Norte.
Sin embargo, la preocupación se apoderó de los sanitaristas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al comprobar las incursiones por territorio europeo de agentes infecciosos conocidos por su despreocupada ignorancia de las fronteras nacionales.
Las enfermedades, como el paludismo, que emplean insectos para diseminarse son especialmente difíciles para seguir su rastro, previno un estudio preparado por un equipo que dirigió Norman Gratz, ex director de la División de Biología y Control de Vectores de la OMS.
El problema se agrava y alcanza dimensiones universales cuando los insectos pertenecen a la variedad que se adapta a los desplazamientos en aviones jet. Los mosquitos constituyen un ejemplo notorio de esas especies, en particular los que llevan parásitos de paludismo y virus de dengue o fiebre amarilla.
Aunque en los aviones también han sido encontrados otros insectos portadores de enfermedades, incluídas las moscas tsetse, vectores de la trypanosomiasis africana o enfermedad del sueño, y las moscas de las playas, que contagian la leismaniasis.
Entre 1969 y 1999 se registraron 87 casos de paludismo, cinco de los cuales fueron fatales, entre personas que vivían en las proximidades de los aeropuertos de 12 países industrializados.
Francia encabezó la lista con 26 casos, seguida de Bélgica con 16 y Gran Bretaña con 14. El estudio relacionó el fenómeno con el elevado número de vuelos entre las principales terminales aéreas de esos países europeos y las naciones de Africa central y occidental.
Los mosquitos portadores del paludismo pueden entrar en la cabina de pasajeros antes del despegue o durante escalas del vuelo, aunque también pueden llegar a sobrevivir en los contenedores de equipajes.
De cualquier modo que viajen, el paludismo importado de esa manera es frecuentemente fatal debido a diagnósticos tardíos de médicos que no están preparados para afrontar el riesgo de esa enfermedad.
Además del paludismo de aeropuertos, se producen otros casos de la misma enfermedad debido al contagio de viajeros europeos, que en 1999 sumaron 2.000.
El costo del tratamiento de cada uno de los enfermos de paludismo de aeropuertos supera los 2.700 dólares.
Esa cifra excede al costo de desinfección periódica de los aviones mediante aplicaciones de un insecticida residual, como permethrin, más la atomización antes del embarque de los pasajeros o del despegue.
Por otra parte, Africa subsahariana requiere unos 1.000 millones de dólares anuales para afrontar este mal que cobra cada año más de 900.000 vidas.
Esa inversión podría arrojar un beneficio variable entre 3.000 y 12.000 millones de dólares por año, como consecuencia del impulso del producto bruto interno (PBI) combinado de los países de la región, concluyó un estudio de la OMS.
En otro plano, el estudio de la OMS recordó que las especies de mosquitos portadores del paludismo llegaron por primera vez a Brasil en 1930, pero probablemente en barco en lugar de aviones.
La epidemia en el país sudamericano causó 300.000 casos y 16.000 decesos.
La erradicación definitiva del vector demandó a Brasil una costosa campaña, señaló la OMS al que recomendar a los estados la observancia de sus instrucciones sobre desinfectación de aviones. (FIN/IPS/pc/dm/he/00