Hace falta una estrategia común para adoptar una convención internacional que controle el consumo del cigarrillo, señalaron activistas reunidos en esta ciudad para la 11 Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud.
Con ese objetivo se preparan activistas de todo el mundo para las reuniones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará en Ginebra en octubre para analizar la Convención Marco de Control del Tabaco.
"Este tratado es muy importante para nosotros. Muchos piensan que servirá como un instrumento importante para combatir la epidemia que la industria del tabaco ha propagado", declaró Yussuf Saloojee, director del Consejo Nacional Sudafricano Contra el Cigarrillo.
El tratado es la mejor oportunidad que tienen los países en desarrollo para enfrentar la agresiva comercialización de las compañías tabacaleras, según Mary Assunta, portavoz de la Asociación de Consumidores de Penang, Malasia.
"No pueden seguir como si no pasara nada cuando saben lo que sus productos le hacen a la gente. La Convención los obligará a ser más responsables", agregó.
Los activistas antitabaco deben concurrir a Ginebra en gran cantidad, exhortó Assunta. "El papel de las organizaciones no gubernamentales es fundamental para hacer una diferencia en el proceso de la convención", señaló.
Muchos de los 4.500 participantes en Chicago comparten su opinión y aseguran que tienen el apoyo necesario para la Convención. Numerosos gobiernos expresaron su interés en el documento.
"Esa participación (gubernamental) nos da esperanza en la batalla contra los gigantes del tabaco", reconoció Emma Must, de la organización británica Action on Smoking and Health.
Hasta el momento, ningún gobierno intentó "acabar con el tratado", incluso países tabacaleros como Brasil, Malawi y Zimbabwe, explicó.
El tratado, presentado en mayo en la Asamblea Mundial de la Salud, cubrirá ámbitos como la publicidad y la promoción del tabaco, la diversificación agrícola de las plantaciones, el contrabando de cigarrillos, impuestos y subsidios.
El instrumento permitirá que los gobiernos detengan la penetración de las firmas tabacaleras en sus fronteras y lancen campañas de información sobre las "estrategias y las tácticas empleadas por las compañías" para que la gente comience a fumar.
Para Must y Solajee es sumamente importante el fondo de desarrollo multilateral que crearía la Convención. Este permitiría a los países en desarrollo los recursos para enfrentar los intentos de la industria tabacalera de inundar sus mercados con cigarrillos.
"El fondo hará que el tratado sea más efectivo", observó Must. "El tratado necesita un mecanismo financiero para darle fuerza", apoyó Solajee.
Según la OMS, la necesidad de este tratado surgió porque el tabaco se convirtió en un asesino mundial. El organismo expresó su preocupación en distintos informes divulgados esta semana en Chicago por la mortandad y las enfermedades que causa el tabaquismo en muchos países del Sur en desarrollo.
En la actualidad, por ejemplo, hay 1.100 millones de fumadores en el mundo, "80 por ciento en los países de bajos y medianos ingresos". Se estima que la cantidad aumentará a 1.600 millones para el 2030.
Así mismo, la edad a la cual se comienza a fumar "está decreciendo, posiblemente debido a la creciente promoción (de los cigarrillos) destinada a los niños", advirtió la OMS.
En este siglo, agregó, cerca de 1.000 millones de personas morirán por causas relacionadas con el tabaquismo, si este sigue extendiéndose sin control. Esa cifra será "10 veces superior a la mortandad causada por el tabaco en todo el siglo XX".
"El tabaco no es sólo una tragedia humana, sino que también representa una carga para los sistemas de salud", declaró la directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland.
"El tratado brindará un marco internacional a las políticas nacionales de salud y para controlar el alcance mundial de las firmas trasnacionales", afirmó.
Así mismo, reconoció otro mérito de la Convención, el de intercambio mundial de conocimiento.
"Por ejemplo, cuando las compañías tabacaleras confiesan ante los tribunales de un país que sabían que sus productos causaban cáncer y que era una causa adictiva de muerte, esa información se divulgará a todo el mundo, gracias a la Convención", agregó.
No obstante, el proceso de negociación que comenzará en octubre en Ginebra "no será fácil en algunos países", reconoció.
"Al igual que la convención para prohibir las minas terrestres, la Convención contra el tabaco pretende detener a un asesino", recordó Brundtland. (FIN/IPS/tra-en/mmm/da/aq/he/00