El aumento de 10 por ciento en el precio del cigarrillo como resultado de mayores impuestos obligaría a 42 millones de personas a dejar de fumar y evitaría 10 millones de muertes por esa causa, la mayoría en el Sur en desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial.
Nueve millones de esas muertes ocurren en los países pobres, precisa el informe de ambas organizaciones divulgado esta semana.
Con la suba de impuestos, los países del Sur en desarrollo no tienen nada que perder, aseguró Prabhat Jha, redactor del informe "Control del tabaco en los países en desarrollo".
"El consumo del tabaco y las muertes por su causa descenderán, y los ingresos del gobierno por concepto del tabaco aumentarán siete por ciento en promedio por un incremento de 10 por ciento en los impuestos al cigarrillo", aseguró.
La directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland, opina igual. "Los gobiernos que deseen detener… las muertes relacionadas con el tabaco deben considerar en serio el aumento en los impuestos al tabaco como cuestión de prioridad", declaró.
En la actualidad, los impuestos al cigarrillo son más bajos en el mundo en desarrollo que en los países industrializados. Los gravámenes en Alemania, Austria y Francia son de 70 por ciento, mientras en Bangladesh, Indonesia y Zambia se limita a 30 por ciento.
La necesidad de limitar el tabaquismo en los países del Sur aumenta a medida que las firmas tabacaleras recurren cada vez más a los mercados en desarrollo para compensar la caída de las ventas en el Norte industrializado.
Este es uno de los puntos discutidos en la Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud, que comenzó este domingo en Chicago.
Hoy, cerca de 250 millones de hombres fuman en India, una cifra prácticamente igual a la población de Estados Unidos, dijo Chittakkudam Soman, uno de los 4.500 participantes de 140 países reunidos para la Conferencia.
En Indonesia la inquietud surge de la creciente cantidad de estudiantes universitarios que sucumben a la venta de tabaco.
"Un estudio hecho en 1999 con 241 estudiantes universitarios de la Universitas Muhammadiya halló que 39,4 por ciento son fumadores", reveló Soeratmi Poerbonegoro, de la Universidad de Indonesia.
Si la tendencia actual continúa habrá en el mundo 1.600 millones de fumadores en el 2025, frente a los 1.100 millones de hoy, advirtió la OMS. El mayor porcentaje de consumo corresponde a la región de Asia y el Pacífico.
Para el 2030, prácticamente 70 por ciento de las muertes por el tabaco ocurrirán en el mundo en desarrollo, frente al 50 por ciento actual.
Eso implica que el tabaco "pronto será la principal causa de muerte en todo el mundo, causando más muertes que el sida, la mortalidad materna, accidentes automovilísticos y suicidios en conjunto", agregó.
Muchos hombres en los países de bajos y medianos ingresos no están dispuestos a abandonar el vicio, agrega el informe.
"Cerca de 30 por ciento de los hombres en la mayoría de los países de altos ingresos dejaron de fumar, pero en China sólo habían abandonado el cigarrillo dos por ciento en 1993 y sólo cinco por ciento en India. En Vietnam sólo dejaron de fumar 10 por ciento en 1997", agregó.
Los niños son otra parte del problema, ya que la industria del tabaco procura atraerlos específicamente. "Hay pruebas de que la industria tabacalera se dirige a los niños con atractivas propagandas y promociones", agrega el informe.
Con frecuencia los niños recurren al cigarrillo por su bajo precio. "Comparado con otros productos de consumo que los niños desean, los cigarrillos son accesibles y baratos".
El incremento de los impuestos al tabaco es una forma eficaz de cambiar esa tendencia, según el informe. También reducirá la demanda de los adultos en el Sur en desarrollo, ya que la mayoría de los fumadores proceden de los sectores más pobres de la sociedad.
Esta fórmula ya funcionó en Sudáfrica. La fuerte caída en el consumo de tabaco en el país se atribuye directamente al aumento del precio, producto de los mayores impuestos, explicó Corne van Walbeek, de la Universidad de Ciudad del Cabo.
El gobierno "aplicó una rigurosa política de control del tabaco que incluyó restricciones para fumar en el transporte público, advertencias de salud, prohibiciones a la publicidad y el aumento de los impuestos al tabaco. El resultado… fue el importante descenso en el consumo del cigarrillo", observó.
El ministro canadiense de Salud, Allan Rock, también considerá positiva la medida. "Los impuestos se deben aumentar lo más posible como freno al cigarrillo", sostuvo. (FIN/IPS/tra-en/mmm/da/aq/he/00