República Democrática del Congo (RDC) puede sufrir sanciones económicas de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral (SADC), si no acepta las últimas propuestas para poner fin a su guerra civil, que desestabiliza la región central de Africa.
El presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, intenta que su par de RDC, Laurent-Desiré Kabila, vuelva a la mesa de negociaciones, y la ministra de Relaciones Exteriores sudafricana, Nkosazana Zuma, advirtió que la SADC decidirá si adopta medidas punitivas cuando Kinshasa responda a las más recientes iniciativas de paz.
La ministra añadió que el presidente de Zambia, Frederick Chiluba, está listo para convocar a una cumbre de emergencia de la SADC para aplicar sanciones si la respuesta de Kabila es "negativa".
La idea de sancionar a RDC se planteó a comienzos de la semana pasada durante una reunión de gobernantes africanos en Lusaka, en la cual no fue posible convencer a Kabila de aceptar la mediación de Ketumile Maire, un ex presidente de Botswana, ni de cumplir acuerdos de paz que firmó en la misma ciudad en agosto de 1999.
Esa reunión fue la última de una serie que comenzó en Lusaka poco después del inicio del conflicto, en agosto de 1998, con participación de Kabila y de gobernantes de cinco países de la región involucrados en la guerra, en apoyo del gobierno o de los insurgentes, los cuales se dividen a su vez en tres facciones.
Angola, Namibia y Zimbabwe respaldan a las autoridades, mientras Rwanda y Uganda apoyan a grupos rebeldes, y en los últimos tiempos se han enfrentado entre sí en territorio de RDC.
Asistieron a la última instancia de las conversaciones de paz los presidentes Robert Mugabe, de Zimbabwe, Sam Nujoma, de Namibia, Paul Kagame, de Ruanda, y Yoweri Museveni, de Uganda. No participó el presidente de Angola, Eduardo dos Santos.
Kabila fue señalado como responsable del fracaso de las negociaciones porque sus recientes negativas a autorizar el despliegue de las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en territorios controlados por el gobierno y a aceptar a Masire como mediador.
Ambas actitudes del presidente de RDC violaron los acuerdos de Lusaka, firmados pero no implementados, que Kinshasa propone ahora modificar, lo cual implicaría que las negociaciones retrocedan hasta casi su punto de partida.
Kabila arguye que perdió la confianza en Masire, propuesto como mediador por la Organización de la Unidad Africana, porque éste ha mostrado parcialidad a favor de los insurgentes.
Varios gobernantes africanos piensan que la aplicación de sanciones será el única modo de forzar a Kinshasa a aceptar el despliegue de la fuerza de paz de la ONU (MONUC) en todo el país, necesario para verificar la retirada de las fuerzas extranjeras involucradas en el conflicto, que se acordó el año pasado.
Esa es la posición de Sudáfrica, y Chiluba declaró que participantes en la reunión de Lusaka de la semana pasada advirtieron a Kabila "con mucha firmeza" que debía abandonar su actitud beligerante.
El presidente de Zambia apuntó que la aplicación de sanciones es una opción posible para lograr que Kabila adopte una posición razonable, pero otros gobernantes de la región aún no están decididos a recorrer ese camino.
Los menos dispuestos son, como es lógico, Mugabe, Dos Santos y Nujoma, aliados de Kabila. El primero de ellos tiene influencia sobre los demás, pero su posición se ha debilitado por la crisis económica en Zimbabwe, y algunos analistas piensan que eso puede ser aprovechado por Mbeki para lograr convencerlo.
Tras lograr la retirada de RDC de todas las fuerzas extranjeras involucradas en el conflicto, quedaría pendiente la delicada cuestión de mantener una fuerza pacificadora en ese país.
En la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU que aprobó el envío de la MONUC, el 24 de febrero, se estableció que debían verificarse "condiciones de seguridad aceptables" con "garantías firmes y creíbles" antes de proceder al despliegue de tropas.
Nigeria y Sudáfrica han ofrecido aportar soldados a la MONUC para contribuir al logro de las condiciones de seguridad requeridas.
La canciller de Sudáfrica dijo que hay tropas preparadas para ingresar a RDC cuando la ONU lo disponga.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, designó a Abdulsalami Abubakar, un ex presidente de Nigeria, como su enviado especial para intentar superar los crecientes obstáculos al despliegue de la MONUC.
Annan se quejó de una "sostenida campaña de difamación" contra esa fuerza de paz, en una carta dirigida al Consejo de Seguridad la semana pasada.
El secretario general pidió al Consejo que reconsiderara el papel que debe desempeñar la ONU en el conflicto, dado el fracaso de las últimas conversaciones de paz.
El mandato de la MONUC cesará el 31 de este mes, probablemente antes de que sus tropas se desplieguen, y la canciller de Sudáfrica afirmó que la ONU debería porlongar ese mandato. (FIN/IPS/tra-eng/wd/sm/mp/ip/00