Las medidas anunciadas por el presidente peruano Alberto Fujimori, que intenta combinar el recorte de gastos públicos con la reactivación económica, fueron bien recibido por agentes financieros internacionales, pero causaron preocupación a empresarios y sindicatos.
Dos semanas después de comenzar su tercer periodo presidencial consecutivo, Fujimori presentó el lunes cuatro «paquetes» de medidas destinadas, según indicó, a reactivar el aparato productivo mediante la captación de inversiones externas, generar empleo, estabilizar la economía y reducir el gasto público.
«El presidente Fujimori admitió haber gastado 140 millones de dólares más de lo previsto en el primer semestre, aparentemente en obras y servicios destinados a mejorar su imagen electoral", señaló el analista Eduardo Morón.
«Ahora, ya reelegido, pasa la factura, pues el ajuste postergará los proyectos sociales», dijo Morón.
Fujimori anunció para los próximos días una serie de decisiones para cumplir con las metas acordadas con el Banco Mundial y con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismos ante los cuales se comprometió a mantener el deficit fiscal en menos de dos por ciento del producto interno bruto (PIB).
El exeso de gastos fiscales en el primer semestre asciende a 2,7 por ciento del PIB y se debe equilibrar en los próximos cuatro meses, justamente en la época del año en que la erogación pública es tradicionalmente mayor.
Las medidas están divididas en cuatro capítulos, el primero de los cuales se orienta a recuperar el equilibrio fiscal, acentuando la austeridad, y a flexibilizar el manejo de la deuda pública.
El segundo conjunto de decisiones debe fortalecer el patrimonio de las empresas, probablemente con la reducción de tasas de interés y la compra por el Estado de parte de la llamada «cartera pesada» (préstamos de difícil cobranza) en manos de los bancos.
Tambien incluyó Fujimori en este paquete lo que denominó «rescate financiero agrario», cuyo contenido no definió, pero dijo que su propósito es aliviar las deudas del sector agrario ante la banca privada.
El tercer grupo de medidas apunta a relanzar el proceso de privatizaciones y de concesión de empresas públicas, un plan ligado al cuarto paquete, que se propone fomentar la inversión, para mejorar la liquidez de la economía peruana.
El gobierno se propone estimular la economía al mismo tiempo que ajusta los gastos fiscales y las decisiones que aún resta conocer serán comunicadas en los próximos días por el nuevo ministro de Economía, Carlos Boloña.
«Estamos en una delicada situación recesiva, que se agravó por la imagen de incertidumbre política generada durante el proceso electoral», comentó al respecto Boloña.
El ministro afirmó que, durante el periodo electoral, el ingreso de capitales del exterior se redujo en 500 millones de dólares, hubo salida de capitales y la capitalización de la Bolsa de Valores de Lima (acciones emitidas multiplicadas por los valores alcanzados) disminuyó 30 por ciento.
El experto Alvaro Quijandría, gerente de Apoyo Consultoría, una empresa de asesoramiento financiero, comentó que el anuncio de Fujimori de reducción del gasto público para cubrir un exceso anterior de gasto «no es coherente con el objetivo de reactivar la economía».
«En todo caso, el recorte que haga no deberá ser muy drástico, porque empeoraría la recesión», advirtió Quijandría. También indicó que aún están pendientes las negociaciones con el FMI para fijar las metas del segundo semestre.
«No hay posibilidades de reducir el déficit mediante el incremento tributario, pues, por el contrario, los impuestos deben reducirse para revertir la tendencia recesiva», comentó el economista Humberto Campodónico, de la organización no gubernamental Desco y profesor de la Universidad Nacional de San Marcos.
«Fujimori ha dicho que ahorrará en los próximos meses los 140 millones de dólares de déficit de su primer semestre, sin despedir empleados públicos, de modo que podemos suponer que disminuirá gastos en inversiones públicas o en servicios sociales», observó Campodónico.
«Eso significa que sus promesas electorales de reducir el desempleo quedarán como tales, pues la línea económica anunciada no generará los puestos de trabajo que los peruanos demandan» concluyó.
«Los sindicatos obreros no están de acuerdo con las medidas anunciadas por Fujimori y le demandan que cumpla sus promesas electorales de incrementar el empleo y mejorar los salarios» , declaró, por su parte, el dirigente sindical Jorge Torrealva.
Los trabajadores de la Empresa Nacional de Puertos, cuya privatización será probablemente abordada en las próximas semanas, anunciaron una serie de movilizaciones para impedir esa eventual decisión.
Jorge Rodriguez, presidente del Comité de la Pequeña Empresa de la Sociedad Nacional de Industrias, reactualizó la solicitud de su sector de eliminación del llamado Impuesto Extraordinario de Solidaridad, destinado a cubrir los gastos sociales del gobierno central.
Pero no todas las apreciaciones sobre las medidas de Fujimori son críticas, pues representantes de bancos y agencias de calificación de riesgo financiero reaccionaron favorablemente ante el ajuste fiscal anunciado.
«Los inversionistas de Wall Street verán con buenos ojos que se realice en Perú un importante ajuste fiscal, para recuperar la meta de dos por ciento (de déficit) máximo respecto del PIB», afirmó Carlos Janada, vicepresidente de Morgan Stanley
Miguel Palomino, gerente general de Merrill Lynch Perú, cree posible la reducción del déficit del presupuesto hasta el porcentaje pactado con el FMI. «El equilibrio que (el gobierno) alcance mejorará su imagen ante los organismos financieros internacionales y los inversionistas», dijo.
Bruno Boccara, director de la agencia clasificadora de riesgo Standard and Poor's, también comentó favorablemente las novedades presentadas por el presidente,
«Hay altas probabilidades de que las medidas anunciadas sean positivas y, por consiguiente, no hay razones para bajar la calificación de riesgo de Perú», declaró Boccara. (FIN/IPS/al/ff/if/00