El gobierno de Paraguay cumple hoy dos años en medio de una grave crisis. Dos días después de lo que parece la primera derrota en 53 años del Partido Colorado en elecciones nacionales, el presidente Luis González Macchi negocia la integración de opsitores a su gabinete.
El domingo hubo elecciones para cubrir el cargo vacante de vicepresidente. Con 90 por ciento de los votos contados, el candidato oficialista Félix Argaña está menos de un punto porcentual por debajo del opositor Julio César Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
La gestión de González Macchi ha sido fiel al estilo de los colorados, gobernantes en dictadura y en democracia, y a casi 200 años de una historia en que luchas partidarias y armadas por el poder se impusieron a las cuestiones de Estado y a la búsqueda de soluciones económicas y sociales. Pero esta vez, los ciudadanos castigaron al gobierno.
Es inminente el cese de pagos internos y externos por parte del Estado, que ya en julio no pudo honrar todas sus deudas ni cumplir en fecha con todas las jubilaciones y salarios, por lo cual diseñó un plan de ajuste fiscal con aumento de tarifas, aprobado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
A eso se suman un cúmulo de demandas sociales insatisfechas, inestabilidad política y reiterados rumores de golpe de Estado, en 37 ocasiones durante el último año y medio, según el ministro de Defensa Nacional, Nelson Argaña.
Parece que, como dijo el paraguayo Augusto Roa Bastos, ganador del Premio Cervantes de literatura, el infortunio "se enamoró de Paraguay".
Franco, apoyado por colorados disidentes, logró 47,77 por ciento de los votos que han sido contados, o sea 0,84 puntos más que el candidato oficialista. El casi desconocido Partido Humanista obtuvo 1,5 por ciento, hubo cuatro por ciento de votos nulos o en blanco, y se registró un contundente 38 por ciento de abstención.
Los colorados apelaron a procedimientos típicos de su partido para postergar el fin del escrutinio hasta el 28 de agosto, mientras realizan negociaciones internas y con los aparentes triunfadores, con la intención de asegurar la continuidad en el poder del oficialismo desde el 3 de septiembre, fecha prevista para la asunción del próximo vicepresidente.
Desde la independencia de España, en 1811, Paraguay tiene una tradición política de "hombres providenciales", como lo fue el último dictador, Alfredo Stroessner (1954-1989).
En los 11 años transcurridos desde que Stroessner fue derrocado, la transición democrática fue separando a las Fuerzas Armadas, el gobierno y el Partido Colorado, las tres bases del poder, y desarticulando el sistema centralizado de reparto de prebendas burocráticas y de beneficios del contrabando, del narcotráfico y del robo de autos.
La lucha por el acceso a un poder político que es vía de enriquecimiento enfrentó dentro del Partido Colorado a líderes políticos del tipo "mburuvichá" (cacique, en guaraní), con operadores y cuadros, y líderes militares del tipo "tendotá" (carismático, en guaraní), a los que se sigue sin preguntar.
Mientras tanto, los opositores PLRA y Partido Encuentro Nacional tejieron una trabajosa alianza y sumaron a legisladores provenientes del Partido Colorado para ganar el gobierno municipal de Asunción en 1996, pero perdieron las elecciones nacionales de 1998 ante la "unidad granítica" oficialista.
Luis María Argaña, presidente del Partido Colorado desde 1996 hasta ser asesinado en 1999, fue un típico mburuvichá, que actuaba entre bambalinas. En las últimas elecciones presidenciales no logró ser candidato pero sí inhabilitar a su mayor enemigo, el entonces general Lino Oviedo, un tendotá de choque.
Oviedo ganó las primarias coloradas pero se le impidió ser candidato por su intento de dar un golpe de Estado en 1996. El coloradismo integró una fórmula encabezada con el oviedista Raúl Cubas y Argaña como candidato a vicepresidente, que gano las elecciones.
Argaña fue asesinado en marzo del año pasado, y una alianza de sus seguidores con los partidos opositores, apoyada por grandes movilizaciones populares, enfrentó a los oviedistas y logró la renuncia de Cubas y el exilio de Oviedo.
El ex presidente está en la actualidad detenido en Brasil y con pedido de extradición por parte de Asunción, mientras Oviedo estuvo asilado en Argentina y hoy actúa en la clandestinidad.
La alianza de gobierno formada el 28 de marzo de 1999 por quienes desplazaron a Cubas llevó a la presidencia al actual mandatario, quien era presidente del Congreso. Esa alianza duró hasta febrero de este año, cuando el PLRA pasó a la oposición.
González Macchi aun no reconoció la derrota, pero se reunió el lunes con los principales dirigentes colorados para buscar culpables de la mala votación de su partido, y anunció que habrá cambios en el gabinete tras un período de negociaciones hasta el 28 de este mes.
El presidente buscará que el PLRA acepte ministerios y se comprometa a cogobernar hasta las próximas elecciones presidenciales, previstas para 2003.
Los colorados admiten que pesó en los resultados el voto del oviedismo, irritado por la persecución a su líder y a otros de sus dirigentes, varios de los cuales están presos bajo la acusación de haber participado en el homicidio de Argaña.
La familia del asesinado vicepresidente, padre del candidato oficialista a sucederle, reclama contar "voto por voto". Integrantes de ese clan ocupan ministerios, directorios, secretarías presidenciales y múltiples cargos de confianza, que pueden perder si se confirma la derrota colorada.
Los privilegios de los Argaña comenzaron hace 15 años, durante el gobierno de Stroessner, cuando Luis María Argaña fue presidente de la Corte Suprema de Justicia y designó a varios de sus seguidores como jueces, entre ellos al hermano del actual presidente.
A su vez, los González Macchi ocuparon estuvieron en cargos medios de la dictadura, y el padre del presidente, quien es en la actualidad su asesor, fue ministro de Justicia de Stroessner.
Si González Macchi llega a un acuerdo con Franco, es posible que los colorados acepten su derrota antes del día 28, pero si el PLRA no acepta la propuesta de cogobierno podría ser víctima de maniobras de impugnación del proceso electoral en las cuales el oficialismo es ducho, incluso para sus disputas internas.
Una tercera opción es que el PLRA logre que la presión internacional y los observadores de la Organización de Estados americanos lleven el Superior Tribunal de Justicia Electoral a aceptar el triunfo de Franco, y los liberales inicien una batalla legal por el gobierno nacional.
Esa estrategia puede basarse en el argumento de que un vicepresidente elegido por votación popular tendrá más legitimidad que González Machi.
El secretario privado de la Presidencia, Jesús Argaña, dijo que si el PLRA reclama la presidencia estará "quebrantando el Estado de Derecho y el orden legal".
El lunes por la tarde, tras viajar 50 kilómetros para dar gracias por el triunfo a la Virgen de Caacupé, patrona católica del país, Franco expresó su deseo de unidad nacional y su disposición al diálogo con González Macchi.
El servicio de noticias paraguayo Yagua.com, de la red Guby en Internet, la red mundial de computadoras, informó que Stroessner decidió suspender su retorno a Paraguay, que tenía previsto para esta semana porque creía seguro el triunfo de Argaña. (FIN/IPS/cm/mp/ip/00