Las elecciones del próximo domingo en el estado de Chiapas, en el sur de México, permitirán dibujar el futuro de la guerrilla zapatista, que oscila entre el asilamiento o su desaparición, previa a una negociación con el gobierno, según expertos.
Las encuestas de opinión de voto indican hasta ahora un amplio triunfo de Pablo Salazar, candidato a la gobernación por una coalición de oposición, sobre Sami David, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Salazar, un ex militante del PRI devenido en opositor que logró el apoyo de ocho partidos de centro, derecha e izquierda, subido en la ola del triunfo de Vicente Fox en los comicios presidenciales del 2 de julio y en la transparencia de ese proceso.
Pero el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no se pronunció sobre Salazar ni las elecciones, pese a que la conformación de una coalición opositora es lo que demandaba esta guerrilla para derrotar al PRI.
Tampoco ha dicho nada sobre la derrota de oficialismo en el caso de la Presidencia, ni responde a los llamados al diálogo por parte de Fox y su equipo.
Con el resultado de las elecciones nacionales se resolvió una de las demandas del EZLN, mientras que las otras tienen ya campo abierto hacia la búsqueda de salidas democráticas, sostuvo Jean Meyer, director del departamento de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económica de México.
Meyer estimó que el destino de la guerrilla y de su líder, el subcomandante Marcos, será el aislamiento o el martirio si no responden al llamado del presidente electo, y, si lo hacen, será para negociar y luego desaparecer.
Algo similar opinó el historiador Enrique Krauze. El escenario pinta para que Marcos «atienda los resultados de los comicios, se avenga a dialogar con el futuro gobierno estatal y federal (…) y se incorpore a luchar por sus ideales en la arena en la que todos estamos: la democracia», señaló.
Si Marcos y los zapatistas no «leen» las nuevas señales que existen en México, resultarán asilados, vaticinó.
La guerrilla permanece oculta y silenciosa desde antes de las elecciones presidenciales, rodeada de miles de soldados y focos de violencia entre campesinos pobres y grupos paramilitares que pelean por tierras y creencias religiosas y políticas.
En ese marco, el EZLN, dueño de estrategias políticas que cimbraron en el pasado un sistema político hoy transmutado por la primera derrota del PRI en 71 años, comienza a sufrir el desgaste propio del tiempo y de los cambios democráticos, dijo el analista Carlos Castillo.
El grupo insurgente, que no contaría con más de 5.000 hombres, la mayoría de los cuales sólo tiene como arma un machete, convocó en 1995 a una consulta pública en la que preguntó si debía transformarse en una fuerza política legal. Más de un millón de personas respondieron que sí.
Pero el plan quedó trunco, luego que en 1996 gobierno y guerrilla rompieron sus negociaciones de paz por desacuerdos sobre un proyecto de ley sobre derechos indígenas, la militarización de Chiapas y la acción impune de grupos paramilitares.
En las elecciones del próximo domingo se juega la paz o la guerra, afirmó Salazar, quien podría ser el primer líder de la oposición en llegar a la gobernación del estado de Chiapas en su historia.
El estado sureño, que limita con Guatemala, tuvo seis gobernadores interinos en los últimos seis años a raíz de la irrupción zapatista, todos los cuales pertenecieron al PRI.
Además, el gobierno de Ernesto Zedillo gastó millones de dólares en programas contra la pobreza, y prometió que acabaría con la violencia reinante en las zonas rurales.
Sin embargo, los grupos humanitarios que trabajan en la zona sostienen que en la actualidad Chiapas vive una situación social muchos más complicada que en 1994.
Los comicios para gobernador del próximo domingo, en el que participarán poco más de dos millones de ciudadanos, serán vigilados por unos 4.000 observadores nacionales y extranjeros.
Luego de esta instancia, el problema entre el EZLN y el gobierno, uno de los tantos que afectan a Chiapas, tendrá que ser resuelto, pues «no veo a Marcos sucumbiendo a la tentación de permanecer como está tres años más», opinó el historiador Carlos Tello.
Autor de uno de los libros más completos sobre la historia del EZLN, Tello consideró que Marcos y sus seguidores dejaron de ser ya actores políticos importantes y no representan ningún riesgo militar.
Fox prometió que buscará «hasta el cansancio» concertar una reunión personal con Marcos, algo que el presidente Zedillo nunca realizó, para buscar una solución rápida y efectiva del conflicto armado.
En Chiapas habrá distensión militar, respeto de los derechos humanos y lucha frontal contra la pobreza durante la gestión del nuevo gobierno (2000-2006), afirmó el presidente electo, quien asumirá en diciembre.
Pero también podría haber una guerra, según algunas advertencias añejas de Marcos.
El líder guerrillero afirmó antes de las elecciones presidenciales estar listo para negociar la paz o hacer la guerra. Todo dependerá del nuevo gobierno, advirtió. (FIN/IPS/dc/dm/ip/00