Se desvanece el corporativismo en que el PRI, aún gobernante en México, sustentó su poder durante decenios. La organización campesina del partido pronto desaparecerá, el sector obrero emite señales de división y una dirigente fue apresada por asesinato.
Lejos de los oropeles del antaño y de la sumisa actitud ante el gobierno, la Confederación Nacional Campesina (CNC), afiliada al PRI (Partido Revolucionario Institucional), celebró el fin de semana un congreso extraordinario en el que decidió su disolución.
Engranaje de la otrora poderosa maquinaria del PRI en el campo, donde no pudo evitar altos niveles de pobreza y retraso, el liderazgo de la CNC, creada hace 62 años, critican ahora al gobierno en forma abierta y prometen adecuarse a los nuevos tiempos de la política creando una nueva organización campesina.
Golpeadas por la derrota del PRI en las elecciones presidenciales de julio, la CNC, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y los grupos urbanos que durante siete décadas garantizaron el poder del PRI bajo la figura política del corporativismo, afrontan su peor crisis en 70 años.
Sin embargo, el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, también del actual oficialismo, prefirió firmar un acuerdo para colaborar en el diseño de una reforma educativa con el equipo del presidente electo, Vicente Fox, el primero ajeno al PRI en 71 años.
Antes de las elecciones presidenciales, Leonardo Rodríguez Alcaine, el líder de la CTM, amenazaba con organizar la primera huelga nacional si ganaba el opositor Fox.
Hoy, cuando Fox es presidente electo, Rodríguez Alcaine reniega de sus declaraciones del pasado y afirma que desea ser «cuate (amigo)» del nuevo mandarario.
Pero eso no se ve fácil. Fox está empeñado en cambiar las leyes laborales para acabar con el sindicalismo corporativista y con los privilegios de sus dirigentes, que, como Rodríguez Alcaine, conquistaron una forma de vida holgada, rodeado de casas y autos lujosos y siempre cerca del poder.
Además, decenas de grupos obreros afiliados a la CTM, creada hace más de medio siglo, anunciaron que pronto abandonarán la central para sumarse a las filas de la Unión de Trabajadores, un grupo independiente creado hace tres años.
Los «compañeros» de la CTM, como siempre acostumbraron llamar a esos dirigentes obreros los presidentes de turno, incluido el actual, Ernesto Zedillo, nunca organizaron en México una huelga nacional.
La CTM impidió en los últimos seis años que sus afiliados realicen el tradicional desfile del 1 de mayo, Día de los Trabajadores, ante el temor de que el gobierno sea criticado, según reconocieron.
En las elecciones presidenciales de julio el PRI presentó 29 candidatos a diputados por el sector obrero, pero sólo ganaron cinco. En 1978, cuando el PRI parecía invencible, la CTM tenía 102 diputados.
Pero si para Rodríguez Alcaine y sus seguidores, la situación en los nuevos tiempos políticos no pinta nada bien, para otros grupos y personajes del PRI, como la líder urbana Guadalupe Buendía, de la Organización de Pueblos y Colonias, la situación es peor.
Luego de haber servido al partido oficial por más de 25 años, consiguiéndole votos y movilizando miles de personas a actos políticos en el estado de México, vecino a la capital, la dirigente ahora está detenida acusada de asesinato y motín.
Conocida con el seudónimo de la «Loba», Buendía organizó a inicios de mes una protesta en uno de los municipios del estado de México que devino en un enfrentamiento campal entre bandos contrarios del PRI con un saldo de 13 muertos y más de 100 heridos.
Hoy presa y con el PRI renegando de ella, Buendía recuerda que consiguió miles de votos a su partido, terrenos para sus seguidores y gestionó servicios como luz eléctrica y agua potables en múltiples zonas urbanas. Era toda una cacique, según sus allegados.
En las últimas elecciones presidenciales la líder organizó un acto proselitista a favor del candidato del PRI, Francisco Labastida, en que presentó a un grupo de hombres fornidos haciendo un acto de desnudismo.
Las investigaciones indican que la «Loba» recibió durante decenios enteros protección policial y política, así como cargos públicos para familiares a cambio de su trabajo a favor del PRI.
En otras zonas pobres del país, lejanas del municipio de Chimalhuacán que dominaba Buendía, existen otros dirigentes del PRI calificados de caciques y de operadores políticos de base, que, según anuncian los mismos dirigentes del partido oficial, podrían ser expulsados.
Investigaciones de grupos no gubernamentales, realizadas antes y durante las últimas elecciones presidenciales, señalaron que los líderes del PRI en las zonas pobres del país ejercen su poder mediante intimidación, amenazas y dádivas. Algunos incluso tienen asuntos pendientes con la justicia.
Aún no se acaban los días en que el corporativismo gobernaba México, pero parecen alejarse, sostuvo el antropólogo Roger Bartra.
En las últimas elecciones presidenciales, el PRI perdió alrededor de un millón de votos en las zonas rurales, pero siguió siendo el partido más fuerte. De los 109 distritos rurales, el PRI ganó en 86.
«Los reportes de visitantes extranjeros y de organizaciones de observadores nacionales coinciden en que los avances de la limpieza y participación electoral a nivel nacional no corresponden con la realidad de cacicazgo y dominación en el campo», señaló un informe del grupo no gubernamental Alianza Cívica. (FIN/IPS/dc/mj/ip/00