MERCOSUR: Desacuerdo automotor Argentina-Brasil frena al bloque

Representantes de Argentina y Brasil, los principales socios del Mercosur, no lograron hoy en esta ciudad superar las discrepancias de interpretación del acuerdo automotor bilateral.

Con la persistencia de las diferencias, los funcionarios fijaron una nueva reunión para el próximo miércoles y otra más para el día 28 de agosto, con el fin de discutir la adhesión de Paraguay y Uruguay, los socios menores del Mercosur (Mercado Común del Sur).

Se preveía que el acuerdo uniría a Argentina y Brasil, pero, por el contrario, se convirtió en factor de división.

En los próximos días, el Ministerio de Desarrollo brasileño evaluará la fórmula adoptada por Argentina para identificar el índice de contenido nacional en los vehículos, un factor de discordia, anunció el embajador brasileño José Botafogo Gonçalves, representante especial para el Mercosur.

El gobierno argentino decretó el día 1, al poner el acuerdo en vigencia, que también se examinará el índice de nacionalización de cada pieza para la composición de 30 por ciento de contenido nacional exigido en los vehículos incluidos en el régimen común de los dos países.

La industria automovilística y el gobierno brasileños replicaron que tal metodología eleva a 48 por ciento la participación de componentes argentinos, elevando costos e haciendo inviable la aplicación del acuerdo.

Por eso, Brasilia suspendió la publicación oficial del acuerdo y ha postergado el inicio de su vigencia en el país, con el argumento de que tiene que ser oficializado antes por la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).

La Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores acusó el gobierno argentino de exigir «el ADN» de las piezas, encareciendo y dificultando la producción en el país, donde no se dispone de una industria de componentes suficientes para cumplir tal exigencia.

La secretaria de Industria y Comercio de Argentina, Débora Giorgi, participante en la reunión de este miércoles en Río de Janeiro, explicó en detalle la metodología elegida para definir el índice de nacionalización de cada pieza. Eso será ahora analizado por las autoridades brasileñas.

Antes, ella aseguró que su gobierno no modificará el decreto, cuyo objetivo es promover el desarrollo de la industria de piezas de automóvil en su país, interrumpiendo la transferencia de empresas del sector a Brasil, atraídas por la devaluación del real, la moneda brasileña, desde enero de 1999.

El intercambio de vehículos entre Argentina y Brasil representa casi un tercio del comercio bilateral. Además, el sector automotor tiene un peso importante en la industrialización de ambos países. Por eso ha sido la principal fuente de conflictos y de los más graves en los últimos años.

En la negociación del acuerdo, Brasil pretendía incluir sólo la exigencia de 60 por ciento de componentes hechos en el bloque, para definir un vehículo del Mercosur. Argentina insistió en fijar también un contenido nacional de 30 por ciento para su producción.

Brasil aceptó tal condición tras largas negociaciones durante todo el primer semestre de este año. Pero fue sorprendido por el decreto argentino que detalla la nacionalización también de los componentes, de manera a distinguir las materias primas e insumos producidos en el país o en el exterior.

Pero hubo otras reuniones de negociadores argentinos y brasileños en estos tres últimos días para tratar otros problemas en el Mercosur y la incorporación de Chile como miembro pleno del bloque.

Quedó acordado que hasta el 30 de agosto ambos gobiernos harán una lista de todas las barreras que limitan el libre comercio, para una nueva negociación los días 18 y 19 de septiembre, también en Río de Janeiro.

En la cuestión del pollo brasileño, sobre el cual Argentina aplicó una medida «antidumping» (contra la competencia desleal) fijando precios mínimos, se decidió abrir la negociación a los empresarios del sector, en procura de un acuerdo para superar la situación creada por la restricción.

Hasta entonces se suspende la amenaza brasileña de recurrir a la Organización Mundial de Comercio. Un acuerdo puede ser obtenido en la próxima semana, según Lytha Spíndola, secretaria de Comercio Exterior de Brasil.

Sobre el azúcar, totalmente excluido del libre comercio, porque los productores argentinos acusan a Brasil de subsidiar el producto a través del programa de producción de alchool combustible. Aranceles elevados impiden la venta de azúcar brasileño en el mercado argentino. (FIN/IPS/mo/mj/if/00

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