El alemán Horst Kohler, nuevo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), está dispuesto a resistir presiones de grandes potencias del Norte industrializado que son los mayores accionistas de la institución.
Kohler afirmó que el Fondo debe continuar su asistencia de corto y de largo plazo a los países en desarrollo, una estrategia a la cual se han opuesto representantes en el FMI de Estados Unidos, el mayor accionista, y de otras potencias.
El nuevo director gerente reconoció el lunes la importancia de la discusión acerca del papel del FMI en los países pobres, durante su primer discurso público desde que asumió el cargo hace tres meses, pero afirmó que para él "es claro que el Fondo debe mantener su compromiso".
El discurso fue pronunciado en el Club Nacional de la Prensa de Washington.
Kohler sostuvo que la brecha entre ricos y pobres aumentará si el FMI se retira de los países en desarrollo, y que la pobreza sólo se reducirá si los países más pobres establecen las bases fundamentales para el crecimiento y logran atraer inversiones en el mercado internacional de capitales.
Los requisitos señalados son, a su vez, objetivos de las políticas del FMI para esos países.
También afirmó que en sus recientes viajes a 15 países en desarrollo de Africa, Asia y América Latina percibió amplio apoyo al FMI y al Banco Mundial por parte de los gobiernos de esas naciones, muchos de los cuales están comprometidos con el proceso de reformas y ajuste estructural que impulsa el Fondo.
"Escuché muchas críticas al FMI, pero en términos generales es indudable que los países en desarrollo y los mercados emergentes aprecian el consejo y el apoyo del Fondo y tienen fuertes deseos de seguir recibiéndolos", aseguró.
Los países en desarrollo quieren que el Fondo se concentre en sus tradicionales funciones y áreas de responsabilidad, para impulsar la búsqueda de estabilidad macroeconómica y crecimiento, añadió.
Algunos periódicos especializados en asuntos económicos han descrito a Kohler como una persona capaz de actuar con independencia y que se pone resistir la presión de los grandes accionistas del Fondo que desean orientar las políticas de la institución según sus propios intereses.
Esas presiones provienen de Estados Unidos, el mayor accionista, y del resto de los integrantes del Grupo de los Siete países más poderosos: Alemania, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
Caio Koch-Weser, otro candidato alemán al máximo cargo del FMI, fue vetado por los representantes estadounidenses en la institución financiera antes de se acordara nombrar a Kohler, quien tiene una excelente relación personal con el secretario de Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers.
De todos modos, el nuevo director gerente, quien tiene 57 años de edad y fue ministro de Finanzas de su país, no parece tener muchas probabilidades de ganar la confianza del opositor Partido Republicano estadounidense, mayoría en el Congreso de ese país.
Los republicanos acusan al Fondo, entre otras cosas, de no controlar en forma adecuada sus préstamos de miles de millones de dólares a países en desarrollo.
En varios informes de los últimos tiempos se ha señalado que el FMI es una institución en crisis.
Algunos especialistas sostienen que es necesario llevar a cabo una reforma del Fondo, y grupos derechistas estadounidenses mantienen una firme campaña por su abolición.
A comienzos de este año, la llamada Comisión Meltzer del Congreso propuso una radical reforma del FMI y recomendó que la institución sólo brindara ayuda financiera de emergencia a países que se comprometieran de antemano a adoptar el modelo estadounidense de administración económica y cumplieran ese compromiso.
Kohler opina que es necesaria una reforma de la institución que le permita cumplir con mayor eficiencia, en el mundo actual, los objetivos que se le asignaron cuando fue fundada en 1944, y al mismo tiempo eviten errores cometidos en el pasado.
Los mercados financieros internacionales han tenido un crecimiento sin precedentes, en especial en el último decenio, y los flujos privados de capital son en la actualidad uno de los mayores recursos para impulsar el crecimiento económico y la productividad.
Al mismo tiempo, los mercados se han vuelto muy volátiles y expuestos al riesgo de crisis.
Kohler admitió que "el Fondo no ha prestado atención suficiente a los cambios en el mercado financiero mundial ni a su repercusión en los sistemas de tasas de cambio y en los sectores financieros nacionales".
Los críticos del FMI afirman que las medidas propuestas por la institución a fines de los años 90 para enfrentar las crisis financieras en Asia, Rusia y América Latina no fueron eficaces, y que no se controló en forma adecuada su cumplimiento.
Kohler piensa que el Fondo ha ampliado en exceso sus actividades y que debe redefinir sus prioridades, de acuerdo con un plan que propondrá en la próxima reunión de la institución y el Banco Mundial, que se llevara a cabo en Praga en septiembre.
Ya se sabe que ese plan define dos funciones principales para el Fondo: la prevención de crisis mediante supervisión de los mercados internacionales y asesoramiento a gobiernos, y la administración de crisis mediante préstamos y medidas de emergencia.
Kohler ha dicho que el FMI debe seguir imponiendo condiciones para otorgar créditos, y que es preciso establecer macanismos para evitar que "los paises se acostumbren a emplear préstamos del Fondo".
"Me aferro a la idea de que el comercio es mejor que la asistencia en el largo plazo", explicó.
El FMI asegura que los países en desarrollo podrían ganar entre 110.000 y 140.000 millones de dólares por año si las actuales barreras al comercio en el mundo se redujeran a la mitad.
Kohler sostuvo que es posible alcanzar el objetivo de reducir a la mitad la cantidad de la población mundial que vive en la pobreza en 2015, fijado por la Organización de las Naciones Unidas.
Eso requiere que "la voluntad de autoayuda de los países en desarrollo se combine con planes audaces de alivio de deuda externa y de apertura de mercados de naciones industrializadas", explicó. (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/mp/dv if/00