Las penurias humanitarias causadas por las sequías aumentaron de manera pasmosa en la última década y afectaron en general a los sectores marginales de los países más pobres, advirtió el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
La agencia de asistencia alimentaria, miembro del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presta ayuda este año a seis millones de personas. En 1996, el número de afectados por las sequías atendidos por el PMA fue de sólo tres millones.
Pero las sequías, un fenómeno constante y no sujeto a ciclos, golpean en la actualidad a unos 100 millones de personas en unos 20 países.
Las zonas más castigadas son el cinturón al sur del Sahara, que se extiende desde Mauritania hasta Sudán, el Cuerno de Africa, una gran parte de Africa austral, algunas zonas de Asia central, América Central y el Caribe.
En realidad, el PMA trabaja literalmente en todas partes del mundo para suministrar ayuda alimentaria de urgencia a poblaciones que han perdido sus cosechas o su ganado debido a la sequía, precisó Francesco Strippoli, asesor humanitario de la organización.
A lo largo de la década de l990, las operaciones de urgencia relacionadas con las sequías representaron 52 por ciento de las 194 respuestas del PMA a los desastres naturales.
Las sequías demandaron 102 intervenciones de la institución, mientras las inundaciones requirieron 50, los huracanes, tifones y ciclones 21, los perjuicios causados por plagas 10, los terremotos siete, y el resto se debió a erupciones volcánicas, aludes, escasez alimentaria y olas de frío.
El comportamiento de las sequías se ha alterado en forma significativa en muchas partes del mundo a causa del uso excesivo de los recursos naturales. Con frecuencia, la sobreexplotación se origina en la pobreza, que impele a las comunidades a degradar la base productiva simplemente para sobrevivir.
En esas condiciones, los pobladores incrementan el cultivo de los suelos marginales, reducen los períodos de barbecho, derriban bosques para tierra arable y leña, y sobrecargan de ganado las frágiles praderas.
La inestabilidad política y los conflictos armados también afectan la capacidad de la población para afrontar las situaciones de sequía. Strippoli citó los casos del Cuerno de Africa, Burundi, Sudán y Afganistán, que profundizaron la vulnerabilidad de los más pobres ante las sequías.
Pero, como reflujo, mientras la población compite por los recursos escasos, la disminución de las lluvias, de los rendimientos de las cosechas y de los forrajes puede también exacerbar problemas sociopolíticos y culturales.
Las sequías producen otros efectos perjudiciales en el nivel macroeconómico. Reducen la producción agrícola, aumentan el precio de los alimentos, contraen el mercado laboral y las oportunidades de empleo y provocan la caída de los ingresos y el incremento de la importación de alimentos.
Entre los más vulnerables ante la inseguridad alimentaria que desata la sequía figuran los grupos de pobladores de subsistencia rural, como cultivadores y pastores, y los pobres rurales que carecen de tierras o disponen de extensiones muy reducidas y dependen de empleos ocasionales en el sector agrícola.
Las crisis de las sequías se sienten también entre la población semiurbana y cuando el fenómeno se prolonga, abarca a la urbana.
Por lo general, los hombres adultos abandonan las zonas afectadas en busca de sustento, pero mujeres y niños permanecen a menudo en esas áreas escasas de alimentos o en campamentos de asistencia. En el Cuerno de Africa, cerca de 70 por ciento de la población más vulnerable está integrada por mujeres y niños.
En esa región africana, que atraviesa el momento más crítico de una severa sequía, más de 16 millones de personas afrontan una grave escasez de alimentos. El Cuerno de Africa comprende a Djibuti, Eritrea, Etiopía y Somalia.
También Kenia, dijo Strippoli, soporta una de las peores sequías de su historia. Con una demanda de consumo de maíz de 3,21 millones de toneladas, deberá importar el año próximo 1,4 millones.
El panorama muestra que la sequía devastadora que afectaba a países de Asia central, incluídos Afganistán y Tayikistán, se extiende ahora por el Cáucaso, donde entre 55 y 60 por ciento de las cosechas de la región montañosa de Armenia se encuentran en peligro.
Así mismo, la sequía alcanza en la actualidad a los países de América Central y el Caribe. En Honduras se estima que las pérdidas de las cosechas de maíz y frijoles oscilaran entre 80 y 90 por ciento. En Haití, la sequía ya arruinó por lo menos un tercio de la actual cosecha.
La misma amenaza se extiende ahora a países de Medio Oriente, como Jordania y Siria.
En tres de sus mayores operaciones, en Etiopía, Kenia y Afganistán, el PMA ofrece alimentación a 12 millones de personas, a un costo total de más de 352 millones de dólares. (FIN/IPS/pc/ff/en dv/00