Más de 7,5 millones de niños, niñas y adolescentes de América Central pierden su derecho a la recreación y al estudio porque deben trabajar para mantener a su familia, denunciaron organizaciones de la sociedad civil.
Niños en trabajos industriales peligrosos, jóvenes contratados para delinquir y tráfico de bebés hacia países desarrollados son parte del paisaje que mantiene en alerta a los activistas por los derechos de los niños.
La no gubernamental Fundación para la Paz y la Democracia (Funpadem) informó a IPS que un alto porcentaje de los niños trabajadores de América Central desarrolla sus tareas en condiciones de alto riesgo y nocivas para la salud.
"Hay que hacer algo porque este problema es gravísimo", dijo Virginia Murillo, asesora de Funpadem y presidenta ejecutiva en Costa Rica de la asociación Defensa de los Niños Internacional.
Murillo sostuvo que los sectores con mayor participación de menores son la minería, la industria manufacturera, la construcción, la agricultura, el comercio y los servicios domésticos.
La funcionaria destacó que los niños trabajadores son ahora más visibles debido a nuevas investigaciones, y detalló que el fenómeno seguirá creciendo mientras continúen las condiciones actuales de pobreza y violencia familiar.
Expertos atribuyen la alta deserción escolar a los bajos índices de desarrollo humano, el desempleo, el alto costo de la vida y los bajos presupuestos nacionales de educación.
Por eso, Funpadem, junto con otras organizaciones civiles de Guatemala, Belice, El Salvador, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, emprendieron un proyecto conjunto para concientizar sobre el trabajo infantil en la región.
El plan contempla una campaña de divulgación sobre las implicaciones y los riesgos del trabajo de niños y adolescentes entre grupos y sectores que tratan con ellos.
"Sabemos que erradicar el trabajo infantil" en los países en desarrollo "es imposible, pero también sabemos que sí podemos aminorarlo", expresó a IPS Marta Mercedes Peraza, trabajadora social salvadoreña de la asociación no gubernamental Gente Joven.
Cuarenta por ciento de los menores de 17 años de El Salvador se ven obligados a trabajar, según cifras oficiales.
"Ahora es normal en El Salvador ver a muchos niños delinquir pues son contratados por adultos o incluso por policías, quienes les pagan para que cometan crímenes", explicó Peraza.
La activista añadió que los niños participan en secuestros, asaltos y extorsiones porque el hambre en sus familias los obliga.
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que la crisis ha golpeado duramente a la población salvadoreña, un tercio de la cual vive en pobreza extrema.
Esto significa más de millón y medio de personas, de las cuales la mayoría son niños y mujeres solas al frente de sus hogares.
"Las autoridades de América Central deben entender que el desarrollo sano de los niños es muy importante para nuestros países y debemos tomar medidas para garantizar su educación", dijo a IPS Arnaldo Tacam, coordinador de proyectos de la no gubernamental Programa Maternal Infantil, de Guatemala.
Se calcula que 1,5 millones de los 12 millones de habitantes de Guatemala son menores que trabajan.
Uno de los mayores problemas en Guatemala es que muchas regiones rurales no cuentan con escuelas ni maestros y la educación no toma en cuenta las diferencias étnicas de la población, dijo Tacam.
A fines de julio, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) denunció la existencia en Guatemala de una organización que trafica infantes y que en 1999 habría tenido ganancias por 25 millones de dólares, después de entregar 1.650 a familias que pretendían adoptar.
Así, cuatro niños por día promedio fue "exportado", según este informe.
"La alta demanda internacional y la pobreza de las familias guatemaltecas llevan a que la adopción se maneje según la ley de la oferta y la demanda", apunta el estudio. (FIN/IPS/nms/mj/hd lb/00