El Partido Bharatiya Janata (BJP), dominante en la coalición de gobierno de India, decidió abandonar su postura radical hinduísta y tratar de atraer a la comunidad musulmana, que fue su enemiga durante la campaña electoral.
"Los musulmanes son sangre de nuestra sangre", declaró el nuevo presidente del BJP, Bangaru Laxman, en una convención partidaria de dos días realizada esta semana en la ciudad central de Nagpur.
Laxman llegó a decir que se volvió "irrelevante" para su partido la construcción de un templo hindú en el sitio donde fue demolida la mezquita de Babri, en la localidad de Ayodhya, en el estado norteño de Uttar Pradesh.
La demolición de la mezquita medieval de Babri en diciembre de 1992 por fanáticos hindúes reunidos en ese lugar por dirigentes del BJP marcó un punto de inflexión en la política nacional y causó el ascenso meteórico de ese partido al poder en los años 90.
De no ser por la campaña para demoler la mezquita y construir un templo hindú en su lugar, "es dudoso que el BJP hubiera llegado a formar un gobierno", opinó el diario The Times of India.
El BJP se vio obligado a abandonar su postura radical hinduísta por sus socios de coalición, que condicionaron su integración al gobierno al abandono de ideas polémicas como la construcción del templo en Ayodhya.
El primer ministro Atal Bihari Vajpayee también contribuyó a dar un rostro de moderación a su partido en sus dos años de gobierno.
"Vajpayee parece ganar popularidad cada día, en especial porque es ideológicamente flexible. Sin embargo, a su partido le ocurrió lo contrario: su ideología confusa le valió el descontento popular y veredictos electorales negativos", comentó el Times.
Aunque el BJP logró integrar a sus filas a algunos líderes musulmanes, la mayor comunidad minoritaria de India (11 por ciento de la población, de 1.000 millones) todavía está desconfiada.
Aslam Sher Khan, un político musulmán que se había pasado del partido del Congreso al BJP hace algunos años, pronto se desilusionó de su nueva colectividad política.
Khan, quien fuera miembro del gobierno de Narasimha Rao, abandonó luego al BJP acusándolo de negar oportunidades políticas a los musulmanes.
"El hecho es que el BJP solo tiene actualmente un legislador musulmán", declaró.
El cambio de actitud del BJP es atribuido a algunos miembros electoralistas del partido que se quejaron de ser marginados por un grupo de líderes cercanos al primer ministro.
Este mes, la dirigente del BJP Uma Bharati renunció a su escaño en la cámara baja del parlamento y advirtió que tanto su partido como el opositor Congreso están condenados al fracaso a menos que satisfagan las aspiraciones del numeroso campesinado de casta media del norte de India, al cual ella pertenece.
Ambos partidos, agregó, deben aprender del ejemplo del Partido Samajwadi en el estado de Uttar Pradesh y del Rashtriya Janata Dal en el oriental Bihar, que promueven la causa de las castas medias e inferiores y así conquistaron votos del BJP y el Congreso.
La preocupación del BJP por este problema resultó evidente a través de la designación de un nuevo presidente.
El nombramiento de Laxman, perteneciente a la casta inferior y procedente del sur de India, estuvo destinado a demostrar la intención del partido de cambiar su persistente imagen de promotor de los intereses de la casta superior hindú del norte del país.
Laxman, viceministro de Ferrocarriles, se manifestó confiado en que su designación "aumentará la coordinación entre el gobierno y el partido y también ampliará la base geosocial del BJP".
El factor casta persigue al BJP en Uttar Pradesh, el estado más grande de India, que elegirá una nueva asamblea el año próximo. En este estado, el favorito es el partido Samajwadi del ex ministro de Defensa Mulayam Singh Yadav, respaldado principalmente por campesinos hindúes y musulmanes.
Mientras, la promoción de la liberalización económica por el BJP es blanco de críticas de socios de coalición como el Rashtriya Swayamsewak Sangh (RSS) y el Vishwa Hindu Parishad (VHP).
Tanto Vajpayee como el nuevo jefe del partido creyeron necesario dejar claro en la convención de Nagpur que el gobierno no tolerará tales interferencias en la política económica.
Una resolución adoptada en la convención partidaria ignoró las críticas del RSS y el VHP a los planes de privatización del gobierno y destacó que la desinversión es "un imperativo de estos tiempos".
Pero la búsqueda de acercamiento del BJP a la comunidad musulmana enojó a uno de sus aliados clave, el partido Shiv Sena, liderado por el radical Bal Thackeray.
Thackeray criticó "el cambio radical del BJP en su política hacia los hindúes" en la publicación de su partido, Samna.
En referencia a la declaración de Laxman sobre el templo de Ayodhya, Thackeray afirmó que el BJP trata de ser blando hacia el movimiento separatista de Cachemira e intenta "apaciguar" a los musulmanes. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/ip/00