A siete meses de haber asumido el poder en Guatemala, el presidente Alfonso Portillo es manejado por una cabeza detrás del trono y su mayor logro visible es una economía estable pero frágil.
Portillo no ha podido con el crimen organizado, uno de los principales problemas que afecta al país, y ha caído en contradicciones por falta de un equipo de gobierno competente, declararon a IPS destacados analistas políticos.
Rápidos cambios en el gabinete, ministros cuestionados por organizaciones de derechos humanos y decisiones que luego se revocan caracterizan a la gestión gubernamental, que está lejos de cumplir con el paraíso prometido en la campaña electoral.
Mientras, la población reclama mejoras económicas y seguridad ciudadana, en un país que se ha convertido en uno de los más violentos del mundo.
"Todo parece indicar que Guatemala tiene un gobierno bicéfalo, con Portillo en la Presidencia" y el ex presidente Efraín Ríos Montt con mayor poder de decisión, dijo a IPS la politóloga Carmen Padilla, de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).
La muestra de ese poder detrás del trono se nota cuando hay un funcionario público que no es de la simpatía de Ríos Montt, pues rápidamente es removido de su puesto, aseguró Padilla.
El gobernante Frente Republicano Guatemalteco (FRG) se empeñó en llegar al poder, pero cuando ganó las elecciones en diciembre se encontró con que no tenía suficientes cuadros políticos y académicos preparados para ejercer el gobierno.
De ahí que esta situación está generando ahora un desorden político, que se une a lo que otros analistas han señalado como una pugna de poder entre Portillo y Ríos Montt, quien tomó el poder en 1982 tras un golpe militar y actualmente es presidente del parlamento y secretario general del FRG.
"Podría decirse que Portillo está jugando el papel de monigote de Ríos Montt", dijo a IPS Factor Méndez, director del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos en Guatemala (Cieprodh).
Activistas de derechos humanos alertan sobre el peligro de esta situación, pues durante el gobierno de Ríos Montt la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que en Guatemala estaba ocurriendo un genocidio indígena.
La desaparición en enero de una catedrática universitaria preocupa a las organizaciones no gubernamentales (ONG), pues se creía que las desapariciones forzosas era una práctica erradicada.
La semana pasada, 32 organizaciones de derechos humanos y grupos sindicales criticaron el nombramiento como ministro de Gobernación de Byron Barrientos, un militar retirado acusado de violaciones de los derechos humanos.
Su designación como encargado de la seguridad del país la consideran una violación al acuerdo del fortalecimiento de la sociedad civil y por eso elevarán su protesta al Parlamento Europeo.
Claudia Samayoa, funcionaria del Centro para la Acción Legal de los Derechos Humanos (CALDH), expresó que las organizaciones de la sociedad civil consideran la designación de Barrientos una afrenta y un insulto a la dignidad de la familia guatemalteca.
Sin embargo, los analistas reconocen que el mérito del gobierno de Portillo ha sido lograr una relativa estabilidad económica.
"Hay estabilidad macroeconómica pero con estancamiento; si bien para finales de año es muy posible que se cumpla la meta de inflación de entre el cinco y el siete por ciento también es cierto que la economía está creciendo muy lentamente", dijo a IPS el analista guatemalteco Pablo Rodas.
El problema es que el sistema financiero no está en una buena situación y las importaciones también muestran una tendencia deprimida, puntualizó Rodas.
Un estudio de Asies dado a conocer la semana pasada señala que si bien esa estabilidad es notoria, sus bases son muy frágiles. Pese a que la inflación acumulada a julio llega a 1,2 por ciento, la enorme cantidad de bonos emitidos por el gobierno compromete la estabilidad. (FIN/IPS/nms/ag/ip if/00