El derrocado primer ministro de Fiji, Mahendra Chaudhry, tuvo una recepción de héroe en India, la tierra de sus ancestros, pero los analistas coinciden en que Nueva Delhi no podrá hacer mucho para reinstaurarlo en el poder.
Las mujeres de la aldea Bhu Jamalpur se amontonaron para ver al hombre que ocupó varios títulos de periódicos desde mayo pasado, cuando él y su gabinete fueron tomados de rehenes en la sede del parlamento fijiano, en un secuestro que duró casi dos meses.
Bhu Jamalpur, en el norteño estado indio de Haryana, fue el lugar de nacimiento del abuelo de Chaudhry, quien fue llevado desde allí a Fiji por las autoridades coloniales británicas a comienzos del siglo XX.
El abuelo del derrocado primer ministro fue uno de los miles de indios llevados a trabajar por contrato en plantaciones de azúcar de la antigua colonia británica del océano Pacífico.
La visita de Chaudhry la semana pasada a la pobre aldea, casi incambiada desde la partida de su abuelo, pareció muy alejada de su objetivo declarado de "procurar apoyo para la rápida restauración del régimen democrático en Fiji".
El primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, le garantizó a Chaudhry el apoyo diplomático de Nueva Delhi.
"Continuaremos nuestros esfuerzos e intensificaremos los esfuerzos internacionales en ese sentido", declaró Vajpayee luego de reunirse con Chaudhry, quien permanecerá en India hasta el sábado 26 y mantendrá otra ronda de conversaciones con autoridades indias.
Aunque la visita de Chaudhry no es oficial, tuvo una recepción cívica en Nueva Delhi, donde estuvieron presentes altos funcionarios de gobierno.
Con un gran turbante que le obsequió el alcalde de Nueva Delhi, Chaudhry explicó a su audiencia en lengua hindi que su gobierno de la Coalición del Pueblo era más que justo para los fijianos nativos, aunque el golpe de Estado invocó la causa de la población autóctona contra la comunidad de origen indio.
"No queremos ser obligados a renunciar tras haber ganado las elecciones", declaró Chaudhry, el primer jefe de gobierno de Fiji de ascendencia indio. Entre la audiencia estaba el ministro del Interior de India, Lal Krishna Advani.
El depuesto primer ministro manifestó su confianza en que Nueva Delhi no dudará en imponer sanciones al actual régimen militar de Fiji.
"Hemos diseñado un plan de acción que esperamos sea seguido por la comunidad internacional", declaró a la prensa, y agregó que el plan cuenta con el respaldo de Nueva Zelanda y Australia.
India, destacó, podría ser de gran ayuda "como miembro respetado de la comunidad internacional, con influencia en la Commonwealth y en las Organización de las Naciones Unidas" (ONU).
La reunión ministerial de la Commonwealth que tendrá lugar el próximo 15 de septiembre en Nueva York será crucial, porque la ONU dejó la crisis de Fiji en manos de la comunidad de ex colonias británicas, subrayó Chaudhry.
Sin embargo, los analistas dudan de la capacidad de Nueva Delhi de utilizar sanciones comerciales y económicas en favor de Chaudhry.
Pese a la gran comunidad india de Fiji, las relaciones políticas y económicas entre ambos países son tan insignificantes que cualquier sanción solo tendría valor simbólico, advirtieron observadores.
No obstante, India podría utilizar su influencia sobre Australia, que "a diferencia de India, posee la necesaria influencia económica y política sobre la conducta de las autoridades de Fiji", señaló P.R. Chari, director del Instituto de Estudios de Paz y Conflictos.
Chari opinó que la presión indirecta del canciller indio Jaswant Singh sobre Suva mediante Australia y Nueva Zelanda puede tener mejores resultados que las sanciones promovidas por Chaudhry.
Sin embargo, Nueva Delhi debe primero normalizar sus vínculos con Australia, gravemente afectados desde que India realizó pruebas nucleares, en mayo de 1998. Pero los analistas creen que las relaciones están en vías de normalización.
Según Chari, la razón más apremiante para la imposición de sanciones internacionales es la perspectiva de una gran emigración de indofijianos a Australia.
Ese proceso ya comenzó, advirtió Chaudhry, ya que los indios reciben constantes ataques en Fiji y la "administración interina" no otorga ayuda alguna a los campamentos de refugiados.
Los fijianos de origen indio constituyen 44 por ciento de la población de Fiji, de 800.000 habitantes, y dominan la economía azucarera, pero no pueden ser propietarios de tierras y sus contratos de arrendamiento, de 99 años de plazo, están a punto de vencer.
La reforma constitucional de 1997 eliminó la prohibición de ocupar altos cargos públicos para los indios, pero no la prohibición de poseer tierras agrícolas.
La situación de Chaudhry colocó al gobierno de Vajpayee en una posición muy difícil, porque el nacionalista Partido Bharatiya Janata, dominante en la coalición de gobierno, había prometido antes de las últimas elecciones impedir que personas de origen extranjero ocuparan altos cargos públicos.
La medida estaba dirigida contra el rival partido del Congreso y su líder, la italiana Sonia Gandhi, quien ahora encabeza la oposición en el parlamento. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/ip-hd/00