Desgarrada por el temor de los blancos y las expectativas de los negros, Sudáfrica se divide en dos grupos raciales que, en vez de integrarse y respetarse mutuamente, toman rumbos separados.
El país «multicolor» parce estar más dividido racialmente que nunca desde el fin del apartheid, hace seis años.
Unos 1.500 delegados de todo el país se reunieron en Johannesburgo para analizar las causas del racismo, sus características actuales y las posibles estrategias para combatirlo.
La Conferencia Nacional sobre Racismo, comenzada el miércoles, es patrocinada por el Comité de Derechos Humanos y apoyada por el gobierno. Varios ministros participan de ella.
La reunión, de cuatro días, es una iniciativa del presidente Thabo Mbeki, que al convocarla, en febrero, se lamentó en público de la existencia de dos Sudáfricas, una negra y pobre y otra blanca y rica.
El Congreso Pan Africano y el Partido Socialista de Azania (Sudáfrica) manifestaron su deseo de que la conferencia contribuya a eliminar la pobreza por motivos raciales.
La gran mayoría de los sudafricanos negros se volvieron más pobres desde el fin del apartheid (régimen segregacionista blanco), y sólo unos pocos forman parte de la clase empresarial, según un informe publicado este año.
La estructura social se mantuvo prácticamente sin cambios desde el comienzo de la era democrática, y la pobreza y el desempleo aumentaron. Hay 500.000 desocupados en el país, la mayoría de ellos negros, lo que produce gran inestabilidad social, admitieron portavoces del gobierno.
Sin embargo, los negros se manifiestan conformes con los cambios políticos registrados en Sudáfrica, mientras que los blancos e indios temen por el futuro, de acuerdo con una encuesta de opinión divulgada al comenzar la conferencia.
Apenas tres de cada 10 blancos encuestados por la consultora Tendencias Socio Políticas Markinor sostuvieron que la relación entre las razas está mejorando.
Markinor atribuyó este resultado a la ley de Igualdad Laboral, que establece beneficios para la contratación de los «negros» (todavía categorizados oficialmente así), una medida que preocupa a la comunidad blanca.
Esta preocupación también se reflejó en las preguntas sobre el gobierno y la economía, pues menos de la mitad de los blancos e indios se manifestaron conformes.
La conferencia se celebra en esta atmósfera, que parece poner en jaque la identidad de la «nación multicolor» que se procura crear desde 1994. El término fue acuñado por el arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, quien intentaba hacer de Sudáfrica un país con una sociedad integrada, pese a su diversidad.
Pero los largos años de racismo e injusticia han dejado profundas huellas, que dificultan la cristalización del sueño de Tutu.
La Comisión de Verdad y Reconciliación intentó borrar las huellas del pasado segregacionista, pero su tarea no fue suficiente. El país necesita un largo proceso de cambios sistemáticos, coincidieron los delegados en la conferencia.
En opinión del presidente del Comité de Derechos Humanos, Barney Pityama, las instituciones deben cambiar. Pityana lamentó la escasa participación de la población negra en la vida del país y citó como ejemplo el deporte. Las selecciones nacionales, a excepción del fútbol, están conformadas en su gran mayoría por deportistas blancos.
«Nuestra existencia estará en peligro si el sistema constitucional y legal no es capaz de ampliar las oportunidades en forma igualitaria», avirtió Pityana.
«Mientras la Sudáfrica blanca se siente amenazada, porque teme perder lo que hoy tiene, la Sudáfria negra se siente esperanzada, porque confía en que ganará mucho en el futuro», dijo Mbeki en la conferencia de Johannesburgo.
Para Mbeki, lo que la mayoría negra espera ganar es «dignidad humana, con el fin de la pobreza, de la ignorancia y de la desigualdad, y una sociedad en que la condición de negro no sea más un motivo de segregación».
Miembros de la Unión de Mineros Blancos, un sindicato derechista que hasta los años 90 no aceptaba afiliados negros, protestaron contra el discurso de Mbeki ante el centro de conferencias.
Luego entregaron un documento a los delegados para denunciar «un nuevo racismo», que los excluíría del mercado de trabajo, en referencia a la ley de Igualdad Laboral.
El segundo y último documento presentado a la conferencia fe redactado por Tony Leon, líder blanco del opositor Partido Democrático, que en su informe acusa de racismo a Mbeki. (FIN/IPS/tra-en/fk/sm/rp-ff/hd/00