América Latina abogará en la Cumbre del Milenio por un nuevo orden mundial que garantice el acceso de los países en desarrollo a las nuevas tecnologías, consciente de que el mercado por sí solo no reducirá la creciente brecha digital.
El presidente de Chile, Ricardo Lagos, quien intervendrá en la primera jornada de la cumbre, que se realizará en Nueva York del 6 al 8 de septiembre, planteará la necesidad de reglas internacionales para contrarrestar los impactos negativos de la globalización.
En fuentes de la cancillería chilena se anticipó que Lagos subrayará la necesidad de abrirse al proceso globalizador como posibilidad cierta de desarrollo en tanto sus beneficios lleguen efectivamente a todos.
La Cumbre del Milenio fue convocada por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, para definir el papel que la entidad mundial debe cumplir en el nuevo siglo.
En ese sentido, uno de los temas clave del encuentro en que se espera reunir a 200 gobernantes será cómo posibilitar la transición, aún de las naciones más pobres, hacia la llamada sociedad del conocimiento.
América Latina ingresa con dudas y expectativas en esta nueva era, simbolizada por la computación e Internet, con ansias de incorporar los nuevos adelantos tecnológicos, pero sin seguridad plena de que podrá hacerlo.
El secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Antonio Ocampo, advirtió que la región, al igual que otras áreas del mundo en desarrollo, muestra rezago en materia de tecnologías de información y comunicación.
Con ocho por ciento de la población mundial, la región tenía a comienzos de este año sólo 3,5 por ciento de los navegantes de Internet y en ella se efectuaba apenas uno por ciento del comercio electrónico en todo el planeta.
Como contraparte positiva de esas cifras, se advierte en América Latina y el Caribe una rápida multiplicación de las conexiones a Internet, con un crecimiento anual de 40 por ciento entre 1996 y 1999.
En marzo de este año había en todo el mundo unos 304 millones de usuarios de Internet, de los cuales 45 por ciento estaban en los Estados Unidos y Canadá, 27 por ciento en Europa y 23 por ciento en Asia-Pacífico, con lo cual el Norte industrial completaba 95 por ciento del total de usuarios de la red.
Las regiones en vías de desarrollo debían conformarse con 3,5 por ciento de internautas en América Latina y el Caribe, para que el 1,5 por ciento restante se dividiera entre Africa y Medio Oriente, de acuerdo con un informe de Cepal.
Las tendencias en el aumento de usuarios indican que el número de conectados a Internet en todo el mundo superará los 350 millones antes de que finalice este año, lo cual no significará necesariamente una mayor equidad.
«De hecho, la 'brecha digital' entre los países industrializados y los países en desarrollo es aún más amplia que la brecha que los separa en términos de otros indicadores de productividad y de bienestar económico y social, y lo mismo ocurre en el interior de cada país entre sectores de altos y bajos ingresos», según Cepal.
La agencia regional de la ONU elaboró un completo informe sobre los desafíos que involucra la transición hacia la sociedad del conocimiento y las políticas públicas recomendables para enfrentarlos con éxito en América Latina.
El informe, presentado en junio a la Reunión Regional de Tecnologías de Información para el Desarrollo en Florianópolis, Brasil, indica que el reto central para los países es lograr una difusión rápida, a la vez que eficiente y equitativa, de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en sus economías.
Para Jorge Katz y Vivianne Ventura-Días, expertos de Cepal, el actual modelo económico no garantiza la eficiencia y equidad en la transición de América Latina y el Caribe hacia la sociedad del conocimiento.
«Se justifican nuevas formas de intervención del Estado y acciones público/privadas explícitamente dirigidas a una asignación óptima de recursos para alcanzar las metas deseables que las reglas del mercado, por si solas, no aseguran», dijeron Katz y Ventura-Días.
En rigor, no hay pautas absolutas que determinen un mejor acceso de la población a las nuevas tecnologías en América Latina y el Caribe desde el punto de vista de la acción del Estado o de la empresa privada como proveedores.
La desregulación o privatización de las telecomunicaciones permitió que Argentina aumentara en una década sus líneas telefónicas de 11 a 22 por cada 100 habitantes y que en Chile el aumento fuera de 10 a 22, con un mejoramiento evidente en la calidad del servicio.
Pero países que mantienen las telecomunicaciones bajo el alero estatal tienen logros similares. En Costa Rica la relación de número de líneas telefónicas por habitantes es semejante a la de Argentina y Chile, y Uruguay tiene la densidad más alta, con 27 líneas por cada 100 habitantes.
Katz y Ventura-Días destacan igualmente a varios gobiernos latinoamericanos que llevan a cabo programas de acceso a Internet para la población de menores ingresos mediante el establecimiento de terminales públicos y en centros comunitarios.
La Red Científica Peruana, con 1.000 centros públicos, sirve casi 40 por ciento de los accesos a la red. El programa argentinainternet.todos tiene 1.000 telecentros para comunidades aisladas y de bajos ingresos. Barbados y Belice cuentan con proyectos gratuitos de acceso para escuelas.
En Chile, todas las comunas (municipios) tendrán acceso a Internet en 2006, gracias al Fondo para el Desarrollo de las Telecomunicaciones. Una iniciativa similar se lleva a cabo en Colombia para los municipios pobres.
Antel, la compañía telefónica estatal uruguaya, instala Centros Comunitarios Digitales mediante el proyecto Tercer Milenio. Los bancos brasileños están ofreciendo acceso gratuito a Internet, mientras que Costa Rica es uno de los primeros países que da servicio de correo electrónico sin costo a la población a través de las empresas del Estado.
La reunión de Florianópolis se hizo eco de las recomendaciones de Annan, en el sentido de que América Latina y el Caribe deben propiciar condiciones para atraer financiamiento que contribuya a disminuir su atraso tecnológico en materia de información y comunicación, para insertarse en la sociedad del conocimiento.
A estos efectos, se recomienda determinar marcos jurídicos, regulatorios e institucionales que remuevan barreras al ingreso de tecnologías, promuevan la competencia entre proveedores de servicios de conexión y a la vez disminuyan la heterogeneidad de las incorporaciones tecnológicas.
Por último, y como desafío tal vez vital, la región debe lograr una mayor participación en los contenidos que transmiten las redes digitales, contrarrestar la fuerte concentración del poder informatizado en manos de los países industrializados y las grandes transnacionales y obtener una mayor cooperación internacional. (FIN/IPS/ggr/ff/st if/00