El apoyo que brinda la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a las compañías trasnacionales amenaza con socavar proyectos para proteger el ambiente, advirtieron organizaciones no gubernamentales (ONG). La ONU debería desarrollar mecanismos independientes que hagan responsables a las trasnacionales del cumplimiento de tratados y principios internacionales sobre el ambiente, en lugar de insistir en asociarse con el sector privado, exhortaron grupos ecologistas y humanitarios.
Muchos activistas piensan que la ONU, que evaluará su futuro en la Cumbre del Milenio a realizarse en Nueva York del 6 al 8 de septiembre, se está quedando atrás en lo que respecta a la protección del ambiente.
"La pregunta milenaria para la ONU es si jugará el papel de fuerza moderadora contra las poderosas corporaciones trasnacionales y la Organización Mundial de Comercio (OMC), o si actuará de catapulta del sector privado", dijo Joshua Karliner, director del Centro de Acción y Recursos Transnacionales (TRAC).
El mes pasado, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció la colaboración del foro mundial con 50 de las principales trasnacionales del mundo, incluyendo Shell, BP. Amoko, Nike y Dupont.
Esas empresas podrán usar el logotipo de la ONU si aplican nueve principios derivados de acuerdos de la organización sobre condiciones laborales, derechos humanos y protección ambiental.
Sin embargo, los ambientalistas sostienen que mientras la reputación de las compañías posiblemente se beneficie con el logotipo de la ONU, esos nueve principios son voluntarios y no hay un mecanismo que obligue a cumplirlos.
"La lista de firmas que participan… parece el 'quién es quién' de los victimarios del ambiente", señaló Karliner.
Shell, por ejemplo, está acusada de contaminar tierras y colaborar con dictaduras militares en Nigeria. Otra petrolera, BP- Amoco, fue criticada por Greenpeace porque pretende buscar hidrocarburos en el Artico y porque gestiona para que se permita la exploración petrolera en el Refugio Nacional Artico de Fauna Silvestre, en Alaska.
El TRAC copatrocina un foro alternativo en Nueva York que tendrá lugar el 5 de septiembre, un día antes de la cumbre de la ONU.
Llamado "La globalización y el papel de las Naciones Unidas", el foro planea discutir el creciente poder e influencia de las trasnacionales y sus consecuencias para el ambiente, la pobreza, los derechos humanos y el trabajo.
Miloon Kothari, del Comité Internacional de ONG sobre Derechos Humanos en Comercio e Inversiones, con sede en India, hablará en el foro e integra un grupo de organizaciones que enviaron una nota de protesta a Annan, denunciando la colaboración con las empresas.
"La ONU debería institucionalizar mecanismos independientes que obliguen a las empresas a responsabilizarse en materia de derechos humanos y laborales, así como instrumentos y principios ambientales, en vez de buscar vagas asociaciones", dijo Kothari.
Randy Hayes, presidente de Rainforest Action Netwok, un grupo ecologista de Estados Unidos, apuntó que todos los problemas ambientales están relacionados con cuestiones económicas, por lo cual las corporaciones deberían estar controladas por la ONU.
"Es el comercio internacional liderado por tres instituciones renegadas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio el que causa la fragmentación de la biósfera", afirmó.
Esos tres organismos actúan en gran medida en forma independiente y con total falta del control que podría ejercer la ONU, agregó.
La OMC se convirtió el año pasado en un nombre familiar luego que 50.000 manifestantes obligaron con sus protestas a clausurar las reuniones de su tercera sesión ministerial anual en Seattle.
Ambientalistas y sindicatos afirman que la OMC corroe la democracia obligando a los países a debilitar su seguridad alimentaria y su legislación de protección ambiental en nombre del libre comercio.
"Necesitamos que la ONU obligue a esas instituciones a proteger el ambiente, no a destruirlo", dijo Hayes, quién tambien hablará en el foro alternativo. Karliner agregó que la OMC tuvo "un efecto congelante" en las negociaciones sobre tratados internacionales para el ambiente.
Durante las negociaciones sobre el Protocolo de Bioseguridad, que gobierna el comercio de organismos genéticamente modificados, la mayoría de las naciones sabían que, cualquiera fuera el resultado, el acuerdo final entraría posiblemente en conflicto con la OMC.
Karliner argumentó que la ONU tiene la posibilidad de hacer que el ambiente sea una prioridad del comercio mediante tratados internacionales, como el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático y el Protocolo de Montreal sobre protección de la capa de ozono.
Sin embargo, hasta ahora las corporaciones han tenido más poder que los acuerdos internacionales sobre el ambiente.
Grandes compañías petroleras en Estados Unidos, por ejemplo, ejercen tal control sobre los legisladores en el Congreso que el Senado se negó a ratificar el Protocolo de Kyoto, frenando así la implementación internacional del tratado.
En preparación para la Cumbre del Milenio, una red internacional de ONG bajo el nombre de Acción Tierra desarrolló un plan de siete pasos que, si se implementan, harán de la ONU un organismo con los recursos y autoridad necesarios "para resolver problemas globales que afectan a la humanidad"
Acción Tierra, con oficinas en Chile, Estados Unidos y Gran Bretaña, exhorta a los gobiernos que formen un "consejo ambiental" representativo capaz de adoptar decisiones obligatorias que protejan al planeta sin tener que esperar el acuerdo unánime a nivel mundial.
Ese organismo, capaz de aprobar medidas con una mayoría de dos tercios, podría crearse a partir de entidades de la ONU ya existentes, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijeron. Las decisiones del Consejo Ambiental podrían estar sujetas a la aprobación de la Asamblea General. (FIN/IPS/tra-en/dk/da/ego/aq/en-ip/00