La extrema pobreza y la inseguridad alimentaria en Africa merecerán consideración especial en la Cumbre del Milenio, como se denomina a la sesión especial de la Asamblea General de la ONU que se celebrará en la sede neoyorquina del foro mundial del 6 al 8 de septiembre.
«Es inaceptable que hoy, en la era de los grandes avances tecnológicos, 790 millones de personas de los países en desarrollo sufran hambre crónica», se lamentó el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf.
«El mundo produce suficiente como para alimentar a todos los que lo habitan», aseguró Diouf.
La declaración, del jefe de la FAO revela con claridad la frustación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en su intento por alimentar a la población mundial.
Pero también revela que existe esperanza de que el mundo acabe definitivamente con el hambre en este siglo, si bien no en el corto plazo.
La aspiración de la FAO llevó al secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, a exhortar a los líderes mundiales a establecer criterios que permitan cumplir con los grandes desafíos de la humanidad en materia de alimentación.
Annan, en un informe presentado en mayo ante el Foro del Milenio, que reunió a representantes de la sociedad civil de todo el mundo, exhortó a los gobiernos a mostrar un «renovado sentido de misión» para identificar y tratar los problemas que afectan a todo el planeta.
La proposición de Annan procura además convertir a la ONU en un foro que «en verdad pueda lograr cambios palpables en la vida de la gente».
Annan pondrá énfasis en la necesidad de desarrollar estrategias agrícolas que puedan garantizar la seguridad alimentaria en Africa y acabar así con la dependencia de la ayuda internacional que aqueja al continente.
Esa fue la propuesta de Diouf cuando encabezó una gira por el Cuerno de Africa este mes. «Decidimos ir más allá de la ayuda internacional y atacar la raíz del problema», dijo Diouf a periodistas en Nariobi.
Casi 21,2 por ciento de los 840 millones de hambrientos del mundo (180 millones) viven en Africa, y las posibilidades de garantizar la seguridad alimentaria en la región son cada vez más escasas, debido a gran número de factores, entre ellos las frecuentes sequías y las interminables guerras.
Cerca de 80 por ciento de los habitantes del continente dependen directamente de la agricultura para su sustento, pero las sequías, las limitaciones de las técnicas agrícolas y la inestabilidad política conspiran para llevarlos a la extrema pobreza.
Dieciséis países de la región afrontan este año una seria escasez de alimentos y necesitarán asistencia internacional, según el último informe de la FAO sobre las perspectivas alimentarias de Africa.
La región además cuenta con escasos recursos debido a una disminución de 40 por ciento de la asistencia oficial para el desarrollo, hoy inferior a 15 dólares por habitante, según la FAO.
En los países del Cuerno de Africa (Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán, Tanzania, Uganda) 70 millones de personas sufren hambre crónica y dependen de la asistencia alimentaria internacional regular.
«Las sequías son demasiado frecuentes en la región y duran varias estaciones. Por eso, el proceso de recuperación es muy largo», señala el último informe de la FAO titulado «Eliminando la inseguridad alimentaria en el Cuerno de Africa».
Los países de los Grandes Lagos (Burundi, República Democrática del Congo y Ruanda) también afrontan serias dificultades para la provisión de alimentos, como consecuencia de la tensa situación política.
En Burundi, por ejemplo, gran cantidad de civiles residen en campamentos de desplazados, impedidos de cultivar su tierra, debido al conflicto entre el gobierno militar y los rebeldes hutu.
Los países del sur como Angola, Madagascar y Mozambique no son una excepción.
La situación alimentaria en el Cuerno de Africa es tan crítica que Annan decidió crear un grupo de trabajo para investigar las causas del problema y desarrollar una «red de acción» para solucionarlo.
«Estamos presenciando cada vez más catástrofes naturales y eso nos preocupa mucho», dijo Diouf.
La peor sequía que sufre Kenia desde que se independizó de Gran Bretaña, en 1963, afecta a 3,3 millones de personas, la mayoría integrantes de comunidades pastoriles que dependen del ganado para su subsistencia. En el árido nordeste, miles de animales murieron y muchos campesinos se suicidaron.
Mientras, la desnutrición crónica afecta a Djibouti, Etiopía y Somalia.
«Nuestros países han sido devastados. No solo perdimos nuestros medios de subsistencia por la sequía, sino que además graves enfermedades animales se propagaron en todo el territorio debido al rápido movimiento del ganado en busca de pasturas», afirmó el ministro de Agricultura de Kenia, Chris Obure.
Para paliar la crisis, el grupo de trabajo propuso medidas para mejorar la irrigación a pequeña escala, la administración de los recursos naturales, la provisión de agua y los sistemas de salud y educación.
Para Diouf, la solución del problema de la sequía en Africa reside en el control y administración del agua, que en gran parte del continente es un privilegio para pocos. Menos de uno por ciento de la tierra cultivable cuenta con irrigación, contra 37 por ciento en Asia.
«El problema básico de la sequía es el acceso al agua. Sólo cuando hayamos apelado a todas las posibilidades para controlarla se requerirán programas de mayor alcance», sostuvo.
Es necesario poner especial énfasis en atender la fragilidad de los ecosistemas, la baja productividad, las débiles infraestructuras y las limitadas opciones de supervivencia en las áreas rurales, agregó.
El proyecto contará con el apoyo de la Autoridad Intergubernamental para la Sequía (IGAD) con sede en Nairobi, un grupo creado originalmente para combatir el hambre, pero que luego tomó un papel mediador en confictos regionales.
La financiación corresponderá a instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, bancos regionales y donantes bilaterales.
Annan designó a la presidenta del Programa Mundial de Alimentación, Catherine Bertini, como su enviada especial al Cuerno de Africa.
El éxito del proyecto, sin embargo, estará determinado por la voluntad de los gobiernos, resposables de convertir estos planes en hechos. «Será la única manera de que puedan liberarse de la dependencia de recursos externos», advirtió Diouf. (END/IPS/ja/sm/rp/mj/dv/00