COLOMBIA-EE UU: Clinton trae la guerra o la paz

La anunciada visita a Colombia del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, es interpretada por algunos como un explícito respaldo al proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana, mientras otros creen es el lanzamiento de un plan de guerra contra la guerrilla.

La polémica se incrementó ante la presencia en Cartagena, en el norte colombiano, de destacados funcionarios estadounidenses, en preparación de la llegada de Clinton a esa ciudad el 30 de este mes.

El presidente Pastrana y varios de sus ministros recibieron el fin de semana pasado al jefe de la oficina de política nacional contra las drogas, Barry McCaffrey, al subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Thomas Pickering, y al jefe del comando sur del ejército, Charles Wilhelm.

Los representantes de Washington señalaron que la visita de Clinton demostrará en forma clara el apoyo de ese país a las metas propuestas por Pastrana en el llamado Plan Colombia, definido como una estrategia para la lucha contra el narcotráfico y la búsqueda de la paz interna.

Luis Valencia, de la estatal Universidad Nacional, interpretó que la reunión de ambos mandatario representa la «oficialización del Plan Colombia», que Estados Unidos ayudó a gestar y al que asiste con 1.300 millones de dólares.

La visita de Clinton «es un indiscutible logro político» de Pastrana, en su estrategia de profundizar las relaciones con el país norteamericano, que habían llegado a su punto más crítico durante la administración de Ernesto Samper (1994-1998), acusado de haber alcanzado la Presidencia con dinero del narcotráfico.

En tanto, el embajador de Bogotá en Washington, Luis Moreno, explicó que la importancia de la ayuda estadounidense al programa gubernamental, cuyo costo total es de 7.500 millones de dólares, requiere de una estrecha coordinación entre los dos gobiernos para su implementación.

Sin embargo, unas 60 organizaciones no gubernamentales locales e internacionales y varios expertos discrepan con esta colaboración y consideran que la plan de Pastrana llevará a «un escalamiento de la guerra interna».

El columnista del diario El Tiempo Gabriel Silva sostuvo que la presencia del presidente de Estados Unidos es también un mensaje para la guerrilla izquierdista, a la que le está diciendo que «Colombia no está sola» en su lucha.

Silva entiende poco usual que un mandatario estadounidense «opte por desplazarse a un escenario tan alejado» de las preocupaciones del ciudadano medio de su país, en medio de una campaña electoral y a pocos meses de concluir su gobierno.

Otros expertos creen poco alentador que la avanzada preparatoria de la visita de Clinton estuviese a cargo de McCaffrey, Pichering y Wilhelm no es muy alentadora.

El no gubernamental estadounidense Consejo de Asuntos Hemisféricos señaló que McCaffrey «busca profundizar aún más el conflicto armado en Colombia», al apoyar la ayuda al ejército para operaciones antinarcóticos en zonas donde se llevan a cabo negociaciones de paz.

Con este grupo coincide el vicerector de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, quien señaló que la ayuda estadounidense, 80 por ciento de la cual está destinada a asuntos militares, «impulsará el escalamiento del conflicto armado» en lugar de contribuir a un proceso de paz.

Vargas entiende que la guerrilla, que los estadounidenses caracterizan como narcotraficantes, responderá aumentando también su capacidad militar.

El aumento de la asistencia militar de Washington a Colombia, el tercer mayor receptor después de Israel y Egipto, fue defendida ante el Congreso por McCaffrey con el argumento de que este país representa «una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y el bienestar de sus ciudadanos».

McCaffrey ubicó como responsables de esa amenaza a los traficantes de drogas y a la guerrilla que dice protege esa actividad ilegal.

Como preámbulo de la visita de Clinton y del comienzo de la ejecución del Plan Colombia llegaron a este país a comienzos de agosto 88 asesores estadounidenses, quienes se ubicaron en la base antinarcóticos de Larandia, en el departamento de Caquetá (sudeste).

El secretario adjunto del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Brian Sheridan, dijo que los 33 «boinas verdes» y los 55 efectivos de otras fuerzas especiales del ejército asesorarán al II Batallón Antinarcóticos que opera en el sudeste en tareas de inteligencia, comunicación y capacitación en derechos humanos.

Sheridan se entrevistó el día 9 en Bogotá con el ministro de Defensa, Luis Ramírez, y jefes militares para coordinar la primera fase de la implementación del Plan Colombia.

La avanzada estadounidense coincidió con un «paro armado» convocado por el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN), segundo grupo guerrillero del país, en rechazo de la visita de Clinton.

El paro del ELN, que se llevó a cabo en el oeste colombiano, dejó un saldo de 36 torres de transmisión de energía eléctrica destruidas que ocasionaron cortes de energía en varias localidades y 16 vehículos incendiados.

Para Alfonso Cano, de la dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la más antigua e importante guerrilla del país, la presencia de Clinton «con sus bolsillos llenos de dólares para que los colombianos se sigan matando» no puede ser bien vista.

El Plan Colombia contempla, entre otras cosas, la erradicación de los cultivos ilícitos que se encuentran mayoritariamente en el sudeste del país, en una zona con alta presencia insurgente. (FIN/IPS/yf/dm/ip/00

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