/BOLETIN-AMBIENTE/ AMERICA LATINA: El tiempo no está maduro para partidos verdes

En alianza con el candidato presidencial triunfante, Vicente Fox, el único partido político "verde" de México logró una porción de poder, pero la mayoría de sus pares en América Latina están lejos de igualar esa hazaña.

Los partidos ecologistas son marginales en la región y en su expediente acumulan fracasos y críticas de grupos ambientalistas no gubernamentales.

Lejos de los reflectores, periódicamente sesionan bajo la égida de la Federación de Partidos Verdes de las Américas, creada en 1997, y se reivindican como los únicos preparados y dispuestos a resolver los problemas ambientales de la región.

La próxima cita del grupo será en septiembre en Perú y los organizadores aseguran que reunirán a partidos de 15 países. Sin embargo, la evidencia muestra que muchos de ellos aún no tienen ese rango legal.

Una investigación de Tierramérica reveló que México y Brasil son de los pocos países donde esos grupos tienen pequeña representación parlamentaria o alguna participación en gobiernos municipales y seccionales.

En el primer caso se trata del Partido Verde Ecologista, que se coligó con el conservador Acción Nacional para apoyar a Vicente Fox en las elecciones presidenciales del 2 de julio.

Mientras, el Partido Verde de Brasil, no obstante su marginalidad, tiene el apoyo de notorias personalidades, como el cantante Gilberto Gil. Como el Verde Ecologista de México, fue fundado en 1986.

En Chile, el Partido Verde, creado en 1988, desapareció por obtener sólo un respaldo mínimo en elecciones nacionales, aunque luego se unió al Partido Humanista.

En Perú, el grupo Alternativa Verde, creado en 1997, no logró aún su registro electoral, por no haber reunido la cantidad exigida de firmas.

En Uruguay existen dos partidos de signo ecologista: el Etoecologista, nacido en 1988, y el Partido del Sol, en 1994. Ninguno ha conquistado representación política formal.

Muchos activistas y agrupaciones que levantan las banderas de la ecología en América Latina han preferido sumarse a otros partidos establecidos o mantener un bajo perfil, como Acción Ecológica, de Colombia.

En países como Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Paraguay, simplemente no existen partidos políticos verdes.

"Las organizaciones políticas ecologistas buscan integrar una humanidad capaz de convivir en armonía con la naturaleza, basándose en los principios del amor, justicia y libertad", según explica la Federación de Partidos Verdes de las Américas.

Su objetivo es "la formación de una sociedad ecológica que integre las distintas esferas económica, social, política y cultural de la sociedad", indican documentos de esa Federación.

A diferencia de los europeos, los partidos verdes de América Latina no lograron despegar.

Algunos, como el Verde Ecologista de México, fundador de la Federación de Partidos Verdes de América Latina, tienen pocos conocimientos o están basados en intereses familiares o particulares, afirmó el grupo Greenpeace.

Ese partido mexicano logró, gracias a su integración en la Alianza por el Cambio, de Fox, 15 escaños en una Cámara de Diputados de 500, y cinco en un Senado de 128, frente a siete y cuatro, respectivamente, en la legislatura saliente.

Jorge González, presidente del partido, confía en que su apoyo a Fox le abra de manera "natural" un espacio en el gobierno que se instalará en diciembre y que será el primero en 71 años que no pertenece al aún gobernante Partido Revolucionario Institucional.

González espera ser designado secretario (ministro) de Medio Ambiente, pero para la organización ambientalista Greenpeace eso sería un error. Según Greenpeace, ni González ni sus partidarios son expertos en materia ecológica.

El líder del Partido Verde Ecologista, a quien algunos de sus correligionarios lo acusan de oportunismo y nepotismo, resultó reprobado al responder a un cuestionario sobre temas ambientales que le presentó en julio el diario Milenio.

El Partido Verde, fundado con el postulado central del "amor", se ha mantenido al margen de la mayoría de luchas y discusiones planteadas por los grupos ecologistas no gubernamentales.

Por su parte, el Partido Verde de Brasil tiene un representante en el Congreso federal, compuesto por 513 diputados y 81 senadores. En 1998 presentó un candidato a la Presidencia, que obtuvo 0,31 por ciento de los votos válidos.

El Partido Verde "es aún un proyecto, un partido en construcción", señaló Domingos Fernandes, uno de los dirigentes del grupo.

En cambio, el politólogo Jairo Nicolau afirma que el Partido Verde de Brasil es "casi inexistente" y "muy frágil", y obtuvo su inscripción definitiva en el registro de partidos "gracias a la generosidad de la legislación electoral".

Con alguna influencia en ciudades como Río de Janeiro, donde sus militantes ocupan varias secretarías municipales de Medio Ambiente, pero sin peso nacional, el Partido Verde brasileño no ha logrado llegar más que a las orillas de la actividad política.

En otros países la situación es peor. En Chile, el Partido Verde fue fundado hace más de una década como "el primer partido eco-pacifista de América Latina".

Un año después de su creación perdió la categoría en el registro electoral, pues sus dos candidatos a diputados no fueron elegidos y obtuvo menos de cinco por ciento de los votos.

Para evitar su desaparición, se unió al Partido Humanista, pero tampoco ese grupo ha logrado representación parlamentaria.

En Perú, Alternativa Verde intentó en 1999 inscribirse en el Registro Nacional de Organizaciones Políticas, pero sólo recogió 125.000 de las 500.000 firmas exigidas por leyes de ese país.

Dispuestos a entrar de todos modos en la contienda política, los verdes peruanos se aliaron con el Movimiento Solidaridad, una organización registrada formalmente y cuyo candidato presidencial, Luis Castañeda, aceptó agregar a su plataforma los principios y objetivos ambientalistas.

"Fue una experiencia frustrante, salimos con la convicción de que los políticos tradicionales, tanto como los líderes de los partidos y movimientos, no sólo carecen de conciencia ambientalista, sino que están dispuestos a traicionarla si es necesario", dijo el presidente de Alternativa Verde, Alex González.

Según González, Alternativa Verde contribuyó con 76.000 dólares y varios vehículos a la campaña del Movimiento Solidaridad para las elecciones presidenciales de abril de este año.

A cambio, "ellos prometieron darnos lugares en las listas de candidatos parlamentarios, pero cuando reclamamos, porque no incluían puntos ecológicos en la campaña, dijeron que no tenían ningún compromiso con nosotros", aseguró González.

Alternativa Verde y otros partidos ecologistas debatirán su futuro en la conferencia de septiembre en Perú. Asistirán grupos de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua y del país anfitrión, y de otras regiones como Canadá, Estados Unidos, Francia, Marruecos y Nigeria. ——

(*) El autor es corresponsal de IPS en México. (FIN

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