El primer ministro de Japón, Yoshiro Mori, urgió reiteradamente a India y Pakistán a firmar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés) en la gira por Asia meridional que terminó hoy.
"Japón está obsesionado con la cuestión nuclear", afirmó Toshio Yamanouchi, un académico japonés, en su libro "India a los ojos de Japón".
Mori actuó de acuerdo con esa afirmación, y elogió a Bangladesh, el primer país de su gira iniciada el día 19, por ser la única nación de Asia meridional que suscribió el tratado.
Esa fue la razón por la que el primer ministro japonés otorgó a Dacca créditos por 151 millones de dólares para financiar proyectos de energía e infraestructura, según analistas.
Tokio ya era el principal donante de Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, que recibe de Japón unos 180 millones de dólares por año.
Además, en los últimos 10 años, empresas japonesas invirtieron más de 500 millones de dólares en Bangladesh, sumados a 340 millones para la construcción de un gasoducto.
La siguiente parada de Mori fue el día 20 en Pakistán, donde obtuvo del general Pervez Musharraf, jefe de gobierno, la promesa de que Islamabad se atendría a una moratoria autoimpuesta de pruebas nucleares.
Pero en privado, Musharraf dijo a Mori que su gobierno reaccionaría si India rompiera su propia moratoria autoimpuesta, según trascendió.
Japón sancionó a India y Pakistán después que ambos países realizaron sendas pruebas nucleares, en mayo de 1998, e hizo que otros países ricos también los sancionaran.
El CTBT, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 1996, solo entrará en vigor una vez que lo ratifiquen las 44 naciones con armas nucleares, declaradas o potenciales.
India, Pakistán y Corea del Norte no suscribieron el tratado. China, el segundo mayor receptor de ayuda japonesa después de Indonesia, lo firmó pero no lo ratificó.
Ante la percepción de que las sanciones económicas no impulsaron a Nueva Delhi e Islamabad a firmar el CTBT, Tokio buscó otras formas de ofrecer la ayuda sin que parezca contradecir su propia política sobre asistencia económica y sanciones.
El embargo afectó gravemente la economía de Pakistán, pero Mori se negó en su visita a levantarlo a menos que Islamabad firme el tratado.
Sin embargo, acordó considerar préstamos adicionales para el suspendido proyecto del túnel de Kohai, en la Provincia de la Frontera Noroccidental.
En India, Mori estuvo cuatro días y se concentró en el sector de la informática. El mandatario y 80 empresarios japoneses pasaron dos días en la ciudad sureña de Bangalore, un centro de alta tecnología comparable al Silicon Valley de Estados Unidos.
El floreciente mercado indio de la tecnología de la información es una de las razones que contribuyeron al cambio de actitud oficial de Tokio hacia Nueva Delhi, porque los empresarios japoneses no desean permanecer excluidos de ese mercado.
Mori casi se disculpó por pedir a India que firme el tratado antinuclear, y exhortó a las autoridades a entender "los sentimientos del pueblo japonés, el único que vivió la tragedia de las bombas atómicas".
"Por eso exigimos el desarme nuclear y realizamos esfuerzos diplomáticos para asegurar el control efectivo de las armas de destrucción masiva, el desarme y la no proliferación", dijo el mandatario japonés durante una conferencia en la capital.
El gobierno indio encabezado por el nacionalista Partido Bharatiya Janata, que ordenó las pruebas nucleares en mayo de 1998, se manifestó dispuesto a firmar el CTBT, pero arguyó que está a la espera de la aprobación de todos los partidos políticos.
India, con una economía mucho más grande y diversificada que la de Pakistán, no sintió tanto el impacto de las sanciones, y Nueva Delhi no insistió demasiado en que Tokio las levante.
"Como potencias asiáticas, India y Japón tienen mucho en común, y prácticamente no hay un conflicto de intereses estratégicos entre ambos", comentó el periódico The Times of India este viernes.
"Dado el ascenso de China como actor económico y militar, es inevitable que Nueva Delhi y Tokio traten de asegurar la estabilidad del equilibrio de poderes", agregó.
Al igual que el presidente estadounidense Bill Clinton, que estuvo en Asia meridional en marzo, Mori manifestó una inclinación a favor de India en la cuestión de Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, que Pakistán reclama para sí.
Mori culpó a Pakistán por la guerra no declarada del año pasado con India, en la zona fronteriza de Kargil, que solo terminó cuando Clinton convenció al gobierno paquistaní de hacer retirar a los infiltrados.
El mandatario japonés dijo justamente lo que las autoridades indias esperaban escuchar: "Le señalé al general Musharraf que debe tomar medidas para un pronto retorno a la democracia, el control del terrorismo y la reanudación del diálogo con India".
Mori terminó su gira por la región con una visita de un día este viernes a Nepal, la primera de un primer ministro japonés al mediterráneo reino himalayo, encerrado entre India y China. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/ip/00