En el lecho del golfo de México yacen desde hace cuatro siglos toneladas de tesoros y mercancías que transportaban buques españoles y británicos. Para recuperarlos, arqueólogos subacuáticos se convierten en detectives, buzos y aventureros.
Con escasos recursos, enfrentados a los buscadores de tesoros, pero dispuestos a recuperar lo que consideran "patrimonio nacional", los menos de 10 arqueólogos subacuáticos que existen en México trabajan desde hace 10 años en un programa del estatal Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Hoy luchan por dinero, pues los fondos que les entrega el gobierno decaen al igual que el apoyo dado por expertos extranjeros en el pasado.
La situación es difícil, pero confiamos en salir adelante y poder continuar con los planes, dijo Pilar Luna, directora de Arqueología Subacuática del INAH.
El principal proyecto de Luna es ahora recuperar parte de la antigua flota del rey Felipe IV de España. Se trata de 19 naves que se hundieron en el Golfo en 1631 con un cargamento de oro, plata y piedras preciosas, aún no cuantificado.
Sobre la flota existen múltiples leyendas entre los buscadores de tesoros. Muchos aseguran que el cargamento que llevaba es el más valioso que salió de América hacia Europa en la época de la colonia.
La investigación documental, realizada en España y México, confirmó el hundimiento y dio pistas sobre su ubicación, así como algunos hallazgos de campo, pero la continuación del trabajo, con equipo marino especial, se mantiene en suspenso desde el año pasado por falta de recursos.
Existen 101 sitios en el Golfo de México donde se detectaron restos sumergidos de barcos pertenecientes al antiguo reino de España.
En las tareas de búsqueda, los arqueólogos mexicanos recibieron numerosas propuestas de apoyo de buscadores de tesoros marinos, que ofrecen dinero a cambio de recibir parte de lo que se encuentre.
México no aceptará hacer un negocio de la exploración arqueológica, sea en tierra o mar y Luna aseguró que el patrimonio cultural no estará nunca en subasta.
Los pedidos de los buscadores de tesoros continúan y además existen evidencias de que algunos de ellos han contratados personas para realizar saqueos. Pero esto no es fácil, pues la exploración marina requiere importantes recursos económicos.
Los arqueólogos subacuáticos, especialidad que requiere conocimientos de oceanografía, buceo, fotografía y video, deben trabajar la mayoría de veces apoyados por otros profesionales conocedores del trabajo en el mar.
Además, algunos deben actuar como detectives para ubicar documentos y testimonios, y tener disposición para la aventura y el riesgo.
Los cuatro millones de dólares conseguidos en 1993 en México, a través de un fideicomiso creado por el gobierno, para recuperar la principal nave de la flota de Felipe IV en el Golfo, se consumieron rápidamente.
Casi todo el dinero se agotó en 1998, en salarios y la contratación de un barco especial ruso para apoyar las tareas de búsqueda. Hoy, el equipo de Arqueología Subacuática del INAH, busca fondos privados en México y en el exterior para seguir con el proyecto.
La cantidad de restos de naves existentes en el Golfo es inmensa, por lo que hay material para desarrollar allí exploraciones subacuáticas durante muchas generaciones, indicó Luna.
La experta precisó que su equipo ya tiene ubicaciones precisas – con fotografías, videos y mapas- de restos de varios barcos que podrían ser españoles o británicos, pero no se han recuperados por falta de equipo adecuado, dinero o porque no se puede garantizar su conservación.
Entre los elementos recuperados en el Golfo de México en los últimos años se encuentra un cañón español, que lleva grabado el año de 1552, y una colección de lingotes de plomo de alrededor de dos toneladas.
La búsqueda de restos en el mar es costosa, pero la conservación de las piezas recuperadas puede serlo aún más, comentó la arqueóloga marina.
Las condiciones que ofrece el mar para la conservación de ciertas piezas sumergidas es ideal -aguas frías y profundas, y poca luz-, condiciones que no se pueden reproducir en tierra, precisó.
Pero Luna y sus colaboradores aseguran que su trabajo continuará para recuperar los tesoros del fondo del mar y con ello una parte de la historia de México, pese a todas las dificultades. (FIN/IPS/dc/ag/cr/00