(Arte y Cultura) CHINA: Recuperación de reliquias culturales reaviva debate

Cerca de un millón de reliquias culturales de China se encuentran diseminadas en 200 museos del exterior, y la mayor parte de ellas fueron saqueadas por países occidentales, denunciaron expertos.

El Museo Británico, el Museo Guimet de París, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el Museo de San Petesburgo y el Museo Nacional de Tokio figuran entre los principales coleccionistas de obras chinas, afirmó Yang Weiming, un ex editor artístico de prensa que ahora comercia con obras de arte.

«La protección de nuestras reliquias está estrechamente ligada a la fortaleza de la nación. A medida que China se fortalezca, más empresas estatales y privadas dirigirán sus ojos a esos artefactos», añadió Yang.

Si bien muchos objetos chinos fueron llevados al exterior a través de procedimientos comerciales legales, una gran cantidad de tesoros fueron saqueados por potencias occidentales en la guerra de 1840, que obligó a la China imperial a romper su aislamiento.

A comienzos del siglo pasado, exploradores europeos y japoneses excavaron los tesoros de la Ruta de la Seda y revelaron los misterios de sus civilizaciones, pero también se llevaron muchas reliquias preciosas.

El explorador ruso Pyotr Kozlov, el estudioso británico Sir Auriel Stein y otros que los siguieron, son recordados todavía en China como «ladrones» que se llevaron infinidad de intrincados manuscritos y pinturas.

Entre las grandes pérdidas sufridas a manos de Occidente figura el saqueo del Jardín del Esplendor Perfecto del antiguo palacio de verano de Beijing.

Tres cabezas de animales en bronce fueron robadas de ese jardín en el siglo XIX, y los chinos las consideraban el último símbolo de la humillación nacional por la debilidad imperial.

Los objetos fueron saqueados por fuerzas británicas y francesas que invadieron la antigua Pekín y quemaron el palacio imperial durante la segunda Guerra del Opio.

Tras 140 años de exilio, las reliquias fueron recuperadas en mayo último, cuando las firmas Sotheby’s y Christie’s las ofrecieron en subasta pública en Hong Kong.

Beijing condenó la iniciativa de ambas casas de poner las cabezas en remate, pero las advertencias de la Administración Estatal de Bienes Culturales no disuadieron a las firmas de seguir con la venta.

A último momento, las tres piezas de bronce se adjudicaron a China Poly Group Corp., una gigantesca empresa estatal, por cuatro millones de dólares, un precio mucho más alto del previsto.

La exhibición de las piezas en el Museo de Arte Poly, que terminó en junio, atrajo multitudes que desafiaron las altas temperaturas para echarles un vistazo.

Los tres tesoros imperiales saqueados y recuperados son las cabezas en bronce de un buey, un tigre y un mono que una vez integraron la fuente del Zodíaco, en el antiguo palacio de verano.

El publicitado acontecimiento reanimó el debate entre académicos y comerciantes de arte acerca de muchos artefactos chinos preciosos que están perdidos en el extranjero, y si vale la pena que el gobierno gaste enormes sumas de dinero y envíe emisarios para recuperarlos.

«El despojo de estos tres tesoros nacionales por las fuerzas británicas y francesas en 1860 simbolizó un siglo de humillaciones, sangre y lágrimas para la nación», dice el folleto que se entregaba a cada visitante en la entrada del Museo de Arte Poly.

También se remató un jarrón de la dinastía Qing que, según se cree, había sido robado del mismo palacio de verano. El jarrón de la dinastía Qing resultó adquirido por una compañía de reliquias de Beijing, por el precio también asombroso de 2,7 millones de dólares.

Lo que importa no es el valor de esas reliquias, sino el daño que se habría producido a la imagen nacional si China hubiera permitido que los objetos quedaran en manos extranjeras nuevamente, señaló el profesor Qin Dashu, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Beijing.

«Hubo tanto clamor de la prensa sobre estos tesoros que la gente no comprende su valor real», agregó Qin. «En efecto, los tres objetos de bronce representan un aspecto marginal y no central de nuestra cultura artística».

Las tres cabezas de bronce habían sido diseñadas por jesuitas italianos y desplegadas en uno de los pabellones de estilo occidental del antiguo palacio de verano, en cambio el jarrón era un ejemplo más típico del arte chino clásico, observó Qin.

«China no es tan rica para gastar semejante cantidad de dinero en esos objetos. El tiempo de la recuperación de algunos objetos vendrá, pero creo que todavía es prematuro», expresó. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/ego/mlm/cr/00

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