(Arte y Cultura) BRASIL: Música y músicos de exportación

Biá vive en Francia desde la adolescencia, viaja de modo constante al resto de Europa y a Canadá, Japón y otros países, llevando canciones de Brasil a un público creciente y diversificado.

Beatriz Regina Krieger, cuyo apodo Biá ganó el acento oxítono francés, forma parte de una legión de cantantes y músicos brasileños que emigraron o iniciaron la carrera en el exterior, como un producto del éxito internacional de la música de este país.

La música popular brasileña de calidad disfruta hoy de más atención de empresas grabadoras, distribuidoras y medios de comunicación extranjeros que en el país, se quejan muchos comentaristas, cantantes y compositores.

Japón, pese a la distancia cultural y geográfica, es un mercado importante para casi todos los "embajadores" musicales.

Lisa Ono, nipobrasileña nacida en Sao Paulo, se hizo popular viviendo y cantando en la tierra de sus ancestros, donde ya lanzó una docena de discos, la mayoría de bossa nova, un género que dominó la canción brasileña en los años 60.

Sólo ahora Ono tendrá dos de sus discos distribuidos en Brasil por una pequeña compañía productora.

Un veterano compositor y cantante de la generación de los 60, Marcos Valle, dos veces por año hace espectáculos también en Japón. De sus 38 discos, 13 se hicieron en el exterior, su principal mercado en los últimos años.

Joyce es otra intérprete, que debido a la carrera vive más en el exterior que en Brasil. Desde los años 90 viene haciendo temporadas anuales en Japón, donde lanzó sus últimos discos, aunque tiene un gran público también en Estados Unidos y Europa.

Mientras estos últimos lamentan no tener en Brasil la acogida que conquistaron muchos años atrás, jóvenes y poco conocidos cantantes saludan la oportunidad de iniciar o impulsar sus carreras en países lejanos.

Es el caso de Pedro Luís y su banda Parede, Bia Grabois y Arícia Mess, los tres con sus primeros discos lanzados en Japón, según informó el miércoles el diario Jornal do Brasil.

Pero la historia de Biá es típica de una generación que desarrolló su vocación musical en el exterior.

A los 17 años interrumpió sus estudios en la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de Sao Paulo para, con un grupo de colegas, aventurarse en Europa presentando la música brasileña en bares, plazas, estaciones del tren subterráneo y otros espacios públicos.

Luego sus compañeros regresaron a Brasil y ella se quedó en Francia, con la guitarra que aprendió a tocar desde niña.

Hoy, a los 33 años de edad, ya tiene su carrera consolidada con la edición de dos discos de venta razonable, uno de ellos premiado en Francia por su calidad en 1998, y constantes exhibiciones en otros países.

Biá comenzó por interpretar básicamente las canciones del compositor Chico Buarque, de las cuales hizo versiones en francés.

En su segundo disco incluyó composiciones propias. Cuenta con su propia banda, en que su esposo es flautista y el percusionista un brasileño, origen que parece indispensable para la autenticidad del ritmo.

Una experiencia similar, pero en Gran Bretaña, vive Monica Vasconcelos, una joven cantante de Sao Paulo que encabeza la banda As Meninas, acompañada por un brasileño, un británico y una alemana, con una interpretación jazzística de canciones brasileñas.

Esa multiplicación de brasileños actuando, y en muchos casos viviendo, más afuera que en el país, se debe a productores de discos que se especializaron en música brasileña, tras apasionarse por ella.

Un ejemplo es Joe Davis, un inglés que pasó años visitando Brasil a la caza de novedades para lanzar en su país.

En Estados Unidos, la firma productora Ziriguiboom revela su afición en el nombre, una referencia a ziriguidum, conocida onomatopeya de la percusión del carnaval carioca.

Una de sus cantantes es Bebel Gilberto, hija del principal cantante de la bossa nova, Joao Gilberto. Vive hace nueve años en Nueva York y espera, desde allá, repercutir en Brasil.

"Brasil está de moda en el mundo", dijo Bebel Gilberto a Jornal do Brasil para explicar el éxito de su primer disco, "Tanto tiempo", en Estados Unidos y de sus colegas brasileños en muchos otros países.

La bossa nova, una variación de la samba con mucha influencia del jazz, está por detrás de ese auge mundial de la música brasileña. A los japoneses les gusta su alegría, transmitida de manera más calma que el ritmo agitado de la samba original y del carnaval brasileños, explica Ono.

Surgida al final de los años 50, como reflejo de los "años dorados" de la clase media urbana de Brasil, especialmente en Río de Janeiro, la bossa nova logra una comunicación más fácil con los consumidores internacionales, en particular de los países más ricos.

Por eso sigue conquistando aficionados en todas partes del mundo e introduciendo otros ritmos y estilos brasileños, aunque ya no cuenta con la misma popularidad que obtuvo en Brasil hace 40 años. (FIN/IPS/mo/dm/cr/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe