La visita realizada hoy a Brasilia por la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Madeleine Albright, evidencia el liderazgo logrado por Brasil en América del Sur.
Las reuniones en Brasilia con el presidente Fernando Henrique Cardoso y el canciller Luiz Felipe Lampreia revelaron más discrepancias que convergencias entre los dos países, aunque Albright trató de destacar las coincidencias en defensa de la democracia, el libre comercio y el desarrollo sustentable.
«Brasil no tiene el mismo grado de compromiso de Estados Unidos en el programa de combate al narcotráfico en Colombia», dijo Lampreia, apartándose de la actuación de Washington, involucrado en el país andino con ayuda militar y ahora con un aporte de 1.300 millones de dólares.
El canciller brasileño destacó que su gobierno, en cambio, apoya el proceso colombiano de paz y consolidación democrática, «de acuerdo con la decisión de la Organización de los Estados Americanos» (OEA).
Ante el permanente rechazo de Brasilia, ya no se repiten las presiones estadounidenses por una mayor participación, incluso con las Fuerzas Armadas, en la lucha contra el narcotráfico dentro y fuera de Brasil.
Brasil ya manifestó también su oposición al uso de armas bacteriológicas para destruir siembras de coca en Colombia, entre otras divergencias en materia de drogas ilícitas, como el reclamo de mayor responsabilidad de los países ricos en el combate al consumo en sus propios mercados.
La gira de Albright por Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Bolivia ocurre dos semanas antes de la Cumbre Sudamericana, promovida por el gobierno brasileño y fijada para el 31 de agosto y 1 de septiembre en Brasilia, como paso para una integración política y comercial de la región.
Albright dijo que esa reunión «no preocupa» al gobierno estadounidense. La iniciativa de Cardoso solo merece aplausos, aseguró la secretaria de Estado, aunque el objetivo brasileño sea el de fortalecerse ante la hegemonía estadounidense en la negociación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
La situación política en Perú y Venezuela también es materia de presión de Brasil a Estados Unidos. En relación con el primero, Albright dijo que le falta un Poder Judicial autónomo y fuerzas armadas bajo autoridad civil.
La actuación brasileña en la OEA ayudó a evitar las sanciones económicas pretendidas por Estados Unidos, por considerar no democráticas las elecciones en que el presidente Alberto Fujimori conquistó su tercer mandato este año.
Albright trató también de despejar roces en relación con la integración comercial hemisférica, afirmando que los dos bloques sudamericanos, el Mercado Común del Sur y la Comunidad Andina de Naciones, «son piezas de la construcción del ALCA, no obstáculos».
Pero desde el inicio de las negociaciones continentales están claros los matices que confrontan los dos países, con Brasil tratando de ganar tiempo para acumular fuerzas en el Mercosur y también en negociaciones con la Unión Europea, antes de las definiciones finales del ALCA.
Los conflictos comerciales entre Brasil y Estados Unidos contribuyen en las disputas, que no estremecen las relaciones bilaterales, pero ayudan a hacerlas más horizontales que en el pasado.
Albright insistió en rechazar acusaciones de proteccionismo, afirmando que su país es totalmente abierto al comercio, a punto de soportar un déficit anual de 300.000 millones de dólares.
Pero Brasil cuestiona barreras específicas que afectan a los productos brasileños más competitivos, como el jugo de naranja, el azúcar, el tabaco y los aceros, sometidos a elevados gravámenes bajo varios conceptos.
La gira de Albright, sin embargo, pierde alguna importancia por el hecho de que se cumple en los últimos meses de su gestión, ante la próxima sucesión presidencial en Estados Unidos como resultado de las elecciones del 7 de noviembre.
Pero la visita a Argentina y Brasil ocurre en un momento de nuevos conflictos entre los dos socios mayores debilitan el Mercosur. Coincidentemente en estos dias representantes de ambos países intentan superar diferencias en relación con el comercio de vehículos, azúcar, aceros y calzados.
La estrategia brasileña, de unión sudamericana ante el poder de Estados Unidos sufre otras amenazas, como la dolarización ya adoptada en Ecuador y siempre esgrimida como posibilidad por Argentina en momentos de dificultades. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/00