El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, llegó hoy a Tanzania procedente de Nigeria, en un itinerario que fue interpretado como un nuevo desaire al gobierno de Kenia, otrora aliado clave de Washington.
Pero los políticos keniatas «no supieron leer el mensaje o se hacen los tontos», según el diario People Daily.
Clinton llegó este lunes al centro turístico de Arusha, en el norte de Tanzania, para asistir a la firma de la paz entre las 19 facciones enfrentadas armas en mano desde hace siete años en Burundi.
El mandatario estadounidense fue invitado por el principal mediador en el conflicto, el ex presidente sudafricano Nelson Mandela. Se trata de la última gira de Clinton a Africa antes de que entregue el gobierno en enero próximo a su sucesor aún no electo.
El presidente estadounidense aprovechó la ocasión para dar su aval a países como Nigeria, que viven procesos de restauración democrática y reclaman alivio para la pesada deuda externa.
La secretaria de Estados (canciller) estadounidense Madeleine Albright ya había manifestado su insatisfacción por las reformas políticas y económicas en Kenia en 1998, cuando visitó el país luego de los atentados cometidos por militantes islámicos contra las representaciones de Washington en Nairobi y Dar es Salaam.
Pero las molestias no se limitan a Estados Unidos. Incluso el ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, en 1998, y su sucesor, Thabo Mbeki, este año, llegaron a alegar fatiga para negarse a descender del avión cuando debieron realizar en Kenia aterrizajes técnicos en viajes internacionales.
El prestigio internacional de Kenia se deterioró al punto que hoy se la compara con la soledad de Nigeria durante la dictadura militar que gobernó Sani Abacha hasta su muerte en junio de 1998, según John Ghitongo, director en Nairobi de la organización no gubernamental anticorrupción Transparencia Internacional.
«El mensaje es claro. Estados Unidos no toma a Kenia en serio, y no hará mucho por este país hasta que (el presidente Daniel Arap) Moi se vaya», dijo Ghitongo a IPS.
Kenia acaba de restablecer sus relaciones con el Banco Mundial y con el Fondo Monetario Internacional (FMI) luego de tres años de suspensión por casos de corrupción, y una visita del presidente estadounidense, aunque hubiera sido breve, habría mejorado su imagen internacional.
Nairobi presionó hasta fines de la semana pasado para ser incluido en el itinerario de Clinton. Pero el presidente Moi debió negociar una reunión con su par estadounidense en Arusha, el mismo mecanismo al que debió apelar cuando Clinton visitó la vecina Uganda en 1998.
People Daily atribuyó el desaire de Washington a los malos antecedentes de Kenia en materia de derechos humanos.
«La continua falta de preocupación de Kenia por el bienestar de sus ciudadanos en materia de derechos humanos y democráticos y su corrupción institucionalizada llevaron al país a perder su estatus de 'país de ojos azules'», según el periódico.
«El mundo cambia alrededor nuestro pero nuestros líderes no se dan cuenta. Kenia aprenderá la lección del peor modo», sostuvo Ghithongo.
Esta es la segunda vez que Clinton visita Africa oriental sin visitar Kenia, que con 26 millones de habitantes es uno de los países más poblados de la región (Etiopía tiene 54 millones y Tanzania, 29 millones).
En 1998, el presidente estadounidense efectuó una gran gira africana que incluyó Ghana, Senegal, Ruanda, Sudáfrica y Uganda, donde asistió a una cumbre regional a la que también asistió Moi.
La amistad de Nairobi con Washington y con Occidente en general comenzó a declinar con el fin de la guerra fría, a comienzos de la década del 90.
En las dos décadas anteriores, Kenia era considerada uno de los principales aliados de la región, con un papel clave en la conflagración entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Se trataba de una isla de paz en un mar de caos. Además, cumplió funciones de mediador en numerosos conflictos regionales.
El gobierno de Moi tiene hoy dificultades políticas y económicas, tanto en lo interno como en lo externo.
Las reformas constitucionales dirigidas a mejorar la situación de los derechos humanos y el desarrollo social han sido un proceso lento y doloroso desde que Moi propició la instauración de la democracia multipartidaria en 1992.
Pero, por ejemplo un acto opositor acabó el fin de semana con dos muertos, en actos de violencia atribuidos a la juventud de la gobernante Unión Nacional Africana de Kenia.
Para Nigeria, la visita fue menos de lo esperado. El gobierno del presidente Olusegun Obasanjo reclama la cancelación de la deuda externa y mejoras a los vínculso económicos, pero Clinton no fue específico al respecto más que promesas de interceder ante el Club de París y ante el Grupo de los Ocho.
Clinton también ofreció 21 millones de dólares para ayudar a Nigeria a combatir el sida y otras enfermedades contagiosas. El sida afecta cinco millones de nigerianos.
El mandatario también se comprometió a aportar 3.500 millones de dólares a los sectores de transporte y aviación, así como fondos para revitalizar el sector petrolero del primer productor de crudo africano. (FIN/IPS/tra-eng/ja-ro/sm/mj/ip hd if/00