VENEZUELA/ELECCIONES: Dos militares protagonizan justa democrática

La mayoría de los 11,7 millones de votantes que podrían acudir a las urnas en Venezuela este domingo enfrentan un panorama peculiar: por primera vez en 42 años de democracia deberán elegir un presidente entre dos militares retirados y ex golpistas.

Los tenientes coroneles retirados Hugo Chávez y Francisco Arias acaparan la atención en la carrera por la Presidencia, por encima del tercer contendor, Claudio Fermín, quien según todos los sondeos previos a la elección no tendría oportunidades de ganar.

Fermín ha señalado que optar por su propuesta presidencial equivale a escoger el "voto civil" y también ha destacado que los dos principales contendores fueron catapultados a la escena política por un fallido golpe de Estado en 1992.

Pero las preferencias para Arias y Chávez tienen que ver precisamente con su participación en ese golpe, cuya influencia sobre la actual democracia venezolana es visible ocho años después: tras un proceso de intensos cambios políticos, este país está al borde de una profunda renovación institucional.

Los dos militares retirados son participantes activos del cambio, que ha relegado a una tenue oposición a los partidos tradicionales -Acción Democrática (socialdemócrata) y Copei (democristiano)-, que protagonizaron los primeros 40 años de democracia.

Hasta ahora, los aspirantes con opción a triunfo en las elecciones presidenciales venezolanas siempre habían sido civiles, con la excepción de los comicios de 1998, justamente cuando Chávez obtuvo un claro triunfo que lo catapultó al gobierno en febrero de 1999.

Este domingo, Venezuela celebrará elecciones para elegir presidente, parlamentarios, gobernadores, legisladores estaduales y alcalde. Pero sin duda la competencia por la Presidencia es la que acapara un mayor interés por parte de los habitantes de este país.

La mayoría de los venezolanos vio por primera vez a los dos principales candidatos presidenciales en televisión durante las horas que siguieron al fallido intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992. Aparecieron en traje de camuflaje, derrotados tras un acto sin precedentes en un país democrático desde 1958.

En ese momento, las fuerzas del gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez le concedieron a Chávez, encargado de la rebelión en Caracas, la oportunidad de un discurso de rendición en el cual dijo que el proceso de transformaciones inspirador del golpe estaba paralizado "por ahora".

Los aspirantes presidenciales y otros participantes en la asonada pagaron hasta dos años de cárcel y fueron dados de baja en el momento de su liberación.

Arias, un experto en artillería y misiles de 49 años, profundamente católico, concentró su actividad en el estado occidental de Zulia, donde ejerció como gobernador respaldando las propuestas de cambio político de su anterior compañero de armas y de golpe.

Por su parte Chávez, un paracaidista que cumplió 46 años este viernes, se integró a un movimiento político que a la larga le sirvió de plataforma para llegar al poder por la vía electoral, con el anunciado propósito de "refundar" la democracia.

Los dos tenientes coroneles se consideraban "hermanos del alma", pero en febrero de este año, cuando se hizo público el distanciamiento de Arias del proyecto de Chávez, también se supo que desde el mismo momento del golpe habían tenido visiones distintas.

En marzo, Arias decidió lanzarse a la carrera presidencial en abierto desafío a Chávez, quien posteriormente lo consideró un "judas".

Chávez ha ejercido un gobierno caracterizado por un alto grado de confrontación política que alcanza sus máximos niveles en tiempo de elecciones. En la última campaña lanzó advertencias contra la oligarquía venezolana y acusó a sus críticos de "contrarrevolucionarios".

El actual mandatario, quien según las encuestas acapara más de 50 por ciento de la intención de voto de 11,7 millones de electores convocados para este domingo, introdujo un estilo de gobierno militar en una democracia de fuerte carácter civil.

Los militares ocupan ahora numerosos puestos públicos que antes siempre eran ejercidos por civiles, y son protagonistas principales de los programas sociales del gobierno.

Chávez, entretanto, suele aprovechar su condición de comandante en jefe para ejercer su derecho a utilizar el uniforme de teniente coronel en actos públicos. "Me pongo el uniforme cuando me dé la gana", comentó al cierre de la campaña este jueves, en respuesta a las crisis por ese hábito.

El favortito para las elecciones ha dicho reiteradamente: "soy un soldado". (FIN/IPS/lc/ag/ip/00

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