Los habitantes de Venezuela fueron sometidos hoy a una sobredosis de mensajes políticos, en el último día de la campaña para las elecciones del domingo, que marcó el principio del fin del proceso comicial más traumático recordado en este país.
Los 11,7 millones de votantes convocado deberán elegir presidente, los parlamentarios nacionales y los representantes de Venezuela en los parlamentos Andino y Latinoamericano, gobernadores, legisladores estaduales y alcaldes, según lo dispuesto por la Constitución vigente desde diciembre.
"Estamos conduciendo al país hacia las elecciones", aseguró este jueves el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), César Peña, quien ha intervenido en varias oportunidades para garantizar que existen condiciones adecuadas para la votación.
Peña intenta contrarrestar versiones sobre inconsistencias tecnológicas y de falta de control, divulgadas después de la suspensión de la convocatoria original a estas elecciones, que debían realizarse el 28 de mayo.
Faltaban poco más de 48 horas para la jornada electoral y era precisamente el último día de campaña cuando el Tribunal Supremo de Justicia suspendió los comicios, por considerar que no existían condiciones técnicas para realizarlos con éxito y que la población no estaba informada sobre el proceso.
"Este es un proceso electoral inédito, nunca nos habían suspendido una elección", comentó el director de la firma encuestadora Consultores 21, Saúl Cabrera, quien consideró que las dificultades podrían influir ahora en un aumento de la abstención.
El funcionamiento de la tecnología es crucial para las elecciones, pues 90 por ciento de los votantes utilizan máquinas para sufragar, y por lo tanto la lectura y el conteo de los resultados es automatizado.
El fracaso de la convocatoria de mayo fue atribuido principalmente a fallas en la elaboración de las bases de datos relativos a los 30.000 candidatos, lo cual impidió habilitar las máquinas e hizo fracasar los simulacros electorales.
De acuerdo con el CNE, los simulacros para este nuevo intento fueron exitosos, y Peña ha asegurado que las máquinas están habilitadas para recibir los sufragios.
El equipo encabezada por Peña se hizo cargo del CNE después del estrepitoso fracaso del 28 de mayo y con la misión de salvar un proceso electoral, el más relevante en los 42 años de democracia en Venezuela, que parecía condenado.
La renovación de todos los cargos electivos es vista como la culminación de una etapa de transición y la inauguración formal de la República Bolivariana de Venezuela consagrada en la primera línea del artículo 1 de la nueva carta fundamental.
Las medidas de emergencia tomadas incluyeron la división de los comicios convocados originalmente. La elección de concejales y juntas parroquiales, que por la cantidad de candidatos es de gran complejidad, se realizará en octubre.
También se decidieron medidas de control, se invitó a observadores internacionales y nacionales que supervisarán la votación del domingo, y se dieron a conocer cifras: el fracaso de mayo causó la pérdida de 80 millones de dólares, y las dos jornadas electorales ahora previstas costarían 120 millones adicionales.
El CNE tuvo sólo unas pocas semanas para renegociar los contratos de tecnología, asignados a la empresa española Indra, y para imprimir unos 16,5 millones de boletas de votación en Estados Unidos.
Así mismo, en el plazo de dos meses debió realizar una campaña de información y estímulo a los votantes y publicar los datos de los candidatos y las instrucciones para votar.
Al borde de la culminación del proceso, la polémica se concentra en la negativa del CNE a realizar una auditoría "en caliente", que consistiría en comprobar la fidelidad de las máquinas de votación apenas cierren las mesas el domingo.
Peña aseguró que la auditoría se llevará a cabo 24 horas después, el lunes, y consistirá en comprobar con un recuento manual el funcionamiento de algunas máquinas elegidas al azar. A su juicio, no es posible la comprobación "en caliente", pues en la noche del domingo debe haber una sola fuente de información sobre resultados, que será el propio CNE.
También se ha informado que tres días antes de las elecciones hay retraso en la capacitación de los miembros de mesa encargados de orientar la votación. La prensa aseguró este jueves que sólo han sido entrenadas y capacitadas 51.000 de las 83.000 personas convocadas.
Entre tanto, las fuerzas políticas participantes en la contienda intensificaron sus mensajes proselitistas durante la última semana, ante del fin de la campaña electoral, fijado para la medianoche de este jueves.
Caracas fue paralizada el miércoles por los masivos actos de cierre de campaña de los dos principales candidatos a la presidencia, el actual mandatario Hugo Chávez y Francisco Arias. Los dos contendientes son militares retirados y en 1992 compartieron el liderazgo de un fallido golpe de Estado.
Chávez, quien asumió el poder en febrero de 1999 tras obtener un contundente triunfo electoral, considera los comicios de este domingo la culminación de un proceso de cambios políticos enmarcados en lo que ha definido como "una revolución pacífica y democrática". (FIN/IPS/lc/ff/ip/00