Los habitantes de Venezuela comenzaron a sentir los primeros ventarrones de una campaña electoral de casi un mes de duración, mientras las autoridades organizadoras de los comicios luchan contra el tiempo, acuciadas por la necesidad de evitar un nuevo fracaso.
Dentro de cuatro semanas, el 30 de julio, los 11,7 millones de votantes venezolanos deberán acudir a las urnas para concretar el fracasado llamado a elecciones del 28 de mayo, pero antes deberán soportar la segunda campaña en menos de tres meses, con sus caravanas de autos, mitines y toneladas de afiches.
"El país está bastante saturado de campañas", advirtió este lunes el presidente de la Comisión Legislativa, Luis Miquilena, quien de esa forma confirmó la molestia del poderoso oficialismo por la reanudación de la contienda política.
La forma tenue en que se reanudó la campaña el sábado puso en evidencia que la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) tomó por sorpresa a la mayor parte de los actores políticos, que esperaban un periodo de propaganda más corto en el marco de un proceso de gran complejidad.
"Me parece un exceso. El país está harto de la cosa política y quiere salir de esto", agregó Miquilena en comentarios a los reporteros. Otros portavoces políticos han coincidido en las críticas, asegurando que el organismo electoral venezolano cedió a presiones de algunas fuerzas políticas.
Pero la decisión del CNE de autorizar la campaña respondería al interés del organismo de mantenerse al margen de los conflictos por actos ilegales de campaña, cada vez más difíciles de contener, y de concentrarse en la preparación técnica de los comicios.
El CNE también espera que una campaña más extensa también permita mejorar la exposición de candidatos con pocos recursos o de aquellos que ya gastaron la mayor parte de sus fondos en la campaña original, y que los perdieron cuando se anunció el fracaso de la convocatoria.
La decisión del Tribunal Supremo de suspender las elecciones del 28 de mayo se produjo el día 25 de ese mes, justo cuando concluía la campaña autorizada por el CNE con grandes actos y pronunciamientos en el marco de un proceso que convocaba a más de 30.000 candidatos.
Esa suspensión judicial, sin precedentes en más de 40 años de democracia venezolana, afectó a las más grandes elecciones convocadas en este país para elegir presidente, parlamentarios, gobernadores, legisladores regionales, alcaldes, concejales y juntas parroquiales.
El objetivo de esos comicios, que por sus dimensiones fueron denominadas como "megaelecciones", era el de renovar los poderes públicos con el objetivo de adaptarlos a la nueva Constitución vigente desde diciembre.
El máximo tribunal decidió suspender la convocatoria original ante la evidencia de fallas técnicas y escasa información a los electores, lo cual detonó un alto grado de conflictividad politica que incluyó el reemplazo de la directiva del CNE por un equipo más técnico.
Pero ese equipo formado por personalidades independientes sin cuestionamientos políticos ahora corre contra el tiempo para tratar de evitar una nueva suspensión de los comicios, si no logran subsanar los errores relacionados con los mecanismos de votación.
"Queremos saber si podemos ahorrarnos una nueva frustración que sería negativa para el país", comentó el candidato presidencial Claudio Fermín, quien le pidió "sinceridad" al CNE. Consideró que probablemente el organismo comicial "está nervioso".
De acuerdo con informaciones divulgadas por la prensa local, el cronograma de preparación de las elecciones del 30 de julio está retrasado hasta cinco días, un plazo importante para un organismo que debió rehacer el proceso comicial en apenas unas semanas.
Los retrasos se produjeron en la depuración de la base de datos, en la impresión de boletas y en la habilitación de las máquinas de votación automatizada, utilizadas para el sufragio de más de 90 por ciento de los electores convocados.
Tampoco existe claridad sobre la capacidad del organismo para informar adecuadamente a los votantes sobre los candidatos en disputa y la forma de sufragar. Además, se denunció problemas para convocar a los miembros de las mesas de votación.
Fermín consideró este lunes que la directiva actual del CNE venezolano heredó los problemas de la fracasada administración anterior, pero consideró que entonces sería necesario asumir los retrasos y evaluar la conveniencia de mantener la convocatoria para el 30 de julio.
El CNE decidió partir en dos el proceso electoral original. A fines de este mes los venezolanos elegirán presidente, parlamentarios, gobernadores, legisladores regionales y alcaldes, mientras que los concejales y juntas parroquiales serían votados en otro proceso el 1 de octubre.
El gobierno de Chávez ha planteado la necesidad de realizar los comicios tan pronto como sea posible, con el fin de culminar con la "transición" política.
Chávez, quien asumió en febrero de 1999 y ahora aspira a la relegitimación como presidente, auspició desde entonces un proceso de cambios basado en la nueva Constitución cuyo objetivo sería lograr una "refundación" de la democracia venezolana.
El principal retador de Chávez es su ex compañero militar Francisco Arias, con quien compartió el liderazgo de un fallido golpe de Estado en 1992.
Fermín, un ex socialdemócrata, completa la lista de aspirantes a la Presidencia, aunque según las encuestas tendría menos de cinco por ciento de los votos. (FIN/IPS/lc/mj/ip/00