La tensión crece en la frontera entre Birmania y Tailandia mientras dos grupos étnicos armados se preparan para una "guerra por poder" entre ambos países vecinos del sudeste asiático.
El Ejército Unido del Estado Wa (EUEW), respaldado por el gobierno de Birmania, movió a miles de soldados y civiles hacia zonas antes controladas por el grupo étnico shan, lo que podría causar un conflicto con el Ejército del Estado Shan, contrario a Rangún y armado secretamente por el ejército tailandés.
Si estalla la guerra, se prevé que miles de civiles, tanto shan como wa, cruzarán la frontera hacia Tailandia como refugiados.
Sin embargo, los analistas descartan cualquier confrontación directa entre los ejércitos tailandés y birmano, porque actualmente "ninguno de ellos está preparado para las consecuencias".
El principal motivo del conflicto entre ambas comunidades étnicas son los intentos del EUEW por tomar el control de los centros de producción de narcóticos dentro de territorio shan, a lo largo de la frontera.
Aunque el Ejército del Estado Shan (EES) es sucesor del Ejército Muang Tai, liderado por el zar de la droga Khun Sa hasta que se rindió al gobierno birmano en 1995, ahora afirma estar en contra del comercio de drogas y lanzó una campaña contra la producción de narcóticos en las áreas bajo su control.
Pero otra causa no tan evidente, señalaron analistas, es el intento del gobierno militar birmano por enfrentar al EUEW contra el EES, uno de los pocos grupos étnicos que todavía luchan con las armas contra Rangún por su autonomía.
En la última década, los restantes grupos étnicos de Birmania firmaron acuerdos con el gobierno y renunciaron a sus antiguas demandas de autonomía o independencia.
"A largo plazo, el plan birmano consiste en reemplazar a todos los grupos étnicos fronterizos hostiles al gobierno por otros que sean sus partidarios y creen así una especie de amortiguador contra el ejército tailandés", declaró un diplomático asiático en Chiang Mai.
Si tiene éxito, este plan significará una reversión de otro implementado por pasados gobiernos tailandeses, que respaldaban a varios grupos rebeldes para mantener a raya al ejército birmano.
Tailandia y Birmania comparten una larga frontera de 1.700 kilómetros, en gran parte mal señalizada, y que podría transformarse en un centro de conflicto armado entre ambos países.
Para las autoridades tailandesas, una razón más inmediata para respaldar al EES es su enojo contra el EUEW, al que consideran responsable de inundar a Tailandia con metanfetaminas.
Conocidas popularmente como "ya baa" o "droga loca", las metanfetaminas se han transformado en una amenaza para el tejido de la sociedad tailandesa.
El número de adictos aumentó a más de un millón en la última década. Según la Oficina para el Control de Narcóticos de Tailandia, se confiscaron seis millones de píldoras en 1995, y 48 millones en 1999.
Aunque la junta militar de Birmania proclamó una guerra contra la producción de drogas dentro de su territorio, las autoridades tailandesas creen que ocultamente respalda la producción por los grupos étnicos wa y kokang. Las bases de éstos están cerca de la frontera birmano-china.
La policía y agencias militares de Tailandia sellaron virtualmente varias provincias fronterizas con Birmania en los últimos dos años, en un intento por impedir el ingreso de "ya baa" hacia el norte del país.
Pero esos esfuerzos no pudieron contra los narcotraficantes, que desde mediados del año pasado desviaron su tráfico por el noreste de Tailandia.
"Nuestros pares birmanos sostienen que cooperan con nosotros en la lucha contra las drogas, pero no parecen capaces de detener la producción en las áreas bajo su control", señaló el general Jamlong Phothong, subcomandante de la tercera división del ejército de Tailandia, que opera en la parte norte de la frontera binacional.
Phothong sugirió que los comandantes birmanos son cómplices de los jefes wa del narcotráfico.
Una preocupación inmediata para las autoridades tailandesas es el posible ingreso de unos 200.000 montañeses wa, akha y lahu, que llegarían desde la frontera chino-birmana hacia la nueva ciudad de Mong Yawn, cerca de la frontera birmano-tailandesa.
Aunque Rangún y los líderes del EUEW justificaron la reubicación de personas para apartarlas del cultivo de opio, muchos creen que se trata de otro paso en la guerra por poder contra el EES y Tailandia.
"El EUEW está consolidando su poder político, económico y militar, y se vale de civiles inocentes para adquirir nuevos territorios al sur de su base tradicional", acusó un investigador establecido en Chiang Mai.
Para contrarrestar estos movimientos políticos y militares, el ejército tailandés entrena y arma al EES, al que considera la única fuerza capaz de detener el avance del EUEW.
Aunque el EUEW cuenta con 15.000 hombres y el EES solo 5.000, éste se beneficia del suministro de armas más avanzadas por el ejército tailandés.
Estrategas tailandeses creen que si el gobierno no respalda al EES, los rebeldes serán aplastados por las fuerzas combinadas del EUEW y el ejército birmano.
Como resultado, habría fuerzas hostiles a Tailandia sobre la frontera, y un gran influjo de refugiados hacia este país.
Organizaciones internacionales de derechos humanos ya denunciaron el desplazamiento dentro de Birmania de varios cientos de miles de aldeanos shan a causa de los combates entre el EES y fuerzas del gobierno birmano.
Comandantes del EES acusaron al ejército birmano de separar familias deliberadamente y desplazarlas para impedir que apoyen a los rebeldes.
La llegada de grandes números de refugiados al norte de Tailandia agravaría la ya volátil situación en la zona, donde otros cientos de miles de montañeses viven precariamente y sin documentación. (FIN/IPS/tra-en/ss-as/js/mlm/ip/00