La pandemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) crece sin control en Africa gracias a la pobreza, la desnutrición y la enorme deuda externa que paraliza las economías de este continente.
El sida, que azota a la humanidad desde hace 20 años, hoy se considera en Occidente como una enfermedad crónica gracias a la disponibilidad de costosos tratamientos que prolongan y mejoran la calidad de vida del paciente.
Pero en Africa, las generaciones productivas actual y futura parecen condenadas por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
En el hospicio Cotlands para niños con sida, en Johannesburgo, una cama más estará vacía en poco tiempo.
Un pequeño bebé yace agonizante en esa cama mientras recibe únicamente cuidados paliativos, porque Cotlands no cuenta con medios para prolongar la vida de los pacientes.
El hospicio no dispone del llamado triple cóctel que ayuda a los infectados con VIH a vivir más y mejor en Occidente, ni de drogas antirretrovirales, como el AZT y la nevirapina, que pueden controlar la infección.
El Estado no puede financiar el costo de esas drogas, ni siquiera con el descuento de 75 por ciento ofrecido en mayo por empresas farmacéuticas multinacionales.
Por lo tanto, el bebé de Cotlands morirá sin remedio, en un continente donde nacen nueve de cada 10 niños nacidos con sida.
Mientras, los hijos de los 13,7 millones de madres y padres africanos que ya murieron de sida vagan por las calles, desde Lusaka hasta Lagos. Sin la protección de una familia y con mínimas posibilidades de educación, forman una generación condenada.
Africa corre peligro de perder la actual fuerza de trabajo y también la de la próxima generación.
En Sudáfrica, por ejemplo, el número de muertes ya supera al de nacimientos, y en las granjas de Kenia, más trabajadores se retiran por enfermedad que por edad de jubilación.
Así mismo, estudios del sector privado en varios países africanos revelan un aumento del ausentismo, del costo de la asistencia médica y de la mortalidad entre los trabajadores.
"Al desbordar los servicios sociales y de salud del continente, dejar millones de huérfanos y diezmar a los trabajadores de la salud y la educación, el sida provoca una crisis social y económica que a su vez amenaza la estabilidad política", advirtió Kofi Annan, secretario general de la ONU.
Annan habló en enero en la sesión especial del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para discutir la catástrofe del sida en Africa.
Los africanos mueren de sida en silencio, porque la enfermedad está muy estigmatizada y porque gran parte del continente está al margen de las noticias y de la agenda de la comunidad internacional.
Grandes laboratorios multinacionales prometieron en mayo reducir el costo de los medicamentos para el sida en 75 por ciento, pero hasta ahora ni un país africano aceptó la oferta, porque ni siquiera con ese descuento pueden adquirir las drogas.
Lo que se precisa es "sentarse a negociar un precio al que los fármacos puedan costearse realmente", según Salim Abdul-Karim, del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica.
Ni siquiera Sudáfrica, el país más rico de la región, puede hacerse cargo de más de cinco por ciento del costo de esos medicamentos, estimó.
Para que los africanos puedan beneficiarse de las revolucionarias drogas contra el sida, las compañías farmacéuticas deben autorizar la producción de sus medicamentos en Africa, opinó Abdul-Karim.
"No creo que debamos pedir dinero para los medicamentos, sino que los laboratorios deben otorgarnos la licencia", añadió.
Pero las negociaciones sobre leyes de propiedad intelectual están en una etapa tan preliminar que llevará años llegar a una solución, quizá más de lo que Africa puede esperar.
Los activistas exhortan a la ONU y los países industrializados a respaldar una iniciativa de científicos africanos para encontrar una vacuna adecuada a las cepas de este continente. Los trabajos comenzaron hace dos años y las pruebas empezarán en el 2001.
Las infecciones por VIH en Africa subsahariana superaron el año pasado en 300 por ciento a las de Asia meridional y el sudeste de Asia.
"La enorme brecha de los índices de infección y muerte entre países ricos y pobres, y en particular entre Africa y el resto del mundo, crecerá todavía más en el próximo siglo", vaticinó el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida.
En julio, representantes de numerosos gobiernos y organizaciones de lucha contra el sida se reunirán en Durban, Sudáfrica, para la Conferencia Mundial sobre el Sida.
Seguramente, la pandemia en Africa encabezará el orden del día de la conferencia. (FIN/IPS/tra-en/fk/sm/mlm/he-dv/00